Si lo que querían era cegarnos viendo esta castaña de película lo han conseguido, el mareo es considerable y no se si tendré que acudir mañana a mi óptica más cercana a que me gradúen la vista.
No todo vale en cine, el simple hecho de que cada cierto tiempo aparezca un iluminado nunca mejor dicho, en este caso el tal JOE BEGOS, cuyo único objetivo es la transgresión porque si, sin ningún sentido, no significa que lo que veamos tenga algún interés.
De lo que ocurre en pantalla y su trama no voy a comentar nada porque no merece la pena y mucho menos de las inexistentes actuaciones, aunque puestos a decir algo bueno, el comienzo me parecía hasta cierto punto interesante, pero finalmente se convierte en ese tostón de primer nivel que nos podíamos temer, entre luces rojas y parpadeantes imágenes que nos dejan medio mareados y cabreados ante este engendro fílmico.