John Carney, el aclamado director de “Once” (y bajista del grupo The Frames), dirige esta historia amparándose en la sombra de su anterior trabajo, intentando hacer algo de parecidas características pero distinto. Volviendo a usar la música y los músicos como eje central de la historia, pero esta vez cambiando el marco de Dublín a Nueva York, y empleando actores consagrados en lugar de desconocidos.

La historia que cuenta la película es manida y poco creíble, pero en esta ocasión no importa mucho al espectador, puesto que hemos de admitir que nos gusta eso de que un talento desconocido acabe triunfando en un mundo tan difícil como el de la música. Que no se dejen avasallar por las grandes compañías y logren su objetivo sin necesidad de una gran promoción artificial. Un tema muy usado, pero que sigue funcionando. Eso de que el protagonista sea un perdedor, maltratado por la fortuna, abandonado por su pareja, y que cuando está en el peor momento de su vida logre salir adelante, siempre gusta al espectador, por poco creíble que sea la historia.

“Begin again” se disfraza de comedia romántica, pero no lo es. Aunque tenga muchos clichés de ese tipo de películas, no lo es. Indudablemente, tiene un toque azucarado, pero no llega a empalagar. Es un producto comercial, definitivamente, pero no está exento de calidad.

El factor diferencial es la música, por supuesto. De no ser por ella, la película bajaría mucho. Pero claro, es que sin ella no se entendería. Es una película de ritmo alto, que se ve con absoluto agrado, y te hace salir del cine sonriente, optimista, con ganas de vivir.

Los actores están bastante bien, especialmente Mark Ruffalo, francamente brillante. Un tanto sobreactuado en alguna escena, pero en general magnífico. El mejor con diferencia. Keira Knightley, bien, sobre todo en las escenas que comparte con Ruffalo. Y es que hay una gran química entre ellos, todas las escenas conjuntas funcionan muy bien. Ha sido un gran acierto elegirles como pareja protagonista. En las escenas que no actúan juntos bajan un poco el nivel, sobre todo ella. En cuanto a la tercera pata del banco, Adam Levine (cantante del grupo Maroon 5) hay que decir que es innegable que canta bastante bien (aunque sería de agradecer algún falsete menos), pero en la labor interpretativa no pasa del aprobado justitio.

Las mejores escenas son las musicales, y, como pasaba en “Once”, algunas quedan para el recuerdo. Me gustó especialmente la escena en la que Dan ve cantar por primera vez a Gretta y va imaginando cómo sonaría la canción con los arreglos que él hiciera. También está muy bien cuando ambos escuchan la música que lleva el otro en su móvil y Dan explica el modo en que cambia cualquier escena cotidiana cuando escuchas música al mismo tiempo. Magnífica también la grabación de la canción en la azotea, con la hija marcándose un solo de guitarra digno de un profesional.

Creo que el parecido con “Once” juega en su contra. Seguramente la película nos gustaría más si no hubiéramos visto dicho film ocho años antes. Porque la comparación es inevitable. Y en la comparación, hay que reconocerlo, sale perdiendo. No tiene la frescura de “Once”, ni nos puede sorprender ya. Y, sobre todo, las canciones no alcanzan el nivel de las que cantaban Glen Hansard y Marketa Irglova. Aquellas eran sensacionales, éstas simplemente están bien.

Nueva York es homenajeada por el director, como lo fue Dublín en “Once”, y las calles neoyorquinas se convierten en parte principal e importante de la película.

A mi juicio, otra cosa mejorable del film es que los personajes podrían estar mejor definidos. La pareja protagonista son quienes mejor definidos están pero aún así no terminamos de conocer muy bien su personalidad y los motivos de sus comportamientos. Mucho más difusos quedan los demás, especialmente la mujer y la hija de Dan, que apenas quedan esbozados y seguramente habría enriquecido la película si hubiéramos sabido más sobre ellas.

“Begin again” es una película para disfrutar en el cine, sin más pretensiones. No esperes otro “Once”, porque no lo es, pero tiene ingredientes muy parecidos. Es muy agradable de ver, aunque no deja poso. Critica el funcionamiento de la industria musical pero de un modo muy tenue. Tiene muchos tópicos y desde luego no es creíble, pero pasas un buen rato, es bienintencionada y divertida.

https://keizzine.wordpress.com/