Dos regímenes ficticios, el de los bárbaros y dictatoriales Gorsheks, quienes tienen a sus ciudadanos padeciendo toda suerte de carencias y represiones, y otra nación -sin nombre- con mayor apariencia de civilización y libertad, vienen librando una cruenta guerra que ya ha durado cuatro años. Con el propósito de brindar un poco de solaz y de cultura a sus combatientes, este país democrático les ha enviado una orquesta sinfónica muy acreditada… pero, ocurre que, el tren que transporta a los 93 músicos es asaltado por los Gorsheks y los miembros de la orquesta son retenidos contra su voluntad. Para el coronel que los tiene a su cargo, su interés es ejecutarlos enseguida… más, para el general de la zona, será, quizás, más vigorosa la batalla que surge en su conciencia que la que padece en su territorio, y la decisión que tiene que tomar es entre obedecer las órdenes superiores o ser fiel al arte excelso que domina por completo su espíritu. De esta manera, arranca la novela, “The General”, que, Alan Sillitoe publicara en 1960, con la cual consigue una magnífica descripción de la profunda paradoja o contradicción que puede latir en un ser humano.

En música, se entiende como, Contrapunto, a la combinación armoniosa de voces o melodías independientes y contrapuestas. Aplicado al título original que diera a su película, el director Ralph Nelson -quien ha ambientado la historia a finales de la II Guerra Mundial- es ese punto de desencuentro y encuentro que guardan, Lionel Evans, el director de la orquesta estadounidense y el general Schiller al mando del ejército alemán. Ambos son autoritarios, arrogantes y testarudos; cada uno mira políticamente hacia el polo opuesto… pero, a ambos los une el amor y el respeto profundo por la música culta.

De manera magistral, Nelson aplica la música de Beethoven, Schubert, Tchaikovsky… y Wagner a una asociación constante con los hechos y así, un crescendo, una fuga, o un fragmento descriptivo, se interrelacionan con la acción muy eficazmente y hasta los compositores podrían tener algo que ver con los protagonistas. Por ejemplo: Evans es “sordo” (B) a los consejos de los demás y Schiller es arrogante como el más típico nazi (W), pero, es fiel al arte como el más sensible de los hombres.

Solo visiones muy sesgadas pudieron ver “un absurdo” en esta sobresaliente y vigorosa trama que consigue ver y respetar -como debe ser- la dualidad humana… que, está de sobra demostrado, no hace parte de unos cuantos sino de todos los hombres… aunque, en algunos, a niveles más extremos.

La puesta en escena, especialmente centrada en un espacio con algo de sacrosanto; el agudo suspenso que emana de varios momentos; los impecables diálogos que definen con claridad el carácter y el nivel cultural de sus protagonistas… y esas veraces interpretaciones de Charlton Heston, Anton Diffring… y sobre todo de Maximilian Schell, elevan el nivel de una película que aplaudirán todos los que comprenden que, en todo ser humano hay una inmanente mezcla de ángel y demonio.

Título para Latinoamérica: <<JAQUE MATE>>