Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Western Juan Carrasco, un bandido mexicano, secuestra a una pareja y el asunto acaba trágicamente. El hilo conductor de la historia serán las declaraciones realizadas a lo largo del juicio por tres testigos involucrados en el caso, cada uno de los cuales expondrá su propia visión de los hechos. Un singular western que se basa en parte en el "Rashomon" de Kurosawa. (FILMAFFINITY)
31 de mayo de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre las que recuerdo ahora: “The ox-bow incident” (1943), “Rashomon” (1950), “Twelve angry men” (1957) y “Hombre” (1967), son algunas de las películas imprescindibles que nos ha dado el arte cinematográfico, para documentar lo que ha sido y lo que debería ser perentoriamente la Justicia. Ningún político, ningún hombre de ley, ni nadie que tenga la potestad de ejercer este derecho contra otro, debería juzgar hasta no haber trasegado con profundidad acerca de las percepciones, la subjetividad, los grandes errores históricos… y la espiritualidad, porque lo que tenemos ahora por jueces de la república, son hombres que, en su mayoría, están llenos de prejuicios, y son clasistas y ligeros, pues su bagaje no trasciende la memorización (¡o capacidad de lectura literal!) y un cierto grado de interpretación de unos códigos que asumen hechos, pero muy poco consideran las motivaciones emocionales y las afectaciones del medio, y menos toman en cuenta otra suerte de influencias de orden esotérico, que, la ciencia materialista, tardará mucho en validar, porque no existen las herramientas tangibles con que se puedan demostrar. ¡Ya saben ustedes cuantas cosas ‘no existían’ o se asumían de absurda manera, en los tiempos previos al surgimiento del microscopio y el telescopio!

Muy plausible que, el director Martin Ritt, un hombre de trascendencia moral y artística, se hubiese animado a rehacer de manera ’accesible’ para el público occidental, esa obra cumbre del japonés, Akira Kurosawa, titulada “Rashomon”, pues mucho hay que seguir diciendo todavía sobre justicia, porque la humanidad sigue en pañales sobre un tema que no da espera si queremos algún día vivir con dignidad.

Se ha cometido una violación y un crimen, y tres hombres (un sacerdote, un buscavidas y un estafador) que, un día invernal, se encuentran reunidos en una cabaña de Silver Gulch, discurren acerca del trágico insuceso. Se rememorarán, entonces, las versiones que, durante el juicio, fueron contadas por el sindicado -el bandido mexicano Juan Carrasco-, la víctima del ultraje -la señora Wakefield- y un indio que, hallándose por allí, tuvo contacto con el señor Wakefield antes del hecho luctuoso.

Por no estar acorde con sus creencias, Ritt cambió lo esotérico del filme de Kurosawa por hechos más ‘realistas’, y es en esto que, su filme, pierde un elemento de valioso y fuerte significado. Pero, no obstante, el alcance que la subjetividad tiene en el juicio queda debidamente expuesta y de nuevo podremos comprender lo temerario que es juzgar y lo fácil que, por los prejuicios y las ligerezas, un inocente puede llegar a ser condenado.

¿Qué es la verdad? ¿Hay diferencia entre una simple verdad y una verdad precisa? ¿Qué suerte de intereses conscientes o inconscientes pueden influir en un determinado juicio? ¿Puede alguien auto-condenarse, aunque en realidad sea inocente? ¿Qué razones podrían animarle a hacerlo?... estas y otras tantas preguntas, surgen en el trayecto de esta imperecedera historia que, Martin Ritt contribuye a mantener latentes con “CUATRO CONFESIONES”, un filme que, como los anteriormente citados, debería hacer parte de la filmoteca de toda facultad de derecho.

Para expresar, sin reticencia alguna, su admiración por otra película emparentada también con el tema de la Justicia, “Los hermanos Karamazov” de Richard Brooks, el reparto elegido por Ritt para su película fue, en parte, definido con actores que aparecieron en ella: Claire Bloom, como la esposa de sorprendentes respuestas; William Shatner, el sacerdote que guarda serias dudas sobre la responsabilidad del sindicado y Albert Salmi, el sheriff dispuesto a llegar a la verdad. Junto a ellos, Paul Newman, Edward G. Robinson, Laurence Harvey y Howard Da Silva, imponen caracteres que dan realce a una historia que debería ver todo aquel que quiera aprender a vivir.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow