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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Drama. Romance Un famoso violinista, que regresa a casa después de un gira triunfal, conoce a la profesora de piano de su hija. Sus encuentros al principio instrascendentes se harán cada vez más intensos hasta que descubren que están enamorados. (FILMAFFINITY)
28 de octubre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
357/27(27/10/20) Pasteloso, ultraconservador sobrevalorado melodrama romántico que solo tiene el aliciente de ser la primera aparición en Hollywood de la fascinante Ingrid Bergman. Dirigida por Gregory Ratoff y producida por David O. Selznick el mismo año que estrenaría nada menos que “Lo que el viento se llevó”. Nueva versión de la película homónima sueca de 1936 (donde Ingrid Bergman ejercía el mismo papel que aquí) y presenta múltiples orquestaciones de la pieza del mismo nombre de Heinz Provost, que ganó un concurso asociado con la producción de la película original. El guion de George O'Neil se basó en el guion de la película original (de Gösta Stevens y Gustaf Molander).

La partitura de Lou Forbes fue nominada para un Oscar, y el crédito musical se le dio a Robert Russell Bennett, Max Steiner, Heinz Provost y Christian Sinding. La fotografía es del maestro cinematografía de Gregg Toland (según el rumor y la leyenda, fue él quien observó que se veía mucho mejor a la cámara sin mucho maquillaje que con ella, y por lo tanto se quedó casi natural), quien reemplazó a Harry Stradling, también fue nominada a un Oscar. Siendo protagonizada por Leslie Howard (con el rol importante también en la mencionada “Lo que el…”), venía del éxito “Pygmalion”, como un afamado mundialmente violinista que estando casado y con hijos encuentra el amor en una dulce pianista. Siendo la música de la película una golosina para melómanos, esta no es ni medio-suficiente para hacer bueno una obra que ha envejecido mal, pues todo huele a artificioso, a previsible, a conservador en su retrógrado final almibarado.

Hay un protagonista con el que nunca empatizo, él me parece un egoísta egocéntrico de cuidado, alguien que habla de su hija, pero realmente no le hace caso, más parece una pose, y encima también tiene un retoño masculino del que pasa como de la mierda, a él le van más las infidelidades, que por su carácter seguro no es la primera ni será la última. Y como él me resulta cargante en su impostada personalidad melancólica, el romance con la Bergman me cojea, por mucho que la sueca despliegue un encanto y poder de seducción encomiable. La relación del matrimonio me resulta tan aséptica como grimante, con lo que su ruptura me parece se ha dado antes del primer reencuentro, son dos seres sin cariño entre ambos. Todo me es tan lineal, y con unas elipsis tan abruptas que parece intenten acabar cuanto antes, de ahí su escaso metraje de 70 minutos, y aún con eso se hace larga en su estirar situaciones. Todo evolucionado de modo un tanto a empujones, queriendo igualmente conmoverte a cucharones, y esto me molesta, un sentimentalismo simplista, que desemboca en rush final propio de culebrones venezolanos malos (si es que hay alguno siquiera regular), y todo coronado por un final estridente en su conformismo conservador moralista. Historia que nos habla de los amores imposibles, y del valor de la familia (con hijos). El título viene de un comentario que el rol de la Bergman dice durante el film, que su relación con el rol de Howard es un ‘intermedio’ (Intermezzo: El término musical alude a algo que sucede entre dos piezas) en la vida del violinista. Intermezzo fue rehecho nuevamente como “Honeysuckle Rose” (1980) con Willie Nelson.

El protagonista es Holger Brandt (Leslie Howard), uno de los grandes violinistas del mundo, que regresa a su casa en Estocolmo después de una larga gira mundial, para visitar su familia por primera vez en mucho tiempo. Tiene un hijo adolescente, Eric (Douglas Scott), una hija de ocho años, Ann Marie (Ann Todd), y una esposa cariñosa, Margit (Edna Best). Inicialmente, Holger está tan contento de estar de vuelta en casa que solo se da cuenta vagamente de que su hija está tomando lecciones de piano en las rodillas de la muy hermosa y talentosa Anita Hoffman (Bergman).

Para desgracia del resultado final de la película la gran Ingrid Bergman trina siendo una secundaria, pues despar3ece del relato en la parte final, dejando paso a un segmento ‘pornográficamente’ melodramático, donde el adulterio unos pelillos a la mar de ‘Intermezzo’ a superar por la ‘indestructible’ institución del matrimonio (puaj!). Pasando con ello el personaje de Anita a ser un recuerdo borroso.

La cinematografía del gran Gregg Toland (“Las uvas de la ira” o “Ciudadano Kane”) destaca por dos buenos momentos romántico-expresionistas. Uno cuando la pareja Anita-Holger observa el deshielo del río, alegoría de como llega el amor al binomio; Otra escena es cuando en las vacaciones de la pareja de amantes, él está abajo en la calle y la llama a ella que está en una ventana, entonces ella retrocede a las sombras desapareciendo entre ellas, preludio de una decisión crucial. Pero dos escenas no hacen una primavera (diríase).

Músicos profesionales doblaron los dúos musicales, pero las manos de Howard y Bergman muestran la música real que se está reproduciendo. Bergman era pianista y toca las partes completas del piano para el Concierto en La menor de Edvard Grieg y el Rustle of Spring de Christian Sinding, y las posiciones de sus manos son correctas para la banda sonora de la música; Howard no sabía tocar el violín, por lo que Al Sack, un violinista parecido, le enseñó la postura del violín y la técnica del arco. Sack descansó sobre las rodillas de Howard durante la filmación e hizo los dedos en los primeros planos y dobla para Howard en los planos largos de la orquesta. En la película, los espectadores ven la mano izquierda de Sack y el perfil y el brazo arqueado de Howard. Sack también duplicó para Howard durante los tiros lejanos frente a la orquesta.

Curioso que estando en plena era del código Hays hablen nítidamente de un adulterio, quizás por ello dejan la nacionalidad de los personajes en suecos, con intención (quizás) de decirnos que los europeos siempre han sido más abiertos que los estadounidenses.

Pasable (siendo generoso por la presencia radiante de Ingrid Bergman) film romántico. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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