Descontando el documental “Piano Blues”, “JERSEY BOYS” (término que alude tanto a que los chicos son de Nueva Jersey como a los muchachos del jersey), es el segundo biopic semi-musical que realiza el director Clint Eastwood, interesado esta vez en la música pop de los años 1950, que realizara el popular grupo llamado The four seasons. La historia fue dividida en cuatro segmentos. El primero (que podría ser la primavera de la edad), se ocupará de los años difíciles de la juventud, donde, como hijos de inmigrantes italianos y en tiempos difíciles para los EEUU, los protagonistas se verán a riesgo de perderse atraídos por la vida delincuencial. La segunda parte (el verano del éxito), habla del impulso de salir adelante, pues entre las tres opciones que tienen de salir del vecindario que, según explica Tommy, son: el ejército, la mafia o hacerse famosos, ellos sienten que el tercer camino pueden avanzarlo por medio de la música. El tercer segmento (el otoño de la amistad), será el resultado de decisiones erradas, de la ligereza vivencial y de la falta de comunicación, entre otras cosas. Y en cuarto lugar, vendrá el invierno de la vejez, donde se procurará alimentar algunos valores que parecían ya perdidos.

De nuevo - y como en “Bird”-, Eastwood termina recreando la vida de unos artistas que, con su música y sobre todo con su proceder, nos entusiasman muy poco, pues hacen parte del montón y no de aquellos especiales que, de tanto en tanto, surgen para demostrar que la música es arte y la vida un serio compromiso.

El proceso comienza con el musical que, escrito por Marshall Brickman y Rick Elice, con música de Bob Gaudio y letras de Bob Crewe y con la dirección general de Des McAnuff, se hiciera para Broadway en el año 2005, y que, desde entonces se paseara con notable acogida por varias ciudades del mundo (Toronto, Melbourne, Singapur, Suráfrica…). Lo que en él se cuenta, es el proceso de formación, los grandes éxitos y el posterior rompimiento entre los miembros del grupo The four seasons, para lo cual se usaron insertos de entrevistas con los sobrevivientes del grupo.

Tras el éxito alcanzado, en el año 2010, GK films adquiere entonces los derechos para la adaptación cinematográfica, y el guión queda a cargo de Brickman y Elice, mientras que la dirección se pone en manos de Clint Eastwood con intervención de su productora Malpaso. Los intérpretes: John Lloyd Young (Frankie Valli), Vincent Piazza (Tommy DeVito) Erich Bergen (Bob Gaudio) y Michael Lomenda (Nick Gassi), con excepción del primero que estuvo durante el estreno en Broadway, son ahora muy distintos a los del musical, en el cual se usaban artistas según fuese el lugar donde se presentasen.

Adicional a sus pequeñas necedades, como ese afán (¡aún!) de Eastwood de auto-homenajearse, el filme tiene sus momentos interesantes, y algunas escenas, como aquella en que los chicos están en la disyuntiva para decidir sobre Gaudio o aquella en la que Valli, sintiéndose en deuda con Tommy, se compromete a asumir sus obligaciones, tienen mucha validez humana y dramática, y se rescatan a falta de resplandor en el resto del argumento. También ese detalle de poner a hablar a alguno de los miembros del grupo en el instante mismo en que interpretan alguna canción, resulta novedoso y bien logrado. Y, queda decir que, dos o tres canciones, también resultan fáciles de digerir, sobre todo, “Big girls don’t cry” y ”Can’t take my eyes off you”, a la que, no obstante, prefiero en la voz de Matt Monro quien la hiciera famosa por estos lados.

Si todavía te gusta la música ligera de la última mitad del siglo XX, quizás te diviertas con estas remembranzas. Quienes ya hayan dado un paso adelante, creo que pueden abstenerse.