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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Cine negro. Intriga. Drama En una pequeña ciudad de Connecticut, un sacerdote es asesinado en plena calle, y los ciudadanos exigen una intervención contundente de la policía. Todos los testigos identifican a John Waldron como el autor del crimen, pero éste se declara inocente, aunque nadie le cree. (FILMAFFINITY)
14 de octubre de 2013
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El deber principal de un abogado en su ejercicio como fiscal público, no es condenar, sino ver que se haga justicia”. Código de ética del abogado.

Bien claro tiene este concepto el fiscal de Connecticut, Henry L. Harvey, cuando se enfrenta al juicio que, por asesinato del pastor presbiteriano George A. Lambert, tiene tras las rejas al exsoldado John Waldron, un hombre desempleado que cometió el error de pretender irse de la ciudad justo el día en que eliminan al predicador. Y todo está en su contra: Varios testigos que lo identifican... se había entrevistado con el sacerdote pocos días antes... y hasta las balas del arma que le encontraron coinciden con la encontrada en el cuerpo del occiso.

Harvey parece estar enfrentado a una causa perdida… y para tenerlo bien atado, hay intereses políticos de por medio donde no importa si el sindicado es culpable o inocente sino lo que puede lograrse satisfaciendo el afán de “justicia” de la comunidad, y donde hay ofertas tentadoras de por medio que podrían encumbrar al, hasta ahora, fiscal de oficio.

El director Elia Kazan, vuelve a atinar con esta historia basada en hechos reales ocurridos en 1924 en Bridgeport, Connecticut, relatados por Anthony Abbot (nombre con el que se protegió Fulton Oursler) en 1945, y donde se buscó el mayor realismo posible utilizando algunos espacios originales y a muchos de los ciudadanos que estuvieron inmiscuidos en el hecho. El propósito es mostrar el verdadero sendero que deben asumir los encargados de aplicar justicia, y descorrer ese velo que deja ver la falta de escrúpulos con que se mueve la clase política.

Henry L. Harvey, nombre dado a Homer Cummings (1870-1956) el verdadero fiscal que asumió el hecho en su momento, da algunas muestras de ser la suerte de hombre que entiende a plenitud que la justicia tiene que rebasar las conveniencias personales, pero las tentaciones y riesgos son bastante poderosos… y habrá que esperar para saber hacia que fines orientará sus esfuerzos.

Un reparto con nombre tan reconocidos como Dana Andrews, quien con su habitual sobriedad representa al fiscal Harvey; Arthur Kennedy como el hombre atribulado sobre el que pesan gravísimos cargos; y Lee J. Cobb como el policía acosado por toda la sociedad, se encarga de consolidar esta historia donde Kazan aplica, con brillantez y naturalidad, los métodos del actor’s studio logrando esa eficacia narrativa que por momentos roza el género documental.

Para resaltar, ese especial manejo que se da al segundo personaje del que solo los espectadores conseguiremos sospechar. Así, y no una sino incontables veces, funcionan las cosas en la realidad.

Título para Latinoamérica: “CRIMEN SIN CASTIGO”
Luis Guillermo Cardona
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