Habanastation es una película conservadora "disfrazada" de "contestataria". Muestra sí las precarias condiciones de vida de amplios sectores de la población suburbana de La Habana y algunas conductas juveniles típicas de pandillas que casi no se diferencian de las del mundo capitalista.
Sin embargo, enmarcada en un aleatorio encuentro entre un púber de familia artística acomodada - quien encarna valores y conductas propias y universales del pequeño burgués individualista y reaccionario - con otro muy humilde, víctima de serios conflictos familiares, el director envía un mensaje subliminal que bien podría sintetizarse en el dicho con que he titulado: "Pobre, pero Limpito".
Es una película llevadera, emotiva, de producción modesta y resoluciones técnicas muy perfectibles, pero interesante. Muchos se han de quedar con la impresión de que el objetivo es mostrar como a medio siglo de la revolución, aún subsiste la pobreza - rayana con la miseria -, pero no es mi impresión.
Dado que la modestísima situación económico social de Cuba es inocultable hasta para sus propios gobernantes, al menos se financia un film que deposita los mejores valores solidarios en el niño pobre, su entorno, algunos entrañables personajes como su abuela, su maestra, sus vecinos, sus amiguitos y amiguitas, etc.
Según lo veo, el objetivo final no ha sido la denuncia, sino contrastar el demérito del individualismo burgués (léase "la propiedad privada") con el mérito de la disposición a compartir, fruto de la educación recibida de la revolución. Y pensándolo bien, puede que a consecuencia de la propia dialéctica elaborativa desplegada en este comentario, ahora yo mismo dude de si finalmente es una película conservadora... o todo lo contrario.
La recomiendo.