La combinación Denzen Washington (actor chulo y genial donde los haya) y Ryan Reynolds (actor, para un servidor, más que correcto y solvente, además de simpático, por mucho que se diga) en un thriller de acción solo podía traer algo muy bueno o como mínimo correcto. No es así.

La película (rodada de forma magistral por Daniel Espinosa, conviene seguirle la pista) empieza de forma espectacular, con un Washington haciendo lo que mejor sabe, imponer con su mirada y con su sola presencia, da igual lo que haga, siempre queremos verle en pantalla y su ausencia nos hace echarle mucho de menos. La acción y persecuciones de la película son muy destacables y está filmada de forma muy realista, con unas peleas muy parecidas a las de la estimable saga Bourne (lo cual no es malo).

El problema es que, una vez se separan los dos personajes, la película se vuelve lenta y viaja sin rumbo alguno...hasta que se vuelven a encontrar ambos, pero el daño ya esta hecho.

Sin duda el problema de la película es el guión, bastante flojo para unos actores y director (aunque poco reconocido, de momento, su labor es demasiado solvente para el libreto escrito) que lo dan todo o casi todo.

Washington lo dice todo con una mirada y vuelve a confirmar que es uno de los mejores actores vivos, además de uno de los más convincentes y "cool's", lo cual no es poca cosa. Reynolds vuelve a demostrar que cuando quiere, puede, con un personaje con una carga dramática y unas motivaciones bastante interesantes, aunque se hubiese agradecido un poco más de humor en el personaje (como si es el caso del personaje de Washington), pero claro, no estamos ante una comedia...más bien nos volvemos a encontrar con un drama denuncia con pinceladas de thriller.

Sobra decir que la película es de las más previsibles de los últimos años, lo cual no le hace ningún favor si sabes que va a pasar en todo momento.

En conclusión, la película se queda en un quiero y no puedo, que solo aprueba por sus actores y por la dirección de Espinosa, al que hay que seguir muy de cerca.

Lo mejor: Sus dos actores principales y la dirección de Daniel Espinosa.

Lo peor: El guión, previsible y flojo, y que se hace larga la película.

Nota: 5/10.