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Voto de TOM REGAN:
10
8,1
35.753
Drama
Suecia, mediados del siglo XIV. La Peste Negra asola Europa. Tras diez años de inútiles combates en las Cruzadas, el caballero sueco Antonius Blovk y su leal escudero regresan de Tierra Santa. Blovk es un hombre atormentado y lleno de dudas. En el camino se encuentra con la Muerte que lo reclama. Entonces él le propone jugar una partida de ajedrez, con la esperanza de obtener de Ella respuestas a las grandes cuestiones de la vida: la ... [+]
14 de marzo de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
40/17(28/02/17) Clásico que reside en el Olimpo de las grandes de la Historia. En mi cinefilia mantengo relación amor-odio hacia la filmografía del sueco Ingmar Bergman, hay obras suyas me hastían y cargan en su petulancia narcisista rozando el onanismo, como hay otras que me fascinan y maravillan, y esta que me ocupa forma parte del segundo grupo, fascinante de principio a fin por el modo a la vez distendido y penetrante con que se tratan temas universales y atemporales, cuestiones existenciales afrontadas con gusto sensorial-narrativo apoteósico, odisea en miscelánea lúcida se mezclan surrealismo, expresionismo gótico, drama, humor sutil, drama, terror, y todo con gusto exquisito por provocar reflexión al espectador, muy al estilo de la corriente filosófica del existencialista danés Søren Kierkegaard, el realizador parece situarse en el lugar del dubitativo protagonista Antonius que se cuestiona la gran pregunta que mueve a la humanidad desde que esta tiene conocimiento y raciocinio, CUAL ES EL SENTIDO DE LA VIDA? Ello intentando que la religión sea tabla de salvación, en porque, Dios existe? Bergman juega con epicúrea inteligencia los recursos medievales, su imaginería religiosa y pagana. Una sibarita introspección sobre la vida y la religión, de las más profundas en la historia del cine, solo recuerdo comparable a la obra de otro escandinavo, el danés Dreyer, “La palabra” (1955), teología cristiana a la que el realizador conoce a raíz de haber acompañado a su padre, un pastor luterano, a predicar.
Bergman guioniza (lo hizo escuchando el Carmina Burana de Carl Off), sobre su original obra Trämålning (“Pintura de madera”, tomado del libro Apocalipsis de San Juan) en 1953/1954. La teología tiene mucha importancia para espetar al otro lado de la pantalla dilemas morales sobre si nuestra existencia tiene valor al final de la misma. El título hace referencia a un pasaje del libro de la revelación , que se utiliza tanto en el comienzo de la película, y de nuevo hacia el final, comienza con las palabras "Y cuando el Cordero abrió el séptimo sello , se hizo silencio en el cielo casi espacio de media hora ". [Rdo. 8: 1] Aquí el motivo de silencio se refiere al "silencio de Dios", que es un tema principal de la película. En palabras del propio director, esta película surgió «contemplando los motivos de pinturas medievales: los juglares, la peste, los flagelantes, la muerte que juega al ajedrez, las hogueras para quemar a las brujas y las Cruzadas. Esta película no pretende ser una imagen realista de Suecia en la Edad Media. Es un intento de poesía moderna, que traduce las experiencias vitales de un hombre moderno en una forma que trata muy libremente los hechos medievales. En el Medioevo los hombres vivían en el temor de la peste. Hoy viven en el temor de la bomba atómica. El séptimo sello es una alegoría con un tema muy sencillo: el hombre, su eterna búsqueda de Dios y la muerte como única certidumbre». Albert Målare, pintor medieval, inspira a Bergman con su peculiar mural donde un individuo humano juega ajedrez con un esqueleto. Algunas de las influencias sobre la película son Picasso “Fotos de los acróbatas”, “Carl Orff ' s Carmina Burana” , el drama de “Strindberg 'sFolkungasagan” ( "La Saga de los Reyes Folkung") y el camino de Damasco , el frescos en la iglesia Haskeborga y una pintura (1480) de Albertus Pictor en la iglesia Täby.
Bergman tiene su voz en varios personajes en el film, ejemplo vigoroso es un pintor en una capilla que habla de sus pinturas bizarras y retorcidas diciendo "no quiero crear nada para agradar a la gente". La cinta ya te atrapa desde su vigoroso, pictórico y a la vez lírico arranque, en una playa rodeados de acantilados, unos caballos en la orilla, dos hombres vestidos del Medievo (Caballero y Escudero, cual Don Quijote y Sancho Panza) tumbados y de pronto se aparece un ser ataviado casi completamente de negro, solo se le ve su rostro pálido, es la Muerte que ha venido a por uno de ellos, Antonius, y este espera driblarla o al menos dilatar el momento jugando al ajedrez (apareciendo la dicotomía blanco y negro) con el siniestro futuro, derivando esta imagen en cuadros epicúreos, son estos momentos una alegoría de cómo durante la vida intentamos en muchas ocasiones engañar o ganar a la Muerte, aunque esta es implacable, siempre llega, como mucho podemos hacer que llegue más tarde (pero su venida es inexorable), pero siempre (como Antonius) debemos presentar batalla.
Una honda reflexión sobre la fe, la esperanza, las ansias de redención, el que hay después de la muerte, sobre la búsqueda incesante del sentido de la vida y de la muerte, sobre si esta es la puerta trascendente de entrada a otra dimensión, o es el paso a la inmensa e infinita NADA. El realizador sueco con recursos inteligentes, con inteligentes y fondos diálogos, con un sentido onírico intenso, nos hace preguntarnos sobre la existencia de Dios, sobre si esta creencia y fe es solo un Dogma para cándidas almas necesitadas de saber que su vida no es un bluff, con lo que la mítica partida de ajedrez se convierte en su salpiqueo de movimientos a través de la desolada Suecia medieval en una sondeo constante sobre respuestas a preguntas que las tienen, pero Bergman es Antonius que termina sin soluciones.
Para dar sentido al tsunami de dilemas Bergman enmarca la acción en el Medievo de la plaga de la peste, lares agrestes, áridos, desprovistos de vida, tiempo en que la naturaleza humana estaba enferma, el paganismo y la religión radical se dan la mano en su crueldad, con autoflagelaciones expiadoras, brujas, ejecuciones en la hoguera, juglares, intentos de violación, adulterios, cruzados de Tierra Santa, microcosmos donde reina la codicia, mentira, brutalidad, fanatismos, pecado, confesiones, mucha inocencia derivante en la superchería (de todos los tipos), ensalza el realizador el amor libre, la comida, la amistad, el disfrutar de la vida (el tiempo que estemos aquí)... (sigue en spoiler)
Bergman guioniza (lo hizo escuchando el Carmina Burana de Carl Off), sobre su original obra Trämålning (“Pintura de madera”, tomado del libro Apocalipsis de San Juan) en 1953/1954. La teología tiene mucha importancia para espetar al otro lado de la pantalla dilemas morales sobre si nuestra existencia tiene valor al final de la misma. El título hace referencia a un pasaje del libro de la revelación , que se utiliza tanto en el comienzo de la película, y de nuevo hacia el final, comienza con las palabras "Y cuando el Cordero abrió el séptimo sello , se hizo silencio en el cielo casi espacio de media hora ". [Rdo. 8: 1] Aquí el motivo de silencio se refiere al "silencio de Dios", que es un tema principal de la película. En palabras del propio director, esta película surgió «contemplando los motivos de pinturas medievales: los juglares, la peste, los flagelantes, la muerte que juega al ajedrez, las hogueras para quemar a las brujas y las Cruzadas. Esta película no pretende ser una imagen realista de Suecia en la Edad Media. Es un intento de poesía moderna, que traduce las experiencias vitales de un hombre moderno en una forma que trata muy libremente los hechos medievales. En el Medioevo los hombres vivían en el temor de la peste. Hoy viven en el temor de la bomba atómica. El séptimo sello es una alegoría con un tema muy sencillo: el hombre, su eterna búsqueda de Dios y la muerte como única certidumbre». Albert Målare, pintor medieval, inspira a Bergman con su peculiar mural donde un individuo humano juega ajedrez con un esqueleto. Algunas de las influencias sobre la película son Picasso “Fotos de los acróbatas”, “Carl Orff ' s Carmina Burana” , el drama de “Strindberg 'sFolkungasagan” ( "La Saga de los Reyes Folkung") y el camino de Damasco , el frescos en la iglesia Haskeborga y una pintura (1480) de Albertus Pictor en la iglesia Täby.
Bergman tiene su voz en varios personajes en el film, ejemplo vigoroso es un pintor en una capilla que habla de sus pinturas bizarras y retorcidas diciendo "no quiero crear nada para agradar a la gente". La cinta ya te atrapa desde su vigoroso, pictórico y a la vez lírico arranque, en una playa rodeados de acantilados, unos caballos en la orilla, dos hombres vestidos del Medievo (Caballero y Escudero, cual Don Quijote y Sancho Panza) tumbados y de pronto se aparece un ser ataviado casi completamente de negro, solo se le ve su rostro pálido, es la Muerte que ha venido a por uno de ellos, Antonius, y este espera driblarla o al menos dilatar el momento jugando al ajedrez (apareciendo la dicotomía blanco y negro) con el siniestro futuro, derivando esta imagen en cuadros epicúreos, son estos momentos una alegoría de cómo durante la vida intentamos en muchas ocasiones engañar o ganar a la Muerte, aunque esta es implacable, siempre llega, como mucho podemos hacer que llegue más tarde (pero su venida es inexorable), pero siempre (como Antonius) debemos presentar batalla.
Una honda reflexión sobre la fe, la esperanza, las ansias de redención, el que hay después de la muerte, sobre la búsqueda incesante del sentido de la vida y de la muerte, sobre si esta es la puerta trascendente de entrada a otra dimensión, o es el paso a la inmensa e infinita NADA. El realizador sueco con recursos inteligentes, con inteligentes y fondos diálogos, con un sentido onírico intenso, nos hace preguntarnos sobre la existencia de Dios, sobre si esta creencia y fe es solo un Dogma para cándidas almas necesitadas de saber que su vida no es un bluff, con lo que la mítica partida de ajedrez se convierte en su salpiqueo de movimientos a través de la desolada Suecia medieval en una sondeo constante sobre respuestas a preguntas que las tienen, pero Bergman es Antonius que termina sin soluciones.
Para dar sentido al tsunami de dilemas Bergman enmarca la acción en el Medievo de la plaga de la peste, lares agrestes, áridos, desprovistos de vida, tiempo en que la naturaleza humana estaba enferma, el paganismo y la religión radical se dan la mano en su crueldad, con autoflagelaciones expiadoras, brujas, ejecuciones en la hoguera, juglares, intentos de violación, adulterios, cruzados de Tierra Santa, microcosmos donde reina la codicia, mentira, brutalidad, fanatismos, pecado, confesiones, mucha inocencia derivante en la superchería (de todos los tipos), ensalza el realizador el amor libre, la comida, la amistad, el disfrutar de la vida (el tiempo que estemos aquí)... (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
... Asimismo Bergman edifica sutilmente un entramado de metáforas visuales propias de su universo particular: fresas simbolizan la juventud y erotismo; águila en vuelo estático es muerte.
Bergman deja una ácida crítica a la Iglesia cristiana, la que conoce por su padre (pastor luterano), por el fundamentalismo nos inoculan, por “vendernos” el Dogma de creer sin prueba alguna, sin poder cuestionarnos, obligarnos a creer en que hay algo más allá, por su fanatismo reflejado en autoflagelaciones o en la muchacha que van a quemar viva acusada de tener contacto con el Diablo, en lo que es un anhelo de dominar a la plebe con el terror.
Cada personaje representa un modo de afrontar la existencia: El caballero Antonius es reflexión, duda existencial, la eterna pregunta y cuestionamiento ante nuestro futuro y busca tiempo para la respuesta imposible. Interpretado por Max Von Sydow de modo hondo y exhibiendo la inseguridad del que todo lo cuestiona, excelente; El escudero Jöns representa el vivir el día, el lado opuesto a su jefe, no cuestiona y acepta escéptico lo que pasa. Gunnar Björnstrand lo encarna con vigor y mucha vitalidad; El ex teólogo y ahora ladrón es el reflejo de la demagogia, de la maldad, y de cómo en especie de justicia karmática acaba devorado por la enfermedad. Bertil Anderberg le impregna lascivia y malicia retorcida; La supuesta “bruja” refleja como el fanatismo y yihadismo religioso puede ser la peor enfermedad. Maud Hansson la actúa con mucho sentimiento y mostrando los delirios dementes que requiere; La familia Jof y Mia son la inocencia, que por sus nombres son una alegoría de la Virgen María y San José con su hijo. Bibi Andersson interpreta a Mia con conmovedora candidez. Nils Poppe dota a su rol de inocencia y enorme cariño por su esposa; El herrero es la víctima de la mentira e infidelidad de su esposa. Åke Fridell le imprime una vis patética entrañable; La esposa del herrero es el engaño, el vicio, la lujuria, la tentación, la burla, el adulterio. Inga Gill la interpreta con mucha picardía y perversión en su mirada libertina; Los comediantes son la alegría de vivir y disfrutar de la vida; Y está la Muerte, el fin de todo a lo que todos queremos escapar pero sabemos es nuestro horizonte. Bengt Ekerot la encarna con un carisma y majestuosidad portentosa, parece poseer un aura mística regia, Magno.
Puesta en escena memorable, potente diseño de producción de P.A. Lungren (“El manantial de la doncella”), rodándose en exteriores de Suecia y en los Filmstaden estudios en Estocolmo, con delicioso gusto por el detalle, por enriquecer visualmente el mensaje, sumándose la fascinante fotografía en glorioso b/n de Gunnar Fischer (“Fresas salvajes”), dualidad de colores primarios es aprovechada, Negro (la muerte) contrasta con el Blanco (la pureza y nobleza), sirviéndose del caudal de iconografía e imaginería medieval de modo simbólico, con alegorías místicas, componiendo extraordinaria gama de grises, contraluces, semioscuridad, destilando en su evolución tramos de Apocalipsis, siendo Colosal la última secuencia con “La danza Macabra” de la Muerte tirando de sus víctimas colina arriba mientras alguien la observa a contraluz del anochecer, creando una silueta perturbadora genial. Música obra de Erik Nordgen (“Sonrisas de una noche de verano”), seis temas de instrumentos medievales que evocan al Medievo, amoldándose a la acción de modo incisivo sin ser intrusivo, añadiendo 5 canciones originales escritas por el propio Ingmar, se suma un fragmento del "Dies irae". Excelsa combinación de elementos a favor del relato.
Antonius Block " La fe es un tormento, sabía usted que es como amar a alguien que está ahí fuera, en la oscuridad, pero nunca aparece, no importa qué tan fuerte? llama."
OBRA MAESTRA recomendable a todo cinéfilo que se precie de serlo. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a. http://tomregan.blogspot.com/2017/03/el-septimo-sello.html
Bergman deja una ácida crítica a la Iglesia cristiana, la que conoce por su padre (pastor luterano), por el fundamentalismo nos inoculan, por “vendernos” el Dogma de creer sin prueba alguna, sin poder cuestionarnos, obligarnos a creer en que hay algo más allá, por su fanatismo reflejado en autoflagelaciones o en la muchacha que van a quemar viva acusada de tener contacto con el Diablo, en lo que es un anhelo de dominar a la plebe con el terror.
Cada personaje representa un modo de afrontar la existencia: El caballero Antonius es reflexión, duda existencial, la eterna pregunta y cuestionamiento ante nuestro futuro y busca tiempo para la respuesta imposible. Interpretado por Max Von Sydow de modo hondo y exhibiendo la inseguridad del que todo lo cuestiona, excelente; El escudero Jöns representa el vivir el día, el lado opuesto a su jefe, no cuestiona y acepta escéptico lo que pasa. Gunnar Björnstrand lo encarna con vigor y mucha vitalidad; El ex teólogo y ahora ladrón es el reflejo de la demagogia, de la maldad, y de cómo en especie de justicia karmática acaba devorado por la enfermedad. Bertil Anderberg le impregna lascivia y malicia retorcida; La supuesta “bruja” refleja como el fanatismo y yihadismo religioso puede ser la peor enfermedad. Maud Hansson la actúa con mucho sentimiento y mostrando los delirios dementes que requiere; La familia Jof y Mia son la inocencia, que por sus nombres son una alegoría de la Virgen María y San José con su hijo. Bibi Andersson interpreta a Mia con conmovedora candidez. Nils Poppe dota a su rol de inocencia y enorme cariño por su esposa; El herrero es la víctima de la mentira e infidelidad de su esposa. Åke Fridell le imprime una vis patética entrañable; La esposa del herrero es el engaño, el vicio, la lujuria, la tentación, la burla, el adulterio. Inga Gill la interpreta con mucha picardía y perversión en su mirada libertina; Los comediantes son la alegría de vivir y disfrutar de la vida; Y está la Muerte, el fin de todo a lo que todos queremos escapar pero sabemos es nuestro horizonte. Bengt Ekerot la encarna con un carisma y majestuosidad portentosa, parece poseer un aura mística regia, Magno.
Puesta en escena memorable, potente diseño de producción de P.A. Lungren (“El manantial de la doncella”), rodándose en exteriores de Suecia y en los Filmstaden estudios en Estocolmo, con delicioso gusto por el detalle, por enriquecer visualmente el mensaje, sumándose la fascinante fotografía en glorioso b/n de Gunnar Fischer (“Fresas salvajes”), dualidad de colores primarios es aprovechada, Negro (la muerte) contrasta con el Blanco (la pureza y nobleza), sirviéndose del caudal de iconografía e imaginería medieval de modo simbólico, con alegorías místicas, componiendo extraordinaria gama de grises, contraluces, semioscuridad, destilando en su evolución tramos de Apocalipsis, siendo Colosal la última secuencia con “La danza Macabra” de la Muerte tirando de sus víctimas colina arriba mientras alguien la observa a contraluz del anochecer, creando una silueta perturbadora genial. Música obra de Erik Nordgen (“Sonrisas de una noche de verano”), seis temas de instrumentos medievales que evocan al Medievo, amoldándose a la acción de modo incisivo sin ser intrusivo, añadiendo 5 canciones originales escritas por el propio Ingmar, se suma un fragmento del "Dies irae". Excelsa combinación de elementos a favor del relato.
Antonius Block " La fe es un tormento, sabía usted que es como amar a alguien que está ahí fuera, en la oscuridad, pero nunca aparece, no importa qué tan fuerte? llama."
OBRA MAESTRA recomendable a todo cinéfilo que se precie de serlo. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a. http://tomregan.blogspot.com/2017/03/el-septimo-sello.html