Un meteorito aterriza en las cercanías de un pueblo de montaña. Lo que poco a poco, y según los incitados por la curiosidad, va resurgiendo de su cáscara como una masa deforme y corrosiva, dicha substancia irá creciendo en tamaño a medida que devore a los sorprendidos habitantes de la zona.

Los efectos especiales son, en verdad, la principal excusa para que sacaran adelante éste aceptable remake de un film de 1958 titulado “The Blob”, dirigido por Irvin S. Yeaworth y protagonizado por Steve McQueen y consiguiendo que Larry Hagman (sí, el Jr. de la serie “Dallas”) dirigiera una secuela catorce años más tarde “Beware! The Blob. Son of Blob” (1972).

Chuck Russell, (director de “La Máscara” (The Mask, 1994), donde los efectos especiales también cobraban protagonismo al servicio de la comedia y a Jim Carrey no le hacía falta hacer sus habituales muecas, no lo por poco entregado sino porque una careta mágica hacía el resto) co-escribió esta tercera versión en colaboración con Frank Darabont (Cadena Perpetua; La Niebla; The Walking Dead).