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España España · Los Monegros
Voto de Henricks:
10
Terror. Intriga En la costa de un pequeño pueblo del este de Estados Unidos, un enorme tiburón blanco ataca a varias personas. Por temor a los nefastos efectos que este hecho podría tener sobre el negocio turístico, el alcalde se niega a cerrar las playas y a difundir la noticia. Pero un nuevo ataque del tiburón termina con la vida de un bañista. Cuando el terror se apodera de todos, un veterano cazador de tiburones, un oceanógrafo y el jefe de la ... [+]
25 de octubre de 2016
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En primer lugar, reafirmarme en que ningún aficionado al cine debe guiarse demasiado por las puntuaciones dadas a las películas en esta web, porque este es un caso más de puntuación inferior a la merecida, mientras películas que no valen para nada tienen puntuaciones desorbitadamente altas, pero ahí está la muestra de la estupidez tan extendida que hay entre la gente hoy día.

Aquí nos encontramos ante una obra maestra total de un jovencísimo Spielberg, al que los productores confiaron su realización tras haber dirigido Loca evasión para la misma compañía. Tras un arduo y complicado rodaje que sobrepasó el presupuesto inicial previsto por la productora y con un guión a menudo improvisado antes de cada nueva jornada de rodaje, se obtuvo una película redonda y admirable que va mucho más allá de un gran éxito de taquilla, pues aquí tenemos un genuino ejemplo de maestría cinematográfica a todos los niveles: dirección, interpretación, montaje, música, fotografía, dirección artística, efectos especiales... en la que sobre todo prima lo que debe ser siempre más esencial en una película, que es la creación de una atmósfera real, auténtica, agobiante y absorbente, conseguida gracias a una talentosa y perfecta narración, aspecto que en el pésimo y patético cine actual se ha perdido por completo, para vergüenza de sus artífices y admiradores. Pero también hay que decir que la calidad de esta película viene muy determinada por la época en que se hizo, los 70, una época en la que realmente sí se sabía hacer cine, se hacían grandes películas, se sabía narrar una historia, dotándola de naturalidad, realismo y emociones, en definitiva, de alma, a diferencia de la insipidez, la ineptitud, la vacuidad y la esperpéntica artificialidad del cine actual. Y si, como alguien ha dicho, fue un éxito en su época pero hoy no lo sería, es precisamente por eso y por nada más, porque en los 70 se hacía buen cine, con un nivel infinitamente superior al de ahora a pesar de carecer de los adelantos técnicos de hoy (NI FALTA que le hacía y a la postre tampoco hay demasiada diferencia), y porque el público de ahora, idiotizado por las nuevas modas, las nuevas tecnologías y las tonterías que ven en las peliculas actuales, sería incapaz de apreciar en su justa medida una obra de esta categoría. Y el que diga lo contrario, no tiene ni p*ta idea de lo que dice. Supongo que será eso a lo que se refiere, porque si lo que da a entender es que lo que se hacía entonces es inferior a lo que se hace ahora, entonces es que el hombre tiene bastantes pocas luces.

Así pues, Tiburón aúna todas las cualidades del cine de la época y transmite angustia, realismo y emoción con maestría. Son sensaciones que uno percibe como auténticas y que te hacen decir: esto sí es buen cine, no la basura que se hace hoy. Como el propio Spielberg insinúa, no hay nada mejor que el suspense, la naturalidad y la sugestión al estilo Hitchcock para crear tensión y mantener el interés del público. Naturalidad y autenticidad que están presentes en las situaciones que se dan y en su desarrollo, en las interpretaciones y las reacciones de los personajes, en las emociones reales que transmite al espectador, al que hace partícipe de la angustia que viven los personajes durante la caza del tiburón y del sentimiento de haber sido liberados de una pesadilla angustiosa cuando al final Brody consigue matarlo. A lo cual contribuye notablemente también la música del gran John Williams, maestro donde los haya en transmitir emociones y atrapar el alma de los personajes dentro de la situación que viven, como lo hizo en esa misma época en La aventura del Poseidón, El coloso en llamas, Encuentros en la tercera fase o Superman. Y el suspense que está presente a lo largo de todo el metraje ante la presencia invisible de un enorme tiburón que es mostrado en los momentos justos, y en lo que capta y describe la cámara para conectar sabiamente con los miedos más instintivos del espectador. Y puede que los que dan puntuaciones infames a esta película o no la valoran lo suficiente sean adolescentes o adultos con mentes adolescentes/infantiles que quizás esperarían ver a un tiburón con superefectos especiales digitales y apareciendo a cada 5 minutos en la pantalla. O quizás sea por otro motivo ininteligible, insignificante o ficticio sin más, a lo mejor es que sus cortas mentes no están capacitadas para valorar una narración cinematográfica ejemplar, pero en cualquier caso ahí es donde se demuestra el intelecto y la madurez mental de algunos (subnormales). Porque dicho sea de paso, el diseño del tiburón y los efectos especiales mecánicos propios de la época son soberbios y dan más AUTENTICIDAD a lo que se plasma que la morralla digital de ahora, por conseguida que pretenda estar.

El propio Spielberg, que tuvo su buena época, a la que pertenece esta película, se contaminó de la tontería actual cambiando a su E.T. genuino, un diseño de criatura magnífico, por un monigote digital para una nueva edición de DVD, aparte de algún otro cambio estúpido. Quién diría que esta persona, artífice también de una patética La guerra de los mundos (que expone a la perfección las características que he atribuido dos párrafos atrás al cine actual), es la misma que en su día dirigió esta obra maestra tan admirable.
Henricks
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