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Voto de Javi McClane:
6
Animación. Comedia. Aventuras Después de desafiar a la muerte en la arriesgada fuga de la granja de Tweedy, Ginger ha cumplido su sueño: una tranquila reserva isleña para toda la panda, lejos de los peligros del mundo humano. Cuando ella y Rocky tienen una niñita llamada Molly, el final feliz de Ginger parece definitivo. Pero en el continente, el mundo gallináceo se enfrenta a una nueva y terrible amenaza. Esta vez Ginger y sus amigos, en vez de fugarse… ¡van a ... [+]
18 de diciembre de 2023
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que ha sucedido con Chicken Run y su tardía secuela, escenifica a la perfección el cambio que ha vivido el mundo del cine en tan sólo dos décadas. Chicken Run fue una cinta de animación estrenada en el año 2000, cosechando un gran éxito de crítica y público, y arrasando en la taquilla, en una de esas producciones que hicieron mucho ruido en su año de estreno, siendo considerada hoy en día un merecido clásico de culto.

Por el contrario, Chicken Run 2 es una secuela que ha tardado veinte y tres años en llegar a los hogares, ya que se ha estrenado directamente en Netflix, con unas críticas bastante más tibias, una recepción del público que tampoco ha sido la mejor del mundo (ya que han pasado dos días y ya no se habla de ella), y la sensación de que quizás ya se había contado todo de sus personajes.

La primera es una genialidad irrepetible, un milagro de la época que nos recuerda que ya no se hace cine como el de antes, y lo ratifico porque antes de ver la secuela la he refrescado después de varios años, y me sigue pareciendo maravillosa. La segunda es un pasatiempo ligero, entretenido y simpático, pero todos la habremos olvidado en dos días, y esos dos días ya han pasado. Sí, está entre lo más visto de la plataforma, pero esperaos una semana y me contáis. Y es que al final la película es un nugget como el del título, es decir, comida rápida.

¿Ha muerto el cine? No, por Dios, no soy uno de esos pedantes malnacidos que constantemente se están quejando de eso, pero sí que creo que se ha perdido la magia, porque lo que antaño funcionaba, hoy no lo hace, y os juro que sigo sin asimilar a quién se le ocurrió una secuela de una producción tan de su tiempo y que obviamente los jóvenes de hoy en día no estaban pidiendo a gritos, pero eso ya son cosas de los productores.

Me centro en la secuela, habiendo dejado claro que la primera entrega es un clásico redondo y una delicia en stop-motion. Aquí tenemos una historia que suena a ya visto, con ecos de otras producciones animadas recientes, y con una animación que ha perdido parte de su encanto, porque la primera tenía un corte más clásico, y está parece más estilizada, como si hubiesen metido trucajes de animación 3D, cosa que no se percibía en la original. Serán cosas mías, pero como amante del stop-motion, aquí huele a chamusquina.

La primera era una película con un delicioso toque inglés, bebiendo directamente del cine de fugas, en especial de La Gran Evasión, pero respetando el homenaje y no cayendo en el plagio, y destacando por su ternura, diversión, efectividad y, sobre todo, sencillez. Ahí radicaba su gran acierto, que era una historia de las de toda la vida, pero con su propia identidad.

Aquí tenemos una secuela que rompe con ese clasicismo y elegancia, apostando por un toque más moderno que encandile a las jóvenes audiencias, cuando esta secuela nos pertenece a los que crecimos con la original, no a ellos, y en esta trinchera moriré. Todo la delata, desde los coloridos escenarios, hasta lo secundario y desaprovechado que está Rocky, porque hoy en día no se lleva que un personaje masculino destaque, o un nuevo personaje que busca conectar con esas mismas audiencias, pero que no aporta absolutamente nada, al carecer del carisma de los personajes originales. Y sí, me refiero a la hija de los protagonistas, con una motivación argumental tan usada que ruboriza.

Porque eso es lo que le falta a esta secuela, frescura, bebiendo de tantas producciones anteriores que no acabaríamos nunca. Y bueno, no me hagáis hablar del doblaje, porque se han perdido los interpretes originales, tanto en la versión original como en la española, siendo un doloroso golpe que resta muchos puntos al conjunto. Ni eso han respetado.

Porque ese es su otro problema, que no respeta la esencia de la original, queriendo ofrecer una segunda parte acorde a los tiempos que corren, con el objetivo de encandilar a unas nuevas audiencias que seguramente no hayan dedicado su tiempo a descubrir la original. La maldición de las secuelas tardías, porque la mayoría no hacen falta, y si me estiráis de la lengua, la primera es tan buena y está a tantos años luz de ésta, que me temo que se podrían haber ahorrado esta segunda parte.

Ojo, no están terrible como he leído por ahí, tiene momentos divertidos, se agradece volver a ver a los icónicos personajes (aunque lo de Rocky no tenga perdón de Dios), y el título de maja no se lo puede quitar nadie, siendo un producto evasivo que te sirve para pasar el rato. Pero claro, luego está la otra cara de la moneda, porque es una secuela de Chicken Run, un título que merece un respeto, y esta secuela no está a la altura de las circunstancias, siendo un producto de consumo rápido que se olvida tan rápido como se consume.

Duele reconocerlo, pero es que, si no vas a estar a la altura, no lo hagas, y menos teniendo dos décadas por delante. Y bueno, lo de que el mismo guionista de la original esté involucrado en ésta junto a dos personas más, que son dos más de las que hacían falta, pues ya se escapa de mi comprensión.

Y es que a eso iba, a esa reflexión inicial, con un cine que ya no nos cautiva ni sorprende de la misma forma. Quizás seamos nosotros, o quizás sean ellos, incapaces de fascinarnos de la misma forma, y cuanto antes lo asumamos, mejor, porque esto ya no es lo mismo. En fin, Chicken Run 2, la secuela que nadie esperaba y que nadie había pedido, pero que nos recuerda que cualquier tiempo pasado fue mejor. Pero eh, si tenéis curiosidad, adelante, sin miedo, porque podría haber sido un desastre, y al menos se deja ver. En esas estamos… En conformarnos. Y qué demonios, poneos la original cagando leches, que eso sí es cine. Maldita y dulce nostalgia…

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Javi McClane
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