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Voto de Natxo Borràs:
9
Drama Rosaria y sus cuatro hijos (Simone, Rocco, Ciro y Luca) abandonan su tierra natal, Lucania (la actual Basilicata), para emigrar a Milán en busca de trabajo y oportunidades que les permitan mejorar sus condiciones de vida. Allí encuentran a Vincenzo, el hermano mayor, que trabaja de albañil pero que está relacionado con el mundo del boxeo. (FILMAFFINITY)
15 de julio de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que Roberto Rossellini inaugurara con sus emblemáticas películas (Alemania Año Cero; Stromboli, Tierra de Dios) el cine neorrealista italiano , junto otro grande como fue Vittorio de Sicca (Ladrón de Bicicletas, Milagro en Milán) otros directores como Pier Paolo Pasolini (Accatone; Mamma Roma) o incluso un prometedor Bernardo Bertolucci (La Commare Seca) se adentraron en abrupto terreno algo tarde, pero en un momento decisivo en que Italia vivía una transición social prácticamente paralela al “desarrollismo” español de principios de los años sesenta. A mi entender, “Rocco y sus Hermanos” de Luchinno Visconti acentúa clara esa situación de amargura ante un reto esperanzador como el de vivir en la gran ciudad después de vivir unas duras condiciones de vida mísera en el campo.

La familia Parondi es un ejemplo de ello. Con un hermano mayor, Vicenzo (Spiros Focás) establecido en Milán y a punto de casarse con Ginetta (Claudia Cardinale), la viuda Rosaria (Katina Paxinou) llega a la ciudad de Milán, símbolo del progreso y que, presuntamente, les hará sacar de la pobreza para siempre. Desahuciados primero, pero luego viviendo bajo techo en viviendas públicas, los hijos intentan buscarse la vida de una manera u otra. Simone (Renato Salvatori) intentará triunfar como boxeador, Rocco (Alain Delon) en una lavandería, Ciro (Max Cartier) apoyará el codo para acabar trabajando en Alfa Romeo y Luca (Rocco Vidolazzi) de chico de los recados pese a su corta edad. Del vecindario conocerán a Nadia (Annie Girardot) una mujer de mala vida que verá en Rocco y Simone el día y la noche respectivamente. Y sus diferencias respecto a su relación con Nadia se acrecentarán violentamente cuando los dos hermanos se entrenan en el cuadrilátero.

Visconti rodó una gran película tremendamente realista, cruda, amarga y, lo que es mejor, en blanco y negro. Un plantel de actores franceses (Alain Delon; Annie Girardot) y transalpinos (Renato Salvatori, Claudia Cardinale) se adueñaron de la cámara y se reflejó en la realidad aparentemente necesaria que descubría en Italia, un país que no solo se representaba en los campos de olivos y las playas de Capri, si no también en su piel viva y descarnada.
Natxo Borràs
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