Y que claro está, a la Academia le encantó.
¿No se dice que a los señores académicos no les gusta volver la vista a problemáticas incómodas? Pues nada, ya están los guionistas de la soleada California para sacarse un dramita de la manga a medida del gusto de la Academia y del publico americano, un drama que en el fondo no incomoda a nadie y vende moralina de la barata, facil de entender, no sea que alguno en Wisconsin no entienda el concepto.
Además, hay que aprovechar el tirón, que ahora es politicamente correcto el no serlo.
Dentro de unos límites. por supuesto.

Hagis, como otros, intenta emular a Altman en "Vidas Cruzadas" y no lo consigue, y como su guión queda a mitad de camino, termina pareciéndose al de "Magnolia" de Paul Anderson, quien a su vez tambión quiso imitar a Altman con su película... irónico, ¿verdad?

Al guión de Hagis le falta peso y claridad de ideas. Sus diálogos resultan, en ocasiones, demasiado largos y tan poco realistas que producen risa. Y aún así, este drama "domesticado" se toma tan en serio a sí mismo que resulta patético. La interpretación de Don Cheadle hace un poco más llevadera esta historia artificial, sermoneante y hortera que por ir de seria, insulta a realizadores que conocen los temas que tratan, y no dulcifican un material que, de presentarlo sin descafeinar, sería objeto de airadas críticas y produciría llagas del tamaño del Cañón del Colorado.
Hagis fracasa, porque el Los Angeles de su película no es el del mundo real, si no la visión de Hollywood - y para muestra, la escena final...