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Voto de Chris Jiménez:
8
Acción. Drama. Thriller Un policía encubierto (Chow Yun-Fat) se infiltra en una banda de ladrones para organizar un robo a una joyería. La película muestra cómo se introduce en la organización. "City on Fire" es la película que inspiró la ópera prima de Quentin Tarantino, "Reservoir Dogs". (FILMAFFINITY)
5 de abril de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los mejores "thrillers" de acción de los últimos treinta años realizados en tierras asiáticas es y será siempre "City on Fire", de Ringo Lam, quien hoy por hoy está entre los más grandes cultivadores del género.
Una historia clásica de atracadores, policías infiltrados, sangre, traiciones, lágrimas y violencia cuya influencia se extendería a multitud de futuras obras y cineastas.

En 1.986, "A Better Tomorrow", de John Woo, había cambiado el panorama del cine de acción en Hong Kong, de hecho iba a iniciar toda una corriente cuya esencia y estilo perduraría hasta nuestros días. A finales de década otros directores pondrían su granito de arena en el "thriller" de acción con inclinaciones melodramáticas, y aunque igualar o superar las obras de Woo era algo bastante complicado, salieron algunas perlas del género como "Hermanos de Fuego", de Joe Cheung, la ópera primera de Wong Kar-Wai, "As Tears go By", "On the Run", de Alfred Cheung y, por supuesto, "City on Fire".
Con ella, Ringo Lam logró establecerse como una de las más grandes promesas del cine chino de acción en la época, y eso que las primeras obras de su carrera, trabajos de encargo, poco o más bien nada tenían que ver con lo que el director acabó haciendo. Tras realizar la cuarta parte de la longeva serie iniciada por Eric Tsang en 1.982, "Aces go Places", que fue todo un éxito, se embarcó en un proyecto propio en la línea de "A Better Tomorrow", siendo el primero de su no oficial saga "...on Fire", que seguirían "Prison on Fire" y su secuela y "School on Fire".

Todo empieza de manera salvaje en plena calle, entre el gentío, las luces y las sombras de la noche, cuando es descubierta la tapadera del agente Chan Kam-Wah, quien investigaba a una peligrosa banda de atracadores de joyerías, siendo éste asesinado brutalmente. El inspector Lau está preocupado por la situación, ya que no hay manera de cazar a esos malditos ladrones y asesinos; su única esperanza recae sobre el duro y bastante fanfarrón Ko-Chow, otro informador de la policía cuyo deseo es abandonar de una vez por todas ese trabajo, en el que traicionar es una de las reglas básicas...pero no le queda otra opción.
Mediante un plan de Lau, Ko-Chow no sólo deberá averiguar acerca del grupo de atracadores, sino hacerlo evitando a sus propios compañeros, que, ignorando su verdadera identidad, le persiguen sin tregua como a un criminal más. Finalmente acabará infiltrándose entre los ladrones y peleando contra los de su bando, y por si esta dura tarea no fuera suficiente, también tiene que aguantar las constantes peleas que le monta la obstinada de su novia Hung, quien está loca por casarse.

El sr. Lam posee mano maestra para ofrecernos una simple y, sin embargo, emocionante historia donde se combinan a la perfección dos de los temas más recurrentes de este cine: el drama del agente infiltrado, siempre viviendo bajo la angustia de un gran dilema, el de traicionar a los suyos, y una trama apoyada en intrincados giros de guión y cuyo desarrollo atañe a los dos bandos, el de los malos y el de los buenos, a través de grandes dosis de acción, suspense y violencia. "City on Fire" es lo que hoy podríamos llamar "clásico "thriller" chino de policías infiltrados", y si este subgénero existiera de manera oficial, el film de Lam debería estar entre los primeros de la lista.
No falta nada en él: el dramático conflicto interno del protagonista y la continua sospecha de éste de ser descubierto, las disputas entre los agentes, la situación familiar para añadir una nota trágica, los trapicheos en el bar con la cantante al fondo (entonando unas letras cuyo significado trasciende a la historia de la propia película), el descubrimiento de las verdaderas identidades al final y, por supuesto, la importancia de sentimientos como la amistad, el honor, el deber, la confianza y la traición. Lam, además, añade toques de romance y comedia aquí y allá de la que se acaba encargando el bueno de Chow Yun-Fat.

Éste, con su habitual desparpajo y carisma, vuelve a ofrecer otra gran interpretación, exagerada y estúpida en ocasiones, pero en general muy buena y creíble; tanto gustó a Lam que le acabaría convirtiendo en uno de sus actores fetiche. Otro de ellos sería Danny Lee, genial compartiendo protagonismo con Yun-Fat, luego encontrándose con él en bandos opuestos en "The Killer". El veterano Sun Yueh muy eficiente, como de costumbre, y difícil resultará de olvidar a la preciosa Carrie Ng, al igual que grandes momentos como los atracos del inicio y el final, la tortura a Ko-Chow y la mítica escena donde los atracadores se apuntan entre ellos en su guarida, lo que termina de redondear el film.
Joya indiscutible del director y del cine chino que si por algo es conocida en nuestros días, desgraciadamente, es por haber sido plagiada casi en su totalidad por el sr. Tarantino para sus "Reservoir Dogs" (solo que en aquella no se nos muestra el atraco a la joyería), cosa que si de primeras nadie acertó a apreciar, de un tiempo a esta parte se predica a diestro y siniestro.

Las dos son grandes obras, pero la de Lam llegó primero, así que, si disfrutaron con la "versión americana", acérquense a la hongkonesa y luego comparen. Se llevarán más de una sorpresa.
Chris Jiménez
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