Haz click aquí para copiar la URL
España España · mADRID
Voto de RARRA:
3
Thriller. Intriga. Drama Justin Quayle (Fiennes) es un diplomático británico destinado en Kenya cuya mujer es asesinada junto a un hombre sospechoso de ser su amante, un activista defensor de los derechos humanos de la región. Quayle decide entonces investigar los asesinatos, y comienza a descubrir mucho más de lo que esperaba... (FILMAFFINITY)
6 de diciembre de 2007
65 de 107 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Hablamos de abusos de algunas empresas farmacéuticas? ¿O hablamos de la explotación que hacen las productoras y directores de su denuncia? Se está ante una película para “buenísmos”. Qué buenos somos unos y qué malos son los otros.

Se dice que es una buena historia de amor. Bien: entre la protagonista y el protagonista prácticamente sólo aparecen colchonazos. Ni una sola relación más allá de la cama. El no sabe nada de lo que hace o investiga ella, ni se interesa por ello: ella va a lo suyo y le deja a él jardinear; no le comunica nada, no confía en él. ¿Quién es Arnold Bluhm? La escena entrecortada en que ella le impone a él el casamiento es todo menos amor.

Más allá de esa ausencia de una relación amorosa real, la película pretende ser un thriller, pero lo intenta de una manera tosca. No hay espacio para la intriga, ni para el susto, ni para la espera, ni para el guiño, ni para el engaño.

Los malos –prácticamente todos- personajes irreales, y como de cartón-piedra como los protagonistas. Hay que recordar que en las malas películas, los malos son tontos. Y aquí lo son a conciencia. Dejan rastros, hablan, confiesan, denuncian. O son sea: son tontísimos.

La película aburre. Nada es sólido. Los movimientos de cámara no aportan nada sino un afán de parecer progre. "modelno". La inclusión de escenas introspectivas, como en el reencuentro de Chelsea, innecesaria e incoherente con el entorno de la película. Los flasbacks, hartantes, reiterativos e innecesarios.

Ralph Finnes, la misma cara siempre, representando a un diplomático estólido. La verdad: cuando el jardinero reconoce el cadáver pone la misma cara que ponen en otras películas los culpables. Solo faltaba que le nominaran para el Oscar.

Raquel Weisz, algo así como un Oscar ganado en una barraca de feria. O un premio al embarazo. Una interpretación digna pero magnificada.

O Meirelles demuestra que es un director de verdad que no se refugia en mensajes demagógicos o un tercer refrito le hundirá. O sabe dejar la cámara más quieta o desaparecerá. O limita el flashback a sus justos términos o cansará. Su paso del tren por la zona urbana ¿Habrá visto la escena similar de Shanghai Express? Del 32 e increíblemente mejor.

Lo más destacable: Kenya desde el aire. Pero no hay que alarmarse: eso lo pone Kenya. Pobre Kenya: habrá ganado bien poco, y sí perdido con esta película. Ya se sabe: malos, los keniatas, los políticos, los farmacéuticos, el Reino Unido, el capitalismo, Europa, las Naciones Unidas... Buenos: ustedes los espectadores. Aplaudan, por favor. Es el sistema y la regla.
RARRA
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow