Al margen de que no sean especialmente buenas, recuerdo con simpatía algunas películas protagonizadas por dragones, sobre todo Dragonheart. En todo este asunto olvidemos El caballero del dragón de fernando Colomo, esta no cuenta. En cualquier caso, lo dicho, que cualquier película con un dragón dentro ya tiene, solo por eso, una buena parte del mérito conseguido. Teniendo en cuenta que Como entrenar a tu dragón no tiene uno, sino que tiene cientos de ellos las posibilidades de que me gustara, como así ha sido, eran enormes.
Por otra parte Como entrenar a tu dragon es una película de animación, pero no es de Pixar. Y en estos tiempos en que Pixar no para de hacer una gran película tras otra, cualquier comparación es odiosa, y además injusta. Por otro lado es la productora Dreamworks la que esta detrás de la película, y viendo como ha degenerado la saga Shrek , y teniendo en cuenta que tienen muchas películas simpáticas y muy divertidas pero ninguna realmente grande, la cosa no pintaba bien. Así que por este lado venían mis reticencias ante la película, pero claro, estaban los dragones, y muchos además.
En una inhóspita aldea vikinga su población vive acosada por la presencia de los dragones. Matan a su ganado, queman sus casas y destruyen todo lo que se encuentran por su camino. Mientras tanto ellos intentan cazarlos a toda costa, y cuando lo hacen los utilizan para entrenar con ellos y poder matarlos más facilmente. Pero como en toda historia siempre tiene que haber una nota discordante, y en este caso es el hijo del jefe de la aldea. Al contrario que su padre, sus amigos e, incluso, la chica que le gusta, él es cobarde, flacucho y es incapaz de hacer frente a un dragón. Hasta que, por circunstancias de la vida, acaba haciéndose amigo del dragón más misterioso y temido por todos.
Obviamente todo lo que pasa a partir de ese momento lo sabemos casi de memoria, lo cual no es malo si, como es el caso, resulta vivo, emocionante y trepidante. La película comienza con una secuencia de presentación tan espectacular como atropellada. Afortunadamente todo lo que viene después mantiene un tono igual de vibrante pero mucho mas sosegado.
Aunque la historia de Como entrenar a tu dragón carece de la complejidad de sentimientos de algunas de las mejores cintas de Pixar (inevitables comparaciones) es lo bastante honesta y trasparente para llegar al espectador, ya sea niño o adulto. Este puede ser el punto que marca la diferencia con las joyas Pixar, ya que técnicamente la película es fantástica, con una animación perfecta, y con secuencias llenas de imaginación elevadas a lo más alto por la soberbia partitura de John Powell.
Si consideramos Wall-E, Up o Toy story 3 como las grandes joyas del cine de animación de estos últimos años, no cabe duda de que Como entrenar a tu dragón se colocaría en el grupo inmediatamente seguidor. Y creo que sin el peligro de que se desinfle en una segunda visión como sucedió con Shrek.