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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Musical. Romance. Comedia Versión cinematográfica del mito de Pigmalión, inspirada en la obra teatral homónima del escritor irlandés G.B. Shaw (1856-1950). En una lluviosa noche de 1912, el excéntrico y snob lingüista Henry Higgins conoce a Eliza Doolittle, una harapienta y ordinaria vendedora de violetas. El vulgar lenguaje de la florista despierta tanto su interés que hace una arriesgada apuesta con su amigo el coronel Pickering: se compromete a enseñarle a ... [+]
19 de octubre de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
George Bernard Shaw es uno de los tipos más mordaces, encantadores y brillantes que uno pueda leer en su vida. Como ocurre con Oscar Wilde, un libro suyo es una delicia que no se olvida nunca. Eso es llevar el humor en la sangre, degustar la vida con la punzada fina y palpar cada experiencia lamiéndole las entrañas.

Basada en el célebre “Pigmalión” del amigo Shaw (inspirada a su vez en el célebre personaje de la mitología griega), “MY FAIR LADY” (MI BELLA DAMA) conserva todo el gusto literario del autor y se complementa con una obra musical escrita por Alan Jay Lerner y música de Frederick Loewe (un éxito en Broadway) que, si la oyes y ves con el corazón abierto, tendrás al alcance uno de los más encantadores espectáculos que alguna vez se haya puesto en escena.

Audrey Hepburn representa, con gracia indeclinable, a Eliza Doolittle, una humilde y mal hablada florista en una plazoleta de Londres, quien es huérfana de madre e hija de un padre vividor y bohemio que sólo la busca cuando necesita una moneda que le permita abastecerse de licor, aunque él, muy a lo Shaw, sustenta con elegancia todo lo que, por su parte, ha dado a su hija.

Cierto día, en el camino de Eliza, aparecen un par de solterones empedernidos, adinerados y cultos: el profesor Henry Higgins, experto en fonética, y el coronel Hickering -un gran amigo suyo- quien descubre en la burda florista, la ocasión de una divertida aunque complicada apuesta, cuando ella busca al experto para que la eduque y la refine en el lenguaje.

George Cukor, uno de los más impecables directores que alguna vez haya dado Hollywood, nos lleva por un largo, persistente y divertido camino, donde el exigente propósito es lograr que la iletrada joven se convierta en una dama de tal talante, buen gusto y expresión, que pueda ingresar de manera creíble en un baile de embajada con la nobleza de Transilvania.

Rex Harrison como el profesor Higgins, Stanley Holloway como Alfie Doolittle, y Wilfrid Hyde-White como el coronel Hickering, consiguen dar un cauce del más hondo histrionismo a esta alocada y divertida historia, donde el amor también ocupa su lugar y las esperanzas renacen aún para aquellos que parecían tenerlo todo.

Una lección de fe en el otro, de superación, autoexigencia y compromiso ferviente con aquello que se desea, queda bellamente plasmada. Y entre gratas canciones, uno que otro alegato contra el matrimonio y en beneficio de la eterna soltería, salen muy a pulso para justificar la despedida de un rezagado que, quizás, esté a punto de pasarse al otro bando.

Tres Globos de Oro y ocho premios Oscar, respaldan a este brillante musical del que varias canciones provoca tararearlas.

Obras como éstas, nos apegan cada día más al arte cinematográfico.
Luis Guillermo Cardona
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