Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Drama Viena, 1957. Una mujer judía, esposa de un director de orquesta, reconoce en el portero del hotel en el que se aloja al oficial nazi que, en un campo de concentración, la había utilizado como objeto sexual en una tortuosa relación sadomasoquista. (FILMAFFINITY)
16 de noviembre de 2010
16 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchísimos seres humanos encuentran dentro de su ser, extrañas maneras de excitarse y de satisfacerse sexualmente. Para algunos, su descubrimiento es sólo una de las variadas formas como logran acceder al sexo, pero, para otros tantos, esta rara manera se convierte en una especie de obsesión y sólo accediendo a ella consiguen el goce sexual. A esto se le llama, parafilia, y entre estas tendencias se cuenta el voyerismo, el exhibicionismo, el fetichismo, la pedofilia y el sadomasoquismo. El psicoanálisis considera que, el sadismo y el masoquismo, están firmemente interrelacionados y que, quien es sádico es a la vez masoquista, y viceversa. El sadomasoquismo es entonces el ejercicio del maltrato a la pareja, la cual disfruta con el dolor y la humillación (masoquista), mientras la otra se satisface sintiéndola humillada y sometida (sádico). Se intercambian ocasionalmente los roles, y así, los vejámenes y las agresiones se vuelven el complemento esencial en cada encuentro sexual. El sadomasoquismo está asociado a una inclinación antisocial y a un profundo autodesprecio, y por eso es, quizás, la más peligrosa de las parafilias, pues, con excesiva frecuencia, termina con la muerte de uno o de ambos miembros de la pareja.

<<PORTERO DE NOCHE>>, tiene como protagonistas a dos seres con estas inclinaciones. Él, Max Altdorfer, es un exnazi quien, junto a otros fugados reos del llamado, Juicio de Nuremberg, procura borrar del mapa todo historial… y a cualquier testigo que pueda delatarlos. Entre tanto, trabaja como recepcionista en el Hotel zur Oper de Viena. Durante la guerra, Max se hacía pasar por médico y así accedía a la intimidad de numerosas pacientes judías a las que violaba y luego asesinaba. Sólo una de sus víctimas, Lucia Atherton, consiguió sobrevivir, y esto sucedió porque él se enamoró de ella y la convirtió en su “pequeña” protegida… de él mismo y de todo aquel que pretendiera hacerle daño.

Y ahora, en 1957, al Hotel zur Oper llega Lucia acompañando a su marido, un prestigioso director de orquesta... El pasado acudirá enseguida de nuevo a la memoria, y habrá lugar para el reinicio de un sentir que estaba adormecido en sus corazones.

Lo que me resulta bastante plausible de este filme, es la sensitiva capacidad que desborda la directora, Liliana Cavani (el guion es de ella y de Italo Moscati), para conseguir que entendamos la sorprendente fuerza interior que logran fluir esos dos extraños seres, uno de los cuales pareciera merecer nuestro desprecio y la otra toda nuestra compasión.

Queda aquí, sólidamente reafirmado, que el mundo no es en blanco y negro; que el mal que veo en otra persona también puede estar en mí, y el bien que identifico en mi propio ser, también puede estar en aquel otro, por retorcido que parezca. Se redunda, así, una sabia interpretación de la existencia y se recupera el punto de equilibrio que nos convida a no juzgar porque, simplemente, no estamos en el derecho de hacerlo.

¡Este es el arte que entiende de la vida!
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow