Acometo el visionado de Infiltrado en el KKKlan con ganas, porque siempre he sido muy de Spike Lee y me gustaban sus películas del principio. Como decían que era el retorno a su buen cine la comienzo con ganas, pero lo que me encuentro es muy distinto a lo que me esperaba.

La película no está mal y tiene momentos hilarantes, principalmente a Adam Driver, pero son los menos. Porque la mayor parte de las veces el ritmo es el mismo que cuando estás en tu casa en zapatillas comiéndote un bocadillo y viendo un documental de La 2. Vamos, sin sangre en las venas.

Y eso que apuesta por un hecho real que tiene gran interés, pero no consigue, una vez más, dar en el clavo del buen cine, sino más bien solo en el cine resultón. Por lo tanto, sigo pensando que hay directores a los que enseguida se le acaban las ideas y el resto de su carrera es un intento de arrastrar sus primeros triunfos, algunas veces por el fango.

(Bill de Caledonia)