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Voto de Natxo Borràs:
9
Drama Los Klingenfeldt, una familia de la alta burguesía danesa, se disponen a celebrar el sesenta cumpleaños del patriarca, un hombre de trayectoria y reputación intachable. Sin embargo, sus tres hijos, aunque muy diferentes entre sí, están dispuestos a aprovechar la ocasión para sacar a relucir los trapos sucios de la familia. (FILMAFFINITY)
27 de marzo de 2009
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con esta película del danés Thomás Vinterberg quedó inaugurado este oportunista movimiento radical en las ideas de devolverle al cine su carácter primitivo en lo técnico pero intenso en calidad argumental. La idea fue augurada por Lars Von Trier y, después de unos años, queda patente que el uso de la cámara en mano, a modo de ojo humano o para atraer más complicidad del actor al espectador, es ya un hecho y la estela de films que precedieron "Celebración", la pseudoporno "Los Idiotas" o la amable "Mifune", ya no se puede contar con los dedos de la mano. Pero ni mucho menos la idea provenía de Dinamarca sinó de la esencia del cine independiente que años ha quedaba en el olvido pero que, por los gritos exigentes pero silenciosos de cinéfilos con hambre de comerse buenas historias, se revitalizó.

Dogma 95 fue más bien un toque de atención redondeado pero exento de originalidad, aunque muchos picaron en esa "revolución. En España, el gallego Juan Pinzás dirigía sin éxito la más que olvidable "Erase Otra Vez" como contribución ibérica a tan sugerente movimiento.

Dogma 95 se basaba en varias reglas estrictas impuesta a los creadores que se arriesgaban a rodar películas de escaso presupuesto. Una de las normas era en las escenas nocturnas, usar luz natural (Kubrick ya hizo de lo mismo usándose de millones de velas en "Barry Lyndon"); cámara en mano ("The Blair Witch Project" nacía ese mismo año 1998 aunque era una película de terror); no se pueden usar armas de fuego (pero de teléfonos móviles los hay como para llenar un camión); los títulos de crédito no pueden ser insertados como tal sinó fotografiados como un elemento más del decorado... Y hablando de decorados; se prohiben platós.

Sin embargo "Celebración" (que posteriormente se haría un obra teatral) cumple con esas reglas y bien que le salió la jugada al director de "Querida Wendy". Narra el ocaso de una adinerada familia donde se reunen una vez al año por el cumpleaños del patriarca (Henning Moritzen). El hijo mayor, Christian (Ulrich Thomsen), le tiene preparada una sorpresa. Los defectos y delirios de tan discreta burguesia saldrán a la luz ante los atónitos invitados (lo mejor de lo mejor del país) y los ataques de risa de los sirvientes y cocineros. Christian incita a su familia a la desestructuración de un árbol genealógico basado en la hipocresía, las falsas apariencias, el racismo y la lucha de clases. Las llaves de los coches de todos los invitados desaparecen, el vino que no para de llenarse en cada copa,... No hay motivos para salir pero hay que escapar de allí, y la locura se desata entre lloros, gritos y algun viraje al pasado. Muy a lo Buñuel de "El Ángel Exterminador" que convence y sorprende porque la improvisación es la auténtica maestra de ceremonias de esta sencilla pero gran película.
Natxo Borràs
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