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Voto de Chris Jiménez:
10
Acción. Thriller En lo alto de la ciudad de Los Ángeles, un grupo terrorista se ha apoderado de un edificio tomando a un grupo de personas como rehenes. Sólo un hombre, el policía de Nueva York John McClane (Bruce Willis), ha conseguido escapar del acoso terrorista. Aunque está solo y fuera de servicio, McClane se enfrentará a los secuestradores. Él es la única esperanza para los rehenes. (FILMAFFINITY)
7 de agosto de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y tienes muchísima razón, Holly. Sólo alguien como John McClane es capaz de sacar de quicio a unos terroristas que deciden así por las buenas colarse en un moderno rascacielos, en pleno centro de Los Ángeles, para robar los 640.000.000 de dólares que hay en la cámara acorazada.
Estos chicos no contaban con el americano cowboy de turno dispuesto a defender a los suyos a sangre y plomo.

Eso es lo que yo recordaba de McClane cuando con 10 u 11 años viera por primera vez, en VHS (y grabada de la tele además) "Jungla de Cristal", que era un puñetero cowboy, sin sombrero ni botas con espuelas, ¡qué coño!, si iba descalzo y en camisa de tirantes el tío. Pero cómo le daba por saco a los jodidos esos liderados por el cabrón de Hans Gruber. Por eso, cuando pienso en la película de acción de mi vida, siempre será ésta la que irá primero.
Cierto es que Jeb Stuart y Steven DeSouza, fueron bastante poco fieles a la novela de Roderick Thorpe, porque en el libro el protagonista (que ya aparecía en "El Detective", otra de Thorp) es un policía retirado llamado Joe Leland que va a visitar a su hija Stephanie Gennaro a la oficina central de la Klaxon Oil Corporation, una empresa americana dedicada al oro negro. O sea, que sólo mantuvieron lo de los terroristas y que hay un rascacielos, pero bueno, en fin.

El caso es que como película individual "Jungla de Cristal" es un hito en su género, no sólo por lo bien dirigida que está por John McTiernan, responsable de cosas como "Depredador" o "La Caza del Octubre Rojo", o por la estupenda fotografía de Jan DeBont, o por los brutales efectos especiales, sino porque hizo que todo el mundo se diera cuenta de lo buen héroe de acción que estaba hecho Bruce Willis.
Porque uno piensa en el film y no se imagina a otro en la piel de McClane, y eso que por delante de él estaban los nombres de Arnold Schwarzenegger, Sylvester Stallone, Harrison Ford, Don Johnson...¡y hasta Richard Gere! ¿Ustedes se imaginan esto con Richard Gere pegando saltos y disparando con una ametralladora por la azotea del Nakatomi? Pero ni de casualidad, qué leche. Puede que los dos primeros lo hubiesen hecho bien, ¿pero qué hubiese pasado? Pues que "Jungla de Cristal" pasara a convertirse en "otra película del Stallone" u "otra película del Schwarzenegger" y ya está.

Sin embargo el bueno de Bruce, el cual sólo había destacado por trabajos enfocados en la comedia, como la disparatada "Cita a Ciegas", de Blake Edwards, o la deliciosa "Luz de Luna", demostró que tenía un buen par para ser una estrella de la acción y trayéndose la chulería de su David Addison dio el definitivo cuerpo y alma al rudo agente neoyorkino. Para mí él fue el héroe americano de los '80 por excelencia. Nadie gritaba o le reventaba el cuello a los terroristas o saltaba de la azotea como él en una película iba de menos a más...y a más y a más hasta que el malo moría. Ese era el objetivo, como no, de los productores Joel Silver y Lawrence Gordon: dar el máximo espectáculo posible, con tiros, explosiones y puñetazos a mansalva.
No será por acción, ¿eh? La película ofrece todo lo que puede y lo mejor es que, aunque el prota sea un fanfarrón de mucho cuidado, no es como otras del mismo rollo. Con eso hay que decir que en los '80 hubo cintas de acción y cintas de acción, y desterrar el mito de que en aquella década sólo se hacían fantasmadas reaccionarias. "Jungla de Cristal" era una película de acción a lo grande pero no como "Commando", "Cobra" o "Tango y Cash".

Tenía, aparte de ultraviolencia, humor gamberro y entrañable ilógica, sus partes dramáticas y de suspense, sus bien definidos personajes, sus buenos diálogos, un villano inolvidable (porque para muchos Alan Rickman será el malo por excelencia) y una mujer que de débil no tenía nada, la tenaz e inteligente esposa de John, que encarnó Bonnie Bedelia y de la que, por cierto...yo me enamoré al instante. Holly Gennero enterró eso de la "mujer florero" en el cine de acción, siendo ella un personaje muchísimo más completo y desarrollado que cualquiera de las preciosas fulanas que aparecían en otros films sólo para lucir sus esculturales cuerpos o para demostrar lo bien que sabían gritar.
Y que nadie se olvide del bueno de Reginald Vel Johnson, otra vez haciendo de poli y dispuesto a ser la mano derecha del héroe durante toda la travesía, o de Alexander Godunov (aquel presuntuoso que tanto perseguía a Shelley Long en "Esta Casa es una Ruina") y su cara de mala leche. La acción y el entretenimiento están servidos en este edificio de 40 plantas que quedará en el recuerdo de todos como el escenario perfecto para tirar explosivos por el hueco de un ascensor, deslizarse por los conductos de ventilación, hacer que exploten helicópteros o lanzarse desde una azotea sin paracaídas.

La mejor de la saga, por supuesto, que muchos intentaron imitar después (Seagal, Van Damme, Snipes...), y para nada, porque ya sabíamos de donde venían las influencias. Una cosa es segura, nadie que la haya visto podrá escuchar jamás el "Let it Snow!" de Vaughn Monroe sin que aparezca al instante en su mente la imagen del Nakatomi.
Chris Jiménez
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