Shyamalan es un cineasta que todos esperan y al final poco esperamos de él. Todavía se nota el efecto de "El Sexto Sentido", que junto con "El Protegido" y "Señales" con los que consigue atisbo de madurez, considero sus tres mejores películas. Pero este director es como el mago fracasado que antaño triunfaba y que sigue con sus trece con el número de la chistera con truco archiconocido por todos.

Pero no hay truco. Solamente suspense y desvíos en el guión. ¿Acaso es más sobrenatural la anciana de la cabaña que las plantas y árboles del paisaje que rodean con su brisa a sus asustadizos protagonistas?

Los espectadores deberíamos hacer un ejercicio de esfuerzo a la hora de mentalizarnos cada vez que nos dispongamos a ver el próximo largometraje que nos ponga este tipo. Se agradece su tensión creciente, minuto a minuto, pero el globo se deshincha y el ruidoso pedo que emite ante la evacuación del aire almacenado es tan digno como los abucheos que se merece. Ya sabemos que aporta algo novedoso un fénomeno de origen desconocido que reina en la calma chicha de parques urbanos y parajes campestres (la trama científica en lo relacionado con las abejas está bien resuelto) pero si redondeas bien el final, es suficiente como para salir satisfecho y haber disfrutado de una buena película de ciencia-ficción. Pero M. Night Shyamalan no lo hace ni en sueños. Se va por la puerta pequeña pero repleto de dólares.

Lo Mejor: la capacidad de transmitir el pánico
Lo Peor: el cuento de siempre