Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Drama La amistad entre un pastor mongol y un camionero ruso, perdido en la estepa asiática a causa de una avería, sirve de pretexto para mostrar el abismo cultural y económico entre el campo y la ciudad. (FILMAFFINITY)
1 de julio de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se ha vivido mucho porque se ha trasegado por numerosos senderos y se ha estado en contacto profundo con seres humanos de muy variadas culturas, se adquiere esa sensibilidad única que nos permite captar la grandeza del hombre común, de esos seres que apenas ocupan un puntito en esta inmensa tierra sin otra pretensión que la de tener una familia y levantarla con ahínco. Y es, entonces, cuando nos damos cuenta de que, lo que llamamos paraíso, no es un lugar ostentoso, ni exclusivo, ni muy lejano. Está bien cerca y cabe en un pequeño trozo de tierra (o en una casa) donde cada miembro de la familia consiga sentir que, es incondicional, su entrega al bienestar de sus más cercanos.

¡Con qué esplendor de imágenes, con qué cálidos personajes y con cuánta sensibilidad, Nikita Mikhalkov nos enseña como se puede llegar al paraíso! Las imágenes son extremadamente simples: El cuidado de unas ovejas, ofrecer hospitalidad a un hombre del pueblo que tiene un pequeño problema, desollar un animal para alimentar a la familia y atender al comensal… pero, con cosas de este estilo, de cada imagen va emanando una sensibilidad humana y un respeto por el otro y por la naturaleza que, a veces, puede ser difícil de entender – como en el caso del pariente cuyo cadáver es abandonado en el campo a merced de los animales-, pero, si reflexionamos un poco, quizás entendamos que, es el amor, y no la falta de raciocinio la que motiva cada una de sus actitudes.

¡Qué personaje es Gombo! Un mongol de muy pocas palabras, pero perceptivo, generoso y leal al punto que lo hace digno de todo aprecio. ¡Y qué tal, Pagma! Inteligente, progresista, prudente, y con una capacidad de preparar a sus hijos para la vida que ni habiendo estado en las mejores academias. Gombo y Pagma enseñan, sobre todo, con el ejemplo y haciendo que sus hijos se involucren en cada tarea para que la experiencia sea la que los forme.

¡También Sergei, el ruso, es otro personaje memorable! La cena familiar es todo un espectáculo y, de paso, la integración cultural surge como algo espontáneo y sin reservas. No puedo olvidarme de la abuela, la suerte de mujer discreta que sabe vivir y dejar vivir, más cuando se le está dando un techo y una manutención.

Por donde se mire, el filme nos reconcilia con la vida y nos deja bien plantada la lección de que, para vivir en paz, tan sólo hay que inspirar confianza en el otro y hacerlo sentir seguro de que, esa confianza, jamás se traicionará. ¡Ah! Y no está exenta de crítica con las particulares alusiones a Stallone-Cobra-Rambo.

No puedo dejar de mencionar la emotiva banda sonora que, para “URGA”, ha compuesto el gran Eduard Artemev… y muy a propósito del tema argumental, esa enalteciente utilización de composiciones como España Cañí, el Nocturno N°2 de Chopin o Las colinas de Manchuria (del ‘Lohengrin’ de Richard Wagner) que al referirse, respectivamente, a España, Francia y Alemania, es una forma de abogar por la integración de Europa y del mundo entero como un sólo pueblo.

“URGA”, es un gran acierto en la filmografía de Nikita Mikhalkov que, meritoriamente, aboga por la Unicidad. Esto es cine para aprender a vivir.

Título para Latinoamérica: CERCA DEL PARAÍSO
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow