Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Drama Andrew Crocker-Harris (Albert Finney), profesor de Lenguas clásicas en la Abbey School, un internado para chicos, se ve obligado a jubilarse. Durante más de dos décadas ha intentado, sin demasiado éxito, inculcar en sus alumnos la sensibilidad para valorar a los clásicos. Su estado de ánimo oscila entre la rigidez y el abatimiento que le produce saber que su rector le ha puesto el mote de "El Himmler del quinto curso". Por otra parte, ... [+]
23 de septiembre de 2012
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay irrespetos que laceran el alma. El veterano profesor, Andrew Crocker-Harris, ha sido tildado por su opaco rector como “El Himmler del quinto curso”, aludiendo a Heinrich Himmler el comandante en jefe de las SS, que dirigió el secuestro, tortura y ejecución -sin contemplación alguna- de millones de judíos y otras minorías que “contaminaban” a la raza aria (¿cómo puede ser más puro un psicópata que un negro, un gitano o un homosexual?). Pero, aunque se duele muy dentro, el profesor tiene la suficiente entereza para comprender que, conociéndose a sí mismo, las necedades externas no pueden dejar cicatriz alguna.

Crocker-Harris ama la disciplina y cree, con razón o sin razón, que las lenguas clásicas cultivan la belleza, el bien decir y la cultura eterna, y en cambio, las lenguas modernas son una moda conforme a la potencia que se encuentre en turno. Por supuesto, esto no le granjeaba demasiadas simpatías, pero había uno que otro chico adepto, como Taplow, capaz de comprender su profunda sensibilidad y su amor por lo que, consideraba él, contenía la llama eterna.

El “Agamenón” de Esquilo será el libro base de las últimas lecciones de latín que, aquejado del corazón, podrá dictar el veterano profesor. Y aquella historia de la esposa (Clitemnestra) que asesina a su marido (el rey Agamenón) por haber matado éste a Ifigenia, la hija de ambos, como sacrificio a los vientos, se convierte en un feliz paralelo entre las soluciones violentas del pasado versus la altura y el respeto por la integridad del otro, que se manifiesta en el presente.

Remake del brillantísimo filme homónimo que realizara, en 1950, Anthony Asquith, “LA VERSIÓN BROWNING” de Mike Figgis no logra la altura, la creatividad, ni la contención actoral que posee el clásico inglés. Sin estar exento de interés, pues la historia de Terence Rattigan es lo suficientemente fuerte como para lograr su propio lucimiento, el aporte de Figgis es bastante escaso: unas lágrimas de más y un cierto aflojamiento en las liviandades de Laura la esposa y de su amante Frank, que, aunque resulta razonable, quita mucho del poderoso dramatismo que contiene la historia original.

También, Figgis, arrancó las páginas que aluden a la traducción que hace el profesor del “Agamenón”, donde se sustenta su afán transformador (acorde con su propia experiencia) y donde se resalta su cercanía con el alumno más notorio. Así, queda rescatar la buena actuación de Albert Finney que, aunque carece del carisma y la impecable presencia de Michael Redgrave, resulta lo bastante satisfactoria como para conmover los corazones.

Ah! Y no es cierto que “el arte del saber es ocultar el saber”. El arte del saber es hacerlo llegar al más lejano de los hombres, porque, cuando uno tiene una flor y la intercambia con otro que también tiene una flor, ambos han quedado con una flor. Pero cuando uno tiene una idea y la intercambia con otro que tiene otra idea, cada uno ha quedado con dos ideas, y así es como el conocimiento irradia al mundo entero.

Título para Latinoamérica: “UNA LECCIÓN DE VIDA”
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow