Con esta joya del cine de culto, se cierra una extraña a la vez que fascinante y siniestra trilogía que comenzó con la maravillosa Repulsión, continuó con la famosa La Semilla del Diablo y termina aquí, Londres, Nueva York y Paris, las ciudades cambian pero no los miedos y obsesiones de su creador, ya sean esquizofrénicas y agorafóficas paranoias persecutorias como las sufridas por la protagonista de Repulsión o autenticas conspiraciones como la que me puso los pelos de punta en Rosemary´s baby, la diferencia es que aquí no es una mujer la víctima.. o si, no, la verdadera diferencia y grandeza de este film consiste en no dejar nunca claro con que mal nos estamos enfrentando, la forma más sutil y deliciosa de terror, el psicológico, que no muestra si no que insinúa, confunde, sorprende y perturba. El propio director se encarga de dar vida al protagonista en un alarde de interpretación, metiéndose de lleno en la historia y haciéndola suya, plagándola de pequeños detalles y matices que consiguen envolverte y no dejar que apartes nunca la mirada de la pantalla, no me gustaría decir más acerca de esta película, es mejor verla y disfrutarla, tener paciencia con los momentos más lentos del principio porque al final habrá merecido la pena, el sumergirse en esta siniestra historia y sobre todo recomendaría algo que nunca falla, verla por la noche sin ruidos sin distracciones a oscuras... porque se te pondrá la piel de gallina, te lo aseguro.