Win Wenders continúa su caída libre con una mediocre película, de las peores que he visto últimamente, que amenaza con emborronar por completo su, hasta hace no mucho, prometedora carrera.

Con la coartada de un alegoría política bastante obvia y bienintencionada, Wenders nos sirve un melodrama simplón, tosco y recurrente, con una trama insulsa, sin sustancia, que se acerca más a los títulos de A3 de los sábados por la tarde que a "En el curso del tiempo" o "París, Texas". Los personajes son puro cliché, caricaturas de las que se sirve para construir un alegato visto una y mil veces.

Desde el plano formal, resulta desquiciante. "Tierra de abundancia" auna muchos de los lugares comunes de cierto tipo de cine efectista muy en boga: estética couché a lo Winterbottom -pretende trasladar con un minimalismo ñoño lo que no consigue mediante el guión- y recurso constante al cajón de sastre de la música. Coño, que a mí también me encanta Looking for water, pero no es muy serio meter una canción cada 3 minutos.

En fin, a cada película Wenders se parece más al desquiciado que pretende retratar en esta película. Lástima.