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España España · bilbao
Voto de ernesto:
8
Comedia. Drama. Romance Isaac Davis, un neoyorquino de mediana edad tiene un trabajo que odia, una novia de 17 años a la que no ama y una ex esposa lesbiana a la que desearía estrangular, porque está escribiendo un libro en el que cuenta las intimidades de su matrimonio. Cuando conoce a Mary, la sexy y snob amante de su mejor amigo, se enamora perdidamente de ella. La idea de dejar a su novia, acostarse con Mary y abandonar su trabajo supone para él el ... [+]
20 de noviembre de 2008
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Manhattan comienza de forma preciosa. A los geniales acordes de la música de George Gershwin unas evocadoras imágenes de Manhattan nos transportan a una ciudad que, aunque vista miles de veces en el cine, nunca había lucido tan acogedora.
Es en esa ciudad, Nueva York, en el barrio de Manhattan, donde tiene lugar la historia que nos cuenta Woody Allen. Y es que no podía ocurrir en ningún otro sitio.
Allen interpreta a su personaje habitual. Un cuarentón, con una ex mujer que le complica la existencia, un trabajo que no le llena, un amigo con el que comparte todas sus penas, y una jovencísima amante por la que siente un cariño casi paternal. Hasta que la amante de su amigo se cruza en su camino. Y ahí cambiará por fin su vida. Y es que cuando uno se enamora de verdad todo es mucho más bonito.
Quienes hemos visto Manhattan después de haber visto la mayoría de las películas posteriores de Allen, podemos pensar que la historia es más de lo mismo. Podemos ver apuntes de Manhatatn en muchas de sus películas posteriores, y por eso se puede perder cierta sensación de frescura. Claro que eso no es un problema de la película, sino de los espectadores que hemos tardado tanto en verla.
Woody Allen habla en Manhattan de lo que mejor conoce, y lo hace con su habitual sentido del humor, pero a la vez con una cierta melancolía que no se aprecia en otras películas suyas. Una melancolía que proviene del precioso envoltorio de la película, con una gloriosa fotografía en blanco y negro y un acompañamiento musical brillante, pero sobre todo del personaje de la joven amante del protagonista. Un personaje adolescente que aunque no aparece mucho pone el contrapunto de serenidad y cierta tristeza en un grupo de adultos que no terminan de encontrar el sitio que les corresponde. La secuencia final entre Woody Allen y la preciosa Mariel Hemingway es de lo mejor que ha hecho Allen nunca.
Manhattan supone una deliciosa película que se debate entre la comedia y la melancolía. Y aunque nada suene a nuevo mantiene el encanto de las películas que se recuerdan con cariño.
ernesto
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