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España España · Madrid
Voto de Mengo:
6
Drama. Comedia España 1960. Es el inicio del desarrollo español. La industria se reajusta, y muchos obreros son despedidos. Martín es uno de ellos. Vive con su mujer, Pilar, y su hijo, Pablo, de cinco años, compartiendo el sótano de sus padres, porteros de la finca. La situación provoca que, con el impulso de Marcos, amigo de Martín, decidan emigrar a Suiza, aunque sin contrato de trabajo y haciéndose pasar por turistas en la aduana. Pilar y Pablo se ... [+]
9 de enero de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
España es un país en el que movilidad exterior puede significar exiliado, emigrante o estudiante Erasmus. Carlos Iglesias pasó su infancia emigrado en Suiza y tiene tan claro cómo nos quiere contar sus reflexiones que escribe, dirige y actúa en su historia. Pero comete errores de director primerizo: querer contarlo todo y querer contarlo con palabras. Así, encadena una retahíla de anécdotas y chascarrillos sin parar a asimilarlos. Un vicio televisivo. De hecho, no creo que su papel se aleje tanto del que tuviera en “Manos a la obra”, y también Javier Gutiérrez interpreta su papel de siempre, pero la pareja resulta.

La mitad de España sabe que como aquí no se vive en ningún sitio, que todo es culpa de la crisis, que los inmigrantes solo traen problemas y que el hijo de Sara e Iker ya es socio del Madrid. La otra mitad sabe de las noticias vía Twitter, estudia alemán o chino, tararea a Miley Cyrus sin saber lo que dice y se alarma cuando aparece la bandera rojigualda (no digamos el himno). Cualquiera que haya vivido un tiempo en el extranjero, sin embargo, notará a su regreso que ya no encaja en ninguna de estas dos Españas. Que las cosas se pueden hacer de muchas formas distintas, y todas ellas válidas. Porque los tópicos pueden ser divertidos mientras se los trate como tales, pero se vuelven peligrosos al convertirse en prejuicios.

Esta historia sobre la diversidad, contada desde el corazón, acaba enganchando como historia de sobremesa y cuando acaba uno no quiere despegarse de la pantalla e ir a fregar los platos.
Mengo
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