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Voto de Emilio Cappa Segis:
3
Thriller. Intriga Henry (Ryan Gosling), un joven mentalmente perturbado, le anuncia a Sam Forster, su psiquiatra (Ewan McGregor), que piensa suicidarse en un plazo de tres días, cosa que el psiquiatra intentará evitar. Por otra parte, Henry se dedica a enturbiar la relación de Sam con su novia Lila (Naomi Watts), pintora y antigua paciente suya. Poco a poco, la sólida y racional mente de Sam empieza a tambalearse. Sometido a situaciones cada vez más ... [+]
18 de noviembre de 2007
12 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tránsito es una de esas películas de suspense ¿psicológico? de estética glacial con personajes emocionalmente contenidos y diálogos tan fríos como la fotografía, todo muy cool. Lo peor de estas películas es que toda su gracia consiste en edificar la historia sobre un secreto que todos conocen excepto el protagonista (y el expectador), que deambula estúpidamente (con el expectador) a lo largo de la película hasta que un final deus est machina te permite "entenderlo todo" ("¡Claro, cuando la hoja del árbol asciende al cielo no era por el viento, sino porque aunque el actor pensaba que estaban en Nueva York él estaba en la Estación Espacial Internacional!"; "¡Claro, cuando pela la naranja y se hace un corte en el dedo era porque su padre era valenciano!"; o la más extendida: "¡Ah claro, ahora lo entiendo: nada tenía sentido porque el tío estaba soñando!" o su variante: "Ah claro, ahora lo entiendo, nada tiene sentido porque el tío estaba loco y se lo imagina todo!" o su traducción: "¡Ah claro, ahora lo entiendo, soy gilipollas, porque me han vuelto a tomar el pelo un director y un guionista de mierda!"). Aunque personalmente no me gustan las películas trampa, lo que es sutil en El Sexto Sentido, En Tránsito es tosco, y no deja de ponerte de mala leche, porque desde el primer momento notas que a uno de los dos protagonistas le falla lamentablemente el coco: coño, y si le pasa algo por qué tengo que esperar dos horas de diálogos estúpidos para que el director me lo diga? Por mi parte no esperé tanto, nunca sabré quien tenía mal el melón, si McGregor o Gosling, o si ambos eran la misma persona, sinceramente, me daba igual: esa noche a 1.200 metros de mi casa tocaba una banda sueca garajera que sí tenían muy claro qué querían decir y cómo hacerlo.
Emilio Cappa Segis
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