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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama Cansado de vagar, Hal Carter (William Holden) llega como polizonte de tren a un pequeño pueblo, donde pronto hace amigos y encuentra a su viejo compañero de escuela Adam Benson (Cliff Robertson) quien ahora es un próspero empleado en la trilladora de su padre y además pretende a la chica más linda del pueblo, Maggie Owens (Kim Novak). En un picnic, muchas emociones encontradas van a salir a flote. (FILMAFFINITY)
23 de julio de 2016
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casi todos los seres humanos, tenemos aquello que podríamos llamar un ansia no lograda (o un deseo esencial no satisfecho), lo cual nos hace sentir un vacío existencial en cada amanecer. Por esta razón, ante cualquier esperanza que se acerca a nuestro camino, nos desfogamos, y quisiéramos atraparla de una vez y para siempre. A veces, con demasiada premura y también con improcedencia, y es precisamente, esta ansiedad, la que nos induce al error, a una nueva frustración… o quizás a la derrota definitiva.

Frente a esta situación, el camino a seguir es prodigarse sin empalago, florecer sin jactancia, servir sin esperar recompensa, y moverse entre el mundo convencido de que la felicidad es algo que nace en mi, porque mi esencia es plenitud y esto es también riqueza. Y si confío en que el mundo me dará con reciprocidad lo que necesite para mi proceso, acogeré cada día con satisfacción, y bendeciré las cualidades y cosas de las que ahora dispongo.

Es el grado de tu ambición el que determina el nivel de tu sufrimiento y es tu capacidad de autoaceptación y aspiración, la que te asegura poder avanzar con sosiego por el mundo.

Hal sufre, porque, a su casi mediana edad, es literalmente un vagabundo, pero no ha captado a plenitud los logros que alcanza cuando se dispone a servir, a proteger y a divertir a los demás, y por eso no triunfa. Maggie sufre, porque está harta de que los hombres solo la vean como una muñeca bonita y nadie se interese por profundizar en su ser interior para verla como ser humano, pero no ha comprendido que debe dedicarse menos a exhibir una encandilante figura y abrirse al diálogo para facilitar que se la conozca por dentro. Millie sufre, porque los hombres sólo miran a su linda hermana y parecieran impotentes para descubrir las capacidades intelectuales que ella posee, pero no se da cuenta de que, los hombres que aun no la ‘ven’, no son los que ella necesita. Flo sufre, porque, anhelando salir de la pobreza, quiere ver a su hija casada con un hombre afortunado, pero no advierte que, si no hay amor de por medio, para Maggie la felicidad será imposible. Rosemary sufre, porque no quiere seguir haciendo parte del círculo de las maestras solteronas, pero suele actuar como reclamante de afecto, y tiene que entender que, primero hay que fluir e iluminar.

Es una táctica simple -que poco se transmite en las familias y menos se habla en los colegios-, la que falta en las vidas del común de los seres humanos para poder alcanzar la estrella. Con calidez, y con ese entendimiento sensible que han demostrado el dramaturgo William Inge, el guionista Daniel Taradash y el director Joshua Logan, “PICNIC”, se convierte en otro estudio humano de notable valía, porque consigue llegar al entendimiento y al corazón… y ese es uno de los más valiosos propósitos del arte cinematográfico.

Adorables Kim Novak y Susan Strasberg. Estupendos Rosalind Russell, Betty Field y Arthur O’Connell. Meritorio debut de Cliff Robertson… y uno de los mejores momentos de William Holden.

Joshua Logan, suma otro admirable acierto a su corta, pero fructífera, cosecha cinematográfica.
Luis Guillermo Cardona
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