Un tipo bien trajeado y con lentes a la moda saca un revólver para detener un camión que viene a toda velocidad hacia él; el vehículo se detiene en seco, los dos patéticos criminales que lo conducían caen a sus pies y éste, sin inmutarse, va y suelta "Me alegro de que hayáis venido".
Al otro lado de la ciudad, un macarra que calza una pistola con mira láser, coge y persigue sin tregua a un asesino que le había intentado matar hasta acorralarle en un parking subterráneo robándole el coche a un soviético con muy malas pulgas, al que le contesta "Bienvenido a América".

Ya habíamos visto juntos a Nolte y Murphy en "Límite: 48 horas" y a Gibson y Glover en "Arma Letal", dos de los títulos más representativos de ese subgénero surgido del policíaco bautizado como "buddy movie", a los cuales seguirían unos pocos inspirados Eastwood y Reynolds en "Ciudad muy Caliente", Dreyfuss y Estévez en la buena "Procedimiento Ilegal" e incluso (presten atención) nada menos que Pat Morita y Jay Leno en una bazofia infumable llamada "Collision Course". ¿Quedaban aún más proyectos de "buddy movies" en los insulsos guiones que producía Hollywood? "El Principiante" y "El Último Boy Scout" son la respuesta afirmativa.
Pero eso ya sucedería en la década siguiente; por lo pronto, en los '80, una última película del (a veces no tan) lucrativo género iba a unir a Sylvester Stallone y Kurt Russell, en puños y sarcasmos, aunque no en cerebros, para aparecer en una de las más desenfadadas fantasmadas de la época, cuyo objetivo era añadir a lo ya visto acción (mucha, mucha acción, ¡toneladas de acción!...ni John Woo, oigan!). Y el artífice encargado es nada más y nada menos que el veterano Andrei Konchalovsky, director en su Unión Soviética natal de obras tan notables como "Siberiada" o "Nido de Nobles" y de la famosa "El Tren del Infierno".

El pobre hombre, contratado por los productores Peter Guber y Jon Peters, se vio metido en multitud de problemas durante el rodaje, sobre todo por su negativa de realizar una película de acción tan incoherente y paródica, reivindicando un poco de seriedad en la historia, cosa que también apoyaba el sr. Stallone ("¿seriedad en una "buddy movie"?", tuvo que pensar Jon Peters, ya que terminó facturándole rápido al otro lado del Telón de Acero). Tras esta acción tan repulsiva, otros ocuparon la silla del director, como Albert Magnoli y Peter MacDonald, que ya había dirigido a Stallone en la tercera entrega de "Rambo".
Muchos cambios de guión también aseguraron un caos bastante pronunciado en el proyecto, y si en éste no había seriedad, ¿cómo la iba a haber en la trama del film? En ésta, los dos individuos de los que antes hablábamos son policías en Los Ángeles, Ray Tango y Gabriel Cash, y sostienen una ardua competencia entre ellos, causa de que se lleven como el perro y el gato; pues resulta que estos dos grandes agentes han sido introducidos en una trampa por unos traficantes comandados por Yves Perret (el arquetipo de malo malvado de los '80), quienes quieren verles fuera de combate lo antes posible. Tras prepararse una operación con la que ambos agentes se pueden coronar de nuevo ante la prensa, se encuentran las caras.

La situación, planteada de un modo interesante, e incluso inteligente, está no obstante desarrollada torpemente, y la razón es la tremenda concesión al absurdo que hace la película, teniendo que aliarse los héroes contra los elementos usando todos los métodos que sean necesarios, que no serán pocos (hasta cuentan con la ayuda de un científico, a lo James Bond...aunque más bien se parece al Ted de "Agárralo como Puedas"), demostrar a todos que siguen siendo unos buenos y cumplidores policías alejados de cualquier tipo de corrupción. ¡Así que la acción está servida! ¿Pudo alguien pensar que el guión era algo serio después de ver la secuencia inicial, o al sr. Russell vestido de mujer, o esa persecución en la "finca" de Perret con todoterrenos que parece sacada de "Mad Max 2"?
El "thriller" de intriga que tenía pensado Konchalovsky acabó reducido a una comedia de acción absurda y violenta con todos los tics de las películas de los '80, aquí elevados al paroxismo. Todo será esperpéntico desde el comienzo: su humor descarado y autoparódico, sus descacharrantes diálogos (los cuales no incluyen ni una frase, ni una condenada palabra pronunciada en serio), sus villanos de chiste, su espíritu reaccionario, su efectista ultraviolencia, su ritmo excitante, su música (batería electrónica incluida, literalmente) y sus preciosas "mujeres florero" con cardados (las chicas más atractivas son las de los '80, ¿serían los peinados o esas medias de rejilla?). Todo, como hemos dicho, elevado al paroxismo.

Stallone sale interpretando a Stallone y Russell a Russell, así que los dos están en su salsa, de pasotas, de guaperas duros e implacables, que no se les da nada mal (una versión torcida y macarra de "Arma Letal", sin ir más lejos), acompañados de los conocidos Brion James, en su enésimo papel de villano, James Hong, aquella escultural Teri Hatcher y los veteranos Jack Palance, Michael Jeter, Eddie Bunker y Geoffrey Lewis (el cual, por cierto, salió sin acreditar...cosa lógica).
"Tango y Cash", el último film realizado de la década, que sabe sacar provecho de lo mejor de ella, para regocijo de Konchalovsky y desgracia de Guber y Peters, no es que fuera un exitazo de taquilla; recaudó poco más de lo que costó y hasta fue nominada a tres premios Razzie (uno a la peor actriz para Russell, en referencia a la escena en la que se traviste), quedando entre lo más ignorado del género, al cual lleva hasta su extremo más absurdo.

En fin, lo mejor es no tomarla en serio, como hizo el equipo que la rodó, y seguir disfrutando de ella hoy día; parece mentira, pero brinda un rato muy entretenido, que es su principal y único objetivo.