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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Comedia La acción se sitúa en Casablanca, poco después de la Segunda Guerra Mundial. El gerente del Gran Hotel ha muerto en extrañas circunstancias. Para ocupar la vacante que deja, es contratado Ronald Kornblow, que abandona de inmediato la posada que dirige en un oasis. Tras su llegada Ronald entra en contacto con Corbaccio, un extraño sujeto que se dedica a estafar turistas a través de su Compañía de Camellos Amarillos. (FILMAFFINITY)
5 de mayo de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
78/01(02/04/18) Entretenida sin más esta penúltima película de los hermanos Marx, relato donde el humor caótico y sembrado de frases ingeniosas se notaba ya desgastado, sintiéndose en un muchos casos situaciones copiadas de anteriores trabajos, alteradas para no ser idénticas. El regreso de los Hermanos se produjo con esta película después de cinco años de abandono debido a las deudas de juego de Chico. El tema de Casablanca estaba de moda, unos años antes se había rodado el gran clásico de Curtiz, se aprovecha el enorme éxito obtenido cuatro años antes por el mencionado film, se buscaba parodiarla de alguna manera, pero quizás por la friega de la Warner, a la que el más locuaz de los Marx respondió con varias cartas que hicieron historia y que pueden leerse en su libro “Groucho y Yo”, apenas se redujo a poner en los créditos The Marx Bros., intencionado reflejo de la clásica firma Warner Bros. En un principio la película iba a ser una parodia de Casablanca de 1942 (en esta de los Marx también hay intrigas, espías, nazis, asesinatos y juegos de azar en un casino), siguiendo la misma línea argumental hasta el punto de usar nombres de personajes tales como "Humphrey Bogus". Groucho Marx explotó la situación con fines publicitarios respondiendo a esa carta en términos bastante graciosos, escribió una serie de cartas cómicas a Warner Brothers publicadas en The Saturday Evening Post para publicitar su película, diciendo entre otras cosas que ignoraba que el nombre Casablanca fuera propiedad de nadie, y que, incluso aunque se repusiera la película de la Warner, la gente sería capaz de distinguir a Ingrid Bergman de Harpo. Groucho Marx escribió una carta a Warner Bros en la que a cambio amenazaba con demandarlos por utilizar la palabra "Hermanos": "Profesionalmente, éramos hermanos antes que ellos", dijo al estudio. Harpo rechazó una oferta de $ 50,000 para pronunciar la palabra 'Asesinato!' en esta película haciéndole hablar por única vez en la pantalla. Nunca habló en público hasta un concierto un año antes de su muerte.

La dirección (algo inane a los Marx) es de Archie Mayo, con guión de Joseph Fields (“Los caballeros las prefieren rubias”), Roland Kibbee (“El diablo y yo”), y el no acreditado y Frank Tashlin (“Cómicos en Paris”), este asistiendo a los hermanos en los gags cómicos, creación suya son los de Harpo sosteniendo el edificio, y la secuencia con el nazi Stubel tratando de empacar su ropa y los tres convirtiéndolo en imposible. La película navega por los senderos ya muy trillados en su filmografía MGM, es decir, una parejita de enamorados (por lo menos ahora no nos castiga cantando) en apuros que encuentran en los Marx sus singulares ángeles guardianes, en este caso Charles Drake y Lois Collier, en lo que se nota un pegote lastrante en cuanto los novios aparecen. El McGuffin es un botín de guerra nazi escondido en un hotel de Casablanca, que unos ex agentes nazis capitaneados por Sig Ruman y Lisette Verea (la también clásica pareja de villanos) intentarán recuperar en medio del escenario de un hotel en la ciudad marroquí. Es un film al que le cuesta arrancar (aunque tiene un gag inicial con Harpo aguantando un edificio), adolece de impulso inicial (algo impropio en los Marx), se te hace eterna la espera hasta que aparece el líder Groucho, posee las clásicas arritmias de los números musicales, el del piano de Chico (“Barrilito de cerveza” interpreta) y el del arpa de Harpo, asimismo está Harpo con su mímica (muy particular) intentando hacer entender a Chico algún problema; Está Groucho persiguiendo a una guapa de turno, en este caso a la rumana Lisette Verea; Está el clímax estrafalario que pusieron de moda en su surrealismo exagerado; Lo mejor son los momentos de Groucho, sus frases, sus diálogos aguijonados con dobles lecturas, su mordacidad, añadiéndose algunos gags divertidos, donde el slapstick (influenciado del cine silente) resultan jocosos, pero no sublimes como en otras anteriores de los protagonistas. Y es que el humor de este mítico trio denotaba ya arrugas, habían perdido chispa y originalidad. Imposible no echar en falta a la cuarta hermano en la figura de Margaret Dumont, diana de los más sibilinos dardos de Groucho.

Sin estar entre los mejores de los hermanos, si cumple su objetivo de amenizarte un rato, de sacarte alguna que otra sonrisa, y olvidarte durante su metraje de tus mundanales problemas sumergido en un universo particular donde reina lo absurdo y sobre la vitalidad inherente a los Marx. Ello por supuesto con las habituales carencias orgánicas atomizadas, todo se siente teatral, con un hielo de argumento tan nimio como peso muerto, que a nadie importa, solo una excusa para las viñetas marxianas, no le busques subtextos, solo intenta suspender un rato la mente de lo exterior para disfrutar. Donde los secundarios son meras muletas para las ocurrencias típicas de los cómicos.

Groucho como ya he mencionado es el amo de la función, con momentos como:
Groucho como Kornblow propone al gerente del hotel: Cambiaremos los números de las habitaciones.
Gerente: Pero, y los clientes? Piense en la confusión.
Kornblow: Mejor piense en la diversión.
**
Kornblow: A partir de ahora, la esencia de este hotel será la velocidad. Si un cliente te pide un huevo de tres minutos, dáselo en dos minutos. Si te pide un huevo de dos minutos, dáselo en un minuto. Si te pide un huevo de un minuto, dale el pollo y deja que lo haga por sí mismo!
**
Kornblow: Es usted la mujer más hermosa que he visto.
Beatrice: De veras?
Kornblow: No, pero no me importa mentir si con ello saco algo.
**
Tras un intento fallido de asesinato contra Kornblow, éste sigue pensando se trató de un accidente. Aparece sucio y magullado.
Pierre: Señor Kornblow, ¿qué le ha pasado?
Kornblow: Fue un accidente. Me atropelló uno de estos chóferes de Casablanca. Tuve que esquivarle tres veces, y a la cuarta me subí a una palmera.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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