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España España · Salusa Secundus
Voto de LordLeal:
6
Ciencia ficción. Thriller En un mundo futuro, un agente de policía es enviado a una remota colonia de Júpiter para investigar la sospechosa muerte de tres obreros en una mina. Su determinación a esclarecer lo sucedido pondrá su vida también en peligro, pero ni siquiera la orden de que abandone la investigación hace que desista en su empeño. (FILMAFFINITY)
21 de mayo de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
E aquí otra de las películas de principios de los ochenta nacidas clarísimamente a la vera del fenómeno Alien, el octavo pasajero (Ridley Scott, 1979), que tiene la peculiaridad además de ser un velado remake de otro clásico de los años 50, Solo ante el peligro (Fred Zinnemann, 1952), trasladando el género del western a las insondables fronteras de un oscuro, frío, descarnado y deshumanizado espacio exterior.

Y es que para entender Atmósfera Cero, hay que fijarse primero en lo que significó Alien para el género de la ciencia ficción de exploración espacial, pues sería esta primera que rompería con esa idílica y un tanto romántica e ingenua concepción de lo que sería el futuro de la humanidad entre las estrellas, para mostrar un retrato posiblemente más realista de lo que puede llegar a ser algún día esa hipotética realidad.

Ópera espacial aparte, si la visión de la exploración espacial que se mostraba en obras como 2001: Una odisea del espacio (Stanley Kubrick, 1968) entre alegres bailes de pequeños satélites artificiales y estaciones espaciales era más bien en asépticas naves de blanco nuclear dignas de los visitantes portadores de lejía del futuro, Alien fue la primera en imaginar la explotación (que no exploración por amor al arte) del espacio y sus recursos de una forma mucho más realista como algo sucio, peligroso, interesado, inquietante, y sobre todo pesadamente industrial y corporativista.

Dirigida por Peter Hyams, un entusiasta del cine espacial y la ciencia ficción que tiene curiosamente en su haber otro título como 2010: Odisea dos (1984), la trama nos transporta a la tercera luna por tamaño de Júpiter, Ío, en donde se asienta una colonia minera que explota los ricos yacimientos de titanio del satélite, tal y como la específica información sobreimpresa (tan parecida a la de los datos de la Nostromo en Alien) nos muestra. Las abundantes similitudes entre Alien y Atmósfera Cero son obvias, y es que como no, la explotación minera está bajo la tutela de la Con-Am, una corporación a lo Weyland-Yutani de Alien, y sus instalaciones son tan sucias, feas, deshumanizadas e industriales como la propia Nostromo.

Pero la trama de esta, más que sobre una cacería de bichos, gira en torno al Marshall William T. O’Niel (Sean Connery) y su año obligatorio de servicio en las instalaciones de Con-Am 27, en donde pronto descubre que múltiples casos de suicidio atribuidos en principio a locura espacial debida a las duras condiciones de trabajo, esconden en realidad algo más detrás… algo no obstante en lo que quizás no sea demasiado prudente indagar en un lugar en el que lo que quiere todo el mundo es pasar desapercibido y cobrar a fin de mes.

Una pregunta recurrente cuando se compara Alien con Atmósfera Cero, es la de por qué si Alien fue un éxito, Atmósfera Cero es más recordada con pena que por gloria. La respuesta es que siendo honestos la historia de Atmósfera Cero no resulta de gran interés, y en realidad a nadie importa más que a su propio protagonista que como íntegro policía se toma el caso tan a pecho, cuando en realidad, para como le dice todo el mundo, al final no cambiar nada y largarse sin conseguir nada, si acaso sobrevivir en un lío que se ha metido él mismo sobre el que no consigue ni llevar ante la ley al responsable de tanta oleada de suicido y psicopatía que en realidad no parece importar demasiado a nadie. Semejante panorama no es que transmita pintado así nada demasiado épico o memorable.

Para acabar, y siguiendo la tónica comparativa entre Alien y Atmósfera Cero, hay un último apartado en que de nuevo resulta más que obvia esta, por llamarla amablemente, inspiración en la película de Ridley Scott rodada solo dos años antes: la música de Jerry Goldsmith, presente en la banda sonora de ambos títulos, totalmente instrumental en ambos casos, y que en el caso de Atmósfera Cero recuerda en algunos cortes tanto a la de Alien, que juraría que Goldsmith se está autoplagiando.

No deja de ser curioso revisar una cinta tan descaradamente inspirada (por ser benevolente) en Alien, el octavo pasajero, y la estela del éxito que dejó tras de sí. Lástima que el interés por la trama no esté a la altura de ese sucio e industrial futuro, pues si como película policiaca y remake velado de Solo ante el peligro quizás no acabó de funcionar, otra historia de ciencia ficción más dura podría haber funcionado.
LordLeal
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