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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Drama Tom Dickson ha sido durante 25 años el leal y honrado presidente de un banco. Ante la caída de la bolsa, la junta directiva le arrebata el poder y exige la devolución de los préstamos. Un empleado del banco sin escrúpulos y un presunto robo de cinco millones de dólares ponen su carrera y su matrimonio al borde del desastre. (FILMAFFINITY)
21 de diciembre de 2010
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La prueba de nuestro progreso no es que añadamos más abundancia a aquellos que tienen más. De lo que se trata, es de dar lo suficiente a aquellos que tienen poco para que puedan vivir con dignidad”. Franklin Delano Roosevelt

En 1931, cuando los EEUU venían sufriendo La Gran Depresión, el director Frank Capra cayó en la cuenta de que, con sus películas, sólo estaba divirtiéndose y tratando de divertir a los espectadores. Oir hablar al aspirante a la presidencia Franklin D. Roosevelt sobre el New Deal (Nuevo Acuerdo) con el que pensaba transformar a su país sirviendo con justicia a los desfavorecidos, y viendo a las incontadas familias que estaban quedando en la ruina con los reveses de la economía, sintió que era hora de hacer un cine comprometido con los problemas que afectaban a su nación, y al mundo en general, y entonces vino al paso su relación con el brillantísimo guionista Robert Riskin. Éste tenía una visión social humana y objetiva, y una pluma fluida e indeleble para asentar historias imposibles de olvidar. Se unían así dos liberales de corazón sangrante y, con “La mujer milagro”, comenzó un ramillete de películas que tienen el sello de la perennidad.

Para 1932, la crisis estaba en todo su pináculo y ya el señor Roosevelt se hallaba en el solio presidencial. El New Deal comenzaba a hacerse realidad y muchos norteamericanos empezarían a encontrar trabajo y comida. Sólo había que animar a los avariciosos bancos para que prestaran dinero a anteriores sólidas empresas que ahora estaban en seria crisis.

“LA LOCURA DEL DÓLAR” se la juega en este propósito y el binomio Capra-Riskin crea una historia sobre la solidaridad, la amistad, la participación ciudadana, la responsabilidad política y la lealtad, que no deja objeción alguna sobre su prístina propuesta y sobre su capacidad para tocar el alma del más escéptico de los espectadores.

Tom Dickson es un banquero de cuento de hadas: generoso a rabiar, con profunda fe en la gente y en su país, eficaz empresario, pródigo en camaradería… Y Capra no nos dice que así son los banqueros de Norteamérica. Nos dice que ¡así jamás han sido! pero que así deberían ser. Cuando uno ve la magnífica interrelación gerente-empleados que se da en el Union National Bank, se siente en otro planeta. Descartando al infortunado Cluett, el resto es gente de primera, engrandecedora de la sociedad humana.

Una palmeteada en la mejilla y uno se da cuenta de que acaba de presenciar un bello sueño. La realidad, penosamente, todavía no es así, pero Capra sabe ilustrar muy bien la suerte de convivencia que todos nos merecemos… ¡y algún día llegará! ¡No vayan a perder la fe!
Luis Guillermo Cardona
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