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Voto de Chris Jiménez:
5
4,3
46.685
Fantástico. Acción
El abogado Matt Murdock es ciego a causa de un residuo radioactivo, pero sus otros cuatro sentidos están especialmente agudizados. De día, Murdock representa a los oprimidos. Por la noche, es Daredevil, un héroe enmascarado que vigila las oscuras calles de la ciudad y lucha contra toda clase de injusticias... Adaptación del héroe de cómic de Marvel conocido como "el hombre sin miedo".
26 de noviembre de 2023
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la gran New York se arremolinan ya muchos héroes, pero entre los recovecos mugrientos y oscuros de Hell's Kitchen sólo uno reparte la justicia necesaria para acabar con el Mal.
Nuestro diablo de la guardia, el hombre sin miedo, pintoresco y enigmático como él solo. Por fin vamos a verle en acción...si merece o no la pena es otro cómic.
Yo al menos no puedo olvidar el primer número de "Daredevil", aunque la publicación que estaba en mis manos fuera una reedición española y no la original de 1.964; mucho colorido propio de la época pero en entornos callejeros poco halagüeños, aquello era una Manhattan sin brillo, y los morados y azules de los escenarios nocturnos dominaban con fuerza, igual que el amarillo, rojo y negro de aquel extrañísimo traje temprano que lucía Matt, quien creció como un niño acosado, sin un modelo paterno a seguir y que no se iba a convertir en un héroe dicharachero como mi amigo y vecino Spider-man.
Murdock, cuando se calzaba su horripilante atuendo lo hacía para reclamar justicia a base de violencia, era todo un anti-héroe torturado, era furtivo, por supuesto fuerte, pero también muy débil; Stan Lee, Bill Everett y Jack Kirby crearon un concepto interesante, más para adolescentes que niños. Sin embargo aún hoy día me cuesta creer que sus peripecias aguantaran tanto tiempo y no acabase condenado al ostracismo por los lectores, pues si algo destaca de "Daredevil" es la ingente cantidad de dibujantes y guionistas que pasaron por su universo en el transcurso de los años y las décadas, cada uno con sus propias ideas, hasta hacerlo totalmente irreconocible...
Así que, si apareciese una adaptación para el cine, que es pensarlo y da miedo, ¿en qué etapa se centraría? ¿Sólo en la original, donde el escritor era primordialmente Lee?, ¿o a partir de llegar el joven Gerry Conway, que decidió poner al héroe en San Francisco y añadir brochazos de ciencia-ficción y fantasía?, ¿o cuando, tras la breve cancelación a finales de los '90, se lanzó una nueva historia creada por el mismísimo Kevin Smith?, ¿o (y esa era la mejor opción) cuando aterrizó Frank Miller en la casa en 1.979 y encauzó un poco la dirección con sus imaginativas ideas y visión única antes de que se fuera a la quiebra?
Pues ninguna de las mencionadas, sino todas juntas. Y el proyecto de traer "Daredevil" a imagen real halla su perfecto reflejo en el dibujo, primero por la misma cantidad de vueltas y personal que estuvo implicado desde que se pensara en ello en 1.997, y luego por la irregularidad del argumento resultante; lógico si el elegido para la dirección fue un señor llamado Mark Steven Johnson, quien venía, sorpresa, de escribir y realizar comedias y dramas. ¿Pero a qué mente brillante se le ocurrió tal ocurrencia? No iba a ser lo más increíble del asunto, pues le seguiría un reparto de no creerlo...empezando por el entonces jovencito, guapo y prometedor Ben Affleck para encarnar a Murdock (y esto fue cosa de Kevin Smith, ¿saben?)
Al menos tanto el actor como el director decían ser "fans absolutos del cómic". La figura del diablo rojo sujetando la cruz de la iglesia como en las viñetas de "Guardian Devil" es un gran ejemplo, y la que empieza la historia, situada ya en su mismo clímax, con Matt moribundo y preparado para lanzarnos a un "flashback" muy largo disfrazado de confesión a un cura que le socorre, y ya podemos apreciar una oscuridad envolvente alrededor, esto no tiene nada que ver con "Spider-man". Dicha vuelta atrás presenta más o menos una recreación del origen, aunque sin la tergiversada mirada que proyectó Miller en él.
Es decir, la esencia es trágica, dramática, acorde con los tonos apagados de la fotografía de Ericson Core, pero Jack Murdock no maltrata a su hijo...es más bien una suerte de tío Ben echado a perder; por desgracia tanto en el montaje final como en el extendido todo se explica de manera concisa y se salta directamente de la infancia del personaje a su edad adulta (obviándose por completo el entrenamiento que recibiría del clan ninja, introducido también por Miller). Pero hay algo en la concepción de Johnson que chirría y trae dudas: por un lado la presencia del drama, los escenarios sombríos y una violencia potente al estilo David Fincher...por otro la incorporación de humor y salidas de tono que divagan al absurdo.
Es este el secreto de la particularidad de "Daredevil" dentro de las adaptaciones de superhéroes en aquellos inicios del 2.000: su mezcla disonante de conceptos.
Johnson imita los ambientes oscuros, los excesos del melodrama, ya presentes en "X-Men", asimismo esos toques adultos heredados del cine de los '90...pero lo revuelve entre situaciones cercanas a la levedad que Raimi imprimió en "Spider-man", o dejando que lo disparatado se apropie de la función.
(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)
Echando la vista atrás muchos miran a "Daredevil" con recelo, algunos con odio; tal vez sea la época, que delimitó mucho su extraño y desigual tono, que la ha dejado en tierra de nadie, entre lo que se había hecho en el cine de superhéroes y lo que se haría. Pero incluso a pesar de las críticas negativas su taquilla superó por mucho su presupuesto; la verdad es que ha logrado mantenerse más digna que otros títulos del momento ("Los Cuatro Fantásticos", "Catwoman"...).
Y posee algo que ninguno de ellos tiene, algo que a los que vimos la película en nuestra preadolescencia nos marcaría por siempre: esa secuencia surrealista, innecesaria y metida con calzador donde Garner, en ropas de heroína de "wuxia", daba vueltas por el aire golpeando y rajando sacos de boxeo, mientras Matt se preparaba también para el combate, ¡y a ritmo del "Bring Me to Life" de Evanescence! Legendario es decir poco. De hecho todo el cine de superhéroes y de acción de comienzos del 2.000 se podría resumir perfectamente en dicha escena...
Nuestro diablo de la guardia, el hombre sin miedo, pintoresco y enigmático como él solo. Por fin vamos a verle en acción...si merece o no la pena es otro cómic.
Yo al menos no puedo olvidar el primer número de "Daredevil", aunque la publicación que estaba en mis manos fuera una reedición española y no la original de 1.964; mucho colorido propio de la época pero en entornos callejeros poco halagüeños, aquello era una Manhattan sin brillo, y los morados y azules de los escenarios nocturnos dominaban con fuerza, igual que el amarillo, rojo y negro de aquel extrañísimo traje temprano que lucía Matt, quien creció como un niño acosado, sin un modelo paterno a seguir y que no se iba a convertir en un héroe dicharachero como mi amigo y vecino Spider-man.
Murdock, cuando se calzaba su horripilante atuendo lo hacía para reclamar justicia a base de violencia, era todo un anti-héroe torturado, era furtivo, por supuesto fuerte, pero también muy débil; Stan Lee, Bill Everett y Jack Kirby crearon un concepto interesante, más para adolescentes que niños. Sin embargo aún hoy día me cuesta creer que sus peripecias aguantaran tanto tiempo y no acabase condenado al ostracismo por los lectores, pues si algo destaca de "Daredevil" es la ingente cantidad de dibujantes y guionistas que pasaron por su universo en el transcurso de los años y las décadas, cada uno con sus propias ideas, hasta hacerlo totalmente irreconocible...
Así que, si apareciese una adaptación para el cine, que es pensarlo y da miedo, ¿en qué etapa se centraría? ¿Sólo en la original, donde el escritor era primordialmente Lee?, ¿o a partir de llegar el joven Gerry Conway, que decidió poner al héroe en San Francisco y añadir brochazos de ciencia-ficción y fantasía?, ¿o cuando, tras la breve cancelación a finales de los '90, se lanzó una nueva historia creada por el mismísimo Kevin Smith?, ¿o (y esa era la mejor opción) cuando aterrizó Frank Miller en la casa en 1.979 y encauzó un poco la dirección con sus imaginativas ideas y visión única antes de que se fuera a la quiebra?
Pues ninguna de las mencionadas, sino todas juntas. Y el proyecto de traer "Daredevil" a imagen real halla su perfecto reflejo en el dibujo, primero por la misma cantidad de vueltas y personal que estuvo implicado desde que se pensara en ello en 1.997, y luego por la irregularidad del argumento resultante; lógico si el elegido para la dirección fue un señor llamado Mark Steven Johnson, quien venía, sorpresa, de escribir y realizar comedias y dramas. ¿Pero a qué mente brillante se le ocurrió tal ocurrencia? No iba a ser lo más increíble del asunto, pues le seguiría un reparto de no creerlo...empezando por el entonces jovencito, guapo y prometedor Ben Affleck para encarnar a Murdock (y esto fue cosa de Kevin Smith, ¿saben?)
Al menos tanto el actor como el director decían ser "fans absolutos del cómic". La figura del diablo rojo sujetando la cruz de la iglesia como en las viñetas de "Guardian Devil" es un gran ejemplo, y la que empieza la historia, situada ya en su mismo clímax, con Matt moribundo y preparado para lanzarnos a un "flashback" muy largo disfrazado de confesión a un cura que le socorre, y ya podemos apreciar una oscuridad envolvente alrededor, esto no tiene nada que ver con "Spider-man". Dicha vuelta atrás presenta más o menos una recreación del origen, aunque sin la tergiversada mirada que proyectó Miller en él.
Es decir, la esencia es trágica, dramática, acorde con los tonos apagados de la fotografía de Ericson Core, pero Jack Murdock no maltrata a su hijo...es más bien una suerte de tío Ben echado a perder; por desgracia tanto en el montaje final como en el extendido todo se explica de manera concisa y se salta directamente de la infancia del personaje a su edad adulta (obviándose por completo el entrenamiento que recibiría del clan ninja, introducido también por Miller). Pero hay algo en la concepción de Johnson que chirría y trae dudas: por un lado la presencia del drama, los escenarios sombríos y una violencia potente al estilo David Fincher...por otro la incorporación de humor y salidas de tono que divagan al absurdo.
Es este el secreto de la particularidad de "Daredevil" dentro de las adaptaciones de superhéroes en aquellos inicios del 2.000: su mezcla disonante de conceptos.
Johnson imita los ambientes oscuros, los excesos del melodrama, ya presentes en "X-Men", asimismo esos toques adultos heredados del cine de los '90...pero lo revuelve entre situaciones cercanas a la levedad que Raimi imprimió en "Spider-man", o dejando que lo disparatado se apropie de la función.
(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)
Echando la vista atrás muchos miran a "Daredevil" con recelo, algunos con odio; tal vez sea la época, que delimitó mucho su extraño y desigual tono, que la ha dejado en tierra de nadie, entre lo que se había hecho en el cine de superhéroes y lo que se haría. Pero incluso a pesar de las críticas negativas su taquilla superó por mucho su presupuesto; la verdad es que ha logrado mantenerse más digna que otros títulos del momento ("Los Cuatro Fantásticos", "Catwoman"...).
Y posee algo que ninguno de ellos tiene, algo que a los que vimos la película en nuestra preadolescencia nos marcaría por siempre: esa secuencia surrealista, innecesaria y metida con calzador donde Garner, en ropas de heroína de "wuxia", daba vueltas por el aire golpeando y rajando sacos de boxeo, mientras Matt se preparaba también para el combate, ¡y a ritmo del "Bring Me to Life" de Evanescence! Legendario es decir poco. De hecho todo el cine de superhéroes y de acción de comienzos del 2.000 se podría resumir perfectamente en dicha escena...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Su versión es un reflejo del mismo cómic, que por tan diferentes y convulsas fases pasó a lo largo de su historia...adelantándose, y esto es lo más interesante del asunto, tanto al tenebroso Batman de Nolan como a las desopilantes futuras propuestas de Zack Snyder.
Así podemos temblar con ciertos instantes (la aparición de la madre de Matt en esa especie de recuerdo onírico en la iglesia o la muerte de la prostituta, ambos borrados del montaje final) y luego avergonzarnos contemplando la pelea entre Matt y Elektra en el parque (de las más horribles secuencias que existen en la Historia del cine) o los desvaríos de Bullseye interpretado por un Colin Farrell hasta arriba de cocaína. De esta descompensación hablamos.
Pero en líneas generales se respetan más las aportaciones de Miller al cómic que la de cualquier otro artista, y eso es de agradecer (al menos en un 50%, de no ser por las puntuales locuras del guión). Aparece por tanto Wilson "Kingpin" Fisk como archienemigo de Matt y señor del crimen de la ciudad (cuyo mayor problema no es el cambio de raza del personaje al encarnarlo el grandullón Michael C. Duncan, sino lo pésimo del actor, al nivel del resto de sus compañeros de reparto (porque aquí no hay quien se libre de ello) ) y Elektra como interés romántico (si bien su historia personal es tirada a la basura, sobre todo tras ser asesinado su padre y prepararse para vengarle; su entrenamiento ninja, al igual que el del protagonista, no existe...ella resulta ser otra autodidacta).
Pero el personaje, en manos de Jennifer Garner, se hunde en el obsceno ridículo (desde su entrada a la cafetería, otra horrorosa secuencia a cámara lenta para perder el sueño por siglos...). Y es que para su paso a carne y hueso un servidor tuvo en mente a damas como Cindy Crawford, Fairuza Balk o Rhona Mitra; la nativa de Texas no le da personalidad, se la quita, a cada segundo que aparece en pantalla. En cuanto a Farrell, es un dislate de principio a fin verle en dicho papel.
El único momento donde brilla de forma creíble es en la escena del asesinato de Elektra, muy cercana a las viñetas del cómic (cómo no, otra cosecha de Miller), e incluso con los diálogos calcados (ese inolvidable "You're pretty good, but me...I'm magic!"). Por su parte Jon Favreau y Joe Pantoliano únicamente hacen de sí mismos; el primero cumple de "side-show" graciosete, el segundo, del periodista Urich, tiene más minutos en esa subtrama de la prostituta asesinada, ausente en el montaje final (subtrama que por otra parte sólo embrolla más la historia sin venir a cuento)...
Más minutos pero su participación se limita a dar vueltas, es un cero a la izquierda mientras vemos la insistencia de Matt por defender sólo a los pobres (porque su lógica está en que todos los pobres son inocentes y todos los ricos son culpables...claro, sí...) y recrudecerse su lucha con Bullseye, hasta regresar al punto en que la película empezó. Aparte de deleitarnos con esa terrible mezcla de géneros de una secuencia a otra, Johnson dirige la acción enfocándose en la pura violencia, en esa vena tan propia de Miller, que acercaba al cómic más a Dark Horse que a Marvel.
Pero también a la manera de la época, llenando la pantalla de cabriolas, piruetas, saltos en el aire y cámaras lentas tomados, como no podía ser menos, de "Matrix", el "Resident Evil" de Paul Anderson y derivados, bien ejemplificado en la pelea final en la iglesia, que circula entre lo espectacular, lo crudo y lo ridículo.
¿Y por qué Daredevil no mata a "Kingpin" pero sí a Bullseye?, al fin y al cabo el segundo es un mero secuaz y el primero el señor del crimen que todo lo controla...
Así podemos temblar con ciertos instantes (la aparición de la madre de Matt en esa especie de recuerdo onírico en la iglesia o la muerte de la prostituta, ambos borrados del montaje final) y luego avergonzarnos contemplando la pelea entre Matt y Elektra en el parque (de las más horribles secuencias que existen en la Historia del cine) o los desvaríos de Bullseye interpretado por un Colin Farrell hasta arriba de cocaína. De esta descompensación hablamos.
Pero en líneas generales se respetan más las aportaciones de Miller al cómic que la de cualquier otro artista, y eso es de agradecer (al menos en un 50%, de no ser por las puntuales locuras del guión). Aparece por tanto Wilson "Kingpin" Fisk como archienemigo de Matt y señor del crimen de la ciudad (cuyo mayor problema no es el cambio de raza del personaje al encarnarlo el grandullón Michael C. Duncan, sino lo pésimo del actor, al nivel del resto de sus compañeros de reparto (porque aquí no hay quien se libre de ello) ) y Elektra como interés romántico (si bien su historia personal es tirada a la basura, sobre todo tras ser asesinado su padre y prepararse para vengarle; su entrenamiento ninja, al igual que el del protagonista, no existe...ella resulta ser otra autodidacta).
Pero el personaje, en manos de Jennifer Garner, se hunde en el obsceno ridículo (desde su entrada a la cafetería, otra horrorosa secuencia a cámara lenta para perder el sueño por siglos...). Y es que para su paso a carne y hueso un servidor tuvo en mente a damas como Cindy Crawford, Fairuza Balk o Rhona Mitra; la nativa de Texas no le da personalidad, se la quita, a cada segundo que aparece en pantalla. En cuanto a Farrell, es un dislate de principio a fin verle en dicho papel.
El único momento donde brilla de forma creíble es en la escena del asesinato de Elektra, muy cercana a las viñetas del cómic (cómo no, otra cosecha de Miller), e incluso con los diálogos calcados (ese inolvidable "You're pretty good, but me...I'm magic!"). Por su parte Jon Favreau y Joe Pantoliano únicamente hacen de sí mismos; el primero cumple de "side-show" graciosete, el segundo, del periodista Urich, tiene más minutos en esa subtrama de la prostituta asesinada, ausente en el montaje final (subtrama que por otra parte sólo embrolla más la historia sin venir a cuento)...
Más minutos pero su participación se limita a dar vueltas, es un cero a la izquierda mientras vemos la insistencia de Matt por defender sólo a los pobres (porque su lógica está en que todos los pobres son inocentes y todos los ricos son culpables...claro, sí...) y recrudecerse su lucha con Bullseye, hasta regresar al punto en que la película empezó. Aparte de deleitarnos con esa terrible mezcla de géneros de una secuencia a otra, Johnson dirige la acción enfocándose en la pura violencia, en esa vena tan propia de Miller, que acercaba al cómic más a Dark Horse que a Marvel.
Pero también a la manera de la época, llenando la pantalla de cabriolas, piruetas, saltos en el aire y cámaras lentas tomados, como no podía ser menos, de "Matrix", el "Resident Evil" de Paul Anderson y derivados, bien ejemplificado en la pelea final en la iglesia, que circula entre lo espectacular, lo crudo y lo ridículo.
¿Y por qué Daredevil no mata a "Kingpin" pero sí a Bullseye?, al fin y al cabo el segundo es un mero secuaz y el primero el señor del crimen que todo lo controla...