Ozon se plantea esta película como una obra menor, lejos de la gran EN LA CASA o la magnífica LA PISCINA, incluso un peldaño por debajo de la inquietante JOVEN Y BONITA y sin duda lo es, en cuanto a que sus pretensiones no pasan más allá de divertir y, me parece, divertirse.

Y es que el talentoso director francés se rodea aquí de un elenco de los suyos, espléndido y difícilmente superable, en el que todos parecen pasárselo bomba. Es un placer siempre ver al gran Fabrice Luchini o la mítica Isabelle Huppert, ya maduros pero impecables, rodeados de Nadia Tereszkiewicz o Rebecca Marder, sin duda el futuro o mejor dicho, el presente del cine francés y europeo.

El diseño de producción es muy bueno, con un París de cartón piedra delicioso. El guión es muy bueno, con unos diálogos tan chispeantes como dinámicos e improbables, en la línea de aquellas películas de la era dorada de Hollywood, con un toque de HISTORIAS DE FILADELFIA o UN LADRÓN EN LA ALCOBA, mezclando la elegancia y la sutiliza con el disparate y el brochazo gordo, todo de una manera tan eficaz que nunca se cae en lo chabacano o vulgar.

Las escenas en las que aparece la grandiosa Huppert son un canto al cine y al disparate, lo mismo ocurre con aquellas en las que Luchini participa.

En fin, un divertimento agradable y que demuestra que un director es bueno incluso con un material menor en us manos.