Haz click aquí para copiar la URL
España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Comedia En el Hollywood de los años 50, uno de los grandes estudios está rodando su película más importante: una gran superproducción de romanos protagonizada por una gran estrella (George Clooney), pero el actor es secuestrado durante el rodaje. Uno de los productores, el resolutivo Eddie Manix (Josh Brolin), tratará de averiguar dónde está y arreglar el asunto antes de que se entere la prensa. (FILMAFFINITY)
27 de abril de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
77/18(26/04/16) Esperaba mucho más de los Coen, se han labrado un prestigio a lo largo de décadas por lo que sus trabajos son ansiados pasteles que saborear por todo buen cinéfilo, y es te último tiene una buena presentación, tiene muchas de sus marcas, mucha gusto a homenaje al cine clásico de los 40 y 50, pero le falta sustancia, poso, calado, no te deja regusto duradero. Resulta una obra desequilibrada e irregular, varias subtramas se alternan de modo inconexo, hiladas de forma irregular, pesa más como viñetas individuales que como conjunto por donde se le ven malas costuras. A priori un film atractivo, una sátira sobre el pomposo mundo de Hollywood de su época dorada, un elenco de actores en la cresta de la ola, y la siempre sugestiva ambientación de los hermanos de Minnesota, pero lo que en el tráiler queda muy esperanzador cuando se desarrolla pierde bastantes puntos. No es que sea mala, es que es de los Coen, es una comedia con momentos de brillantez, superior a la media, pero de los creadores de “Muerte entre la flores” o “Fargo” espero bastante más.

Es una parodia y a la vez homenaje del Hollywood donde los grandes estudios gobernaban la galaxia del cine de modo absolutista, mezcla géneros de modo atropellado, la comedia, el cine religioso, el musical, el cine negro, el cine político, en un encadenado de situaciones a las que le falta fluidez narrativa, con buenos picos pero con varias bajadas. Contiene el argumento mucho cinismo, ironía, y sobre todo nostalgia de un tiempo que con sus defectos pario un universo de productos para el entretenimiento que nos evadieron de nuestra ordinaria existencia, con westerns, musicales, comedias sofisticadas o péplums romanos. Una introspección al mundo del cine de los 40 y 50 que ya habían hecho de un modo más intimista los hermanos en “Barton Fink”, aquí despliegan un arco de situaciones mucho más amplio, recogiendo en su mosaico al comunismo imperante en los guionista, la sombra latente de la Caza de Brujas, el poder de las columnistas de cotilleos para destrozar a estrellas, y la gente que protegía de problemas las costosas producciones, este es el centro de la película, el personaje Eddie Mannix, que me recuerda en cierto modo al C.R. MacNamara de “Un, dos, tres” de Billy Wilder, especie de directores de circo de tres pistas intentando que todo funcione correctamente en la sombra.

El film se siente como una sucesión de sert-pieces, en diferentes niveles de calidad, con diálogos unos mejor que otros, aunque siempre con algunos momentos meritorios, con apreciables dosis humorísticas, pero pecando de falta de un hilo que de solidez al conjunto, lo cual repercute en altibajos en el ritmo narrativo. Un relato que merece estar en varios tramos en la plataforma de despegue y nunca termina de hacerlo, se queda a medio camino, quedándose en un refrito de ideas para hacer un tributo sarcástico al Hollywood Dorado, pero sin un guión pétreo que de vigor. Es como una nave que no sabe bien donde va, por momentos se siente errática, suma hilarante humor, números musicales fastuosos, a situaciones rebuscadas y manidas. Es una comedia divertida a ratos, simplemente entretenida en otros, floja en varios, perdiéndose en su indefinición, y en su delineación de secundarios planos, aunque siempre sugestiva para un buen cinéfilo por los guiños constantes al cine de la época.

El esta vez superficial aguijón de los Coen hace chanzas del comunismo, de la religión, del capitalismo, de los matrimonios de conveniencia, de los armarios gays en Hollywood, de imposiciones de estrellas guapas pero actores malos, o de la descarnada prensa sensacionalista. Se le ve potencial a algunos recursos que se despliegan, como ese magnífico director de circo que es Edie Mannix, los excelentes números musicales, personajes estrafalarios, el “veneno” comunista infiltrado en Hollywood, las gemelas arpías columnistas, pero en la dispersión está su debe, abarca demasiado y aprieta casi nada. Grave es que desaprovechen el glorioso elenco de intérpretes, ejemplo es Scarlett Johansson, Jonah Liman o Ralph Fiennes.

Josh Brolin es una de las grandes razones para ver este film, está exuberante, carismático, con carácter, con dominio absoluto de la escena, manipulador, radiante, visceral, religioso, impetuoso, vibrante, con un lenguaje gestual y mirada sublime, merecería un spin off. George Clooney me ha resultado un histrión sobrepasado, una cosa es que haga de panoli, y otra es que sobreactué sin ton ni son, es que no hace bien ni de desmayado, ya estaba horrible en su anterior trabajo con los Coen, “Quemar después de leer”. Ralph Fienes aprovecha su escaso tiempo en pantalla para deslumbrar con su fortaleza expresiva. Alden Ehrenreich es un buen hallazgo, imprime personalidad a su rol. Channing Tatum está colosal en el número de baile, sale poco más. Scarlett Johansson queda muy desdibujada. Tilda Swinton es otra que aprovecha con brillantez su metraje, derrochando vis cómica en su desdoblado papel. Jonah Hill es otro difuso, cuasi-cameo. Frances McDormand en apenas unos pocos segundos en pantalla consigue dejar marca.

La puesta en escena si está a la gran altura que nos tienen acostumbrados, con un sobresaliente diseño de producción de Jess Gonchor (“No es país para viejos”), recreando con mimo el Hollywood de la época, rodándose gran parte en los Estudios Warner y en los Sony Pictures Studios, con una recreación fabulosa de la vivienda colgante de los guionistas en Malibú, una muy realista maqueta seguramente inspirada en la casa del villano de “Con la muerte en los talones”, esto realzado por la fascinante fotografía de Roger Deakins (“Cadena perpetua”), en una labor buenísima de trasladarnos en sus tonalidades pastel a la época, con un trabajo de iluminación artificial prodigioso, jugando con tomas recargadas de simbolismos, en un fascinante cromatismo cuando se mimetiza con el rodaje “Ave, Cesar!”, en otros tramos ajustándose al cine noir... (siguie en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow