Y con el título de mi crítica no lo digo solo en sentido figurado, ya que el protagonista literalmente tiene paralizado todo su cuerpo por una extraña enfermedad.

Sin temor a equivocarme acabo de presenciar una de las películas más conmovedoras que se hayan hecho sobre alguna discapacidad, ya que el director Julian Schnabel nos transmite con honestidad, creatividad y sin llegar sentimentalismos o patetismos vanos y efectistas, una triste historia basada en un hecho de la vida real.

Ya se ha dicho mucho de este film, así que voy a ser más específico, lo más destacable es el correcto manejo de un muy delicado tema gracias a que se supo interpretar el libro homónimo con respeto casi reverencial. Además de la interesante actuación de Mathieu Amalric, quién con solo su ojo izquierdo debía transmitir la inmensa soledad, amargura y sobre todo el encierro que debió sentir el desafortunado Jean-Dominique Bauby, durante su parálisis corporal hasta su muerte. La dirección fotográfica y el montaje sin duda se llevan las palmas y por ahí se deja ver haciendo un pequeño cameo a una leyenda viva del cine como es Max Von Sydow.