146/06(05/05/21) Delicioso y emocionante film de animación en la en des uso técnica 2D del dibujo artesanal, evocando las leyendas y folclore mágico irish-celtic. Dirigido (por primera vez en solitario tras el debut de “El libro de Kells” con …) y coproducido por Tomm Moore, siendo el segundo trabajo de la compañía irlandesa con sede en Kilkenny, Cartoon Saloon (co-creada por Moore), a su vez segunda entrega de la "Trilogía del folclore irlandés" de Moore, después de su anterior película El secreto de Kells (2009) y precede a la película Wolfwalkers (2020), teniendo el guión de Will Collins (“Wolfwalkers”), a partir de una historia de Moore. Ello para una cinta preciosa en su estética, con una historia entrañable que puede ser deleite por sus personajes y humor para los niños, y gustará a los mayores por su historia inteligente y aleccionadora, aunque puede pecar de en ciertos tamos resultar algo compleja en su profusión de seres legendarios y como se entrelazan en la trama, pero lo que es la inmersión en este sub mundo mágico es evocadoramente encantador en sus seres todos con motivaciones humanas, y donde lo sensorial resulta extasiante en su apoteosis visual sumado a su bucólica música irlandesa (original de Bruno Coulais, en colaboración con el grupo irlandés Kíla; cuenta con la voz de Lisa Hannigan y canciones de Nolwenn Leroy), que escucho mientras escribo. Se nos habla de los seres mitológicos (procedentes de Islandia, Islas Feroes y el folk celta) los selkies, criaturas (aparece en "El secreto de Roan Inish" de John Sayles de 1994) que se las arreglan para ser una foca en el océano, pero un ser humano en la tierra. Tratando temas como el dolor por la pérdida de un ser querido, la fuerza de la familia, el culto a las tradiciones populares, o el despertar de la inocencia. Y de ahí manado el humor, la melancolía, la alegría, la frustración, el cariño, ello con el núcleo central de la Odisea en la que se embarcan los dos hermanitos, que como toda buena travesía épica es de redescubrimiento, de la que brota la ternura, la amargura, el calor humano, y las ganas de vivir, siendo la alegoría (al menos para mí) la caracola, por la que se puede soplar y hacer sonidos y como se puede escuchar a través de ella ‘La Canción del Mar’, que niño no ha hecho esto (por lo menos cuando yo lo fui). Film nominado al Oscar en la categoría a Mejor Film de Animación (perdió ante “Big Hero 6”).

La animación es una labor magnífica, recordándonos lo bella que es la animación a mano, en este caso realizado con fascinantes fondos de acuarela, creando un universo deslumbrante en su mezcla de lo real y lo fantasioso, emanando una atmósfera lírica epidérmica. Donde los fondos son infantiloidemente generados en modo plano, creando sensación de cuento de niño, todo rebosante de un colorido fulgente. Personajes delineados de modo exagerado algunos, con formas redondeadas, con planos cenitales muy originales, como es cuando Ben está en lago y vemos las barcas circulares flotando en el agua. Habiendo un exquisito tratamiento de la luz del sol entrando por las ventanas, o los juegos lumínicos de los cielos, creando un halo de ensoñación fabulística que nos retrotrae a las ilustraciones de relatos para niños. Destacando el atomizante uso del verde Irlandés.

Comienza con unas poéticas líneas leídas de “The Stolen Child” de William Butler Yeats: “Ven, oh niño humano! A aguas y la naturaleza con un hada, de la mano, por el mundo más lleno de llanto de lo que puedes entender". Luego viene un prólogo que involucra a Conor (v.o. Brendan Gleeson), un farero que vive en una isla remota con su futura esposa, Bronach, su hijo pequeño, Ben (v.o. David Rawle), y el devoto perro pastor de Ben, Cù (en gaélico perro). Bronach muere al dar a luz y pasamos a seis años después, con Conor todavía de duelo y el joven Ben sacando su malestar con su muda hermana, Saoirse (v.o. Lucy O'Connell), a la que culpa por el fallecimiento de su madre. En el cumpleaños de Saoirse, reciben la visita de su abuela, "Granny" (v.o. Fionnula Flanagan), que considera el faro como un lugar inadecuado para criar a los niños.

La cinta tiene su corazón en la travesía de Ben y Saoirse desde Dublín al faro donde vive su padre, que comienza de modo inocente, pero poco a poco va adentrándose en un mundo de seres mitológicos irlandeses, con hadas, duendes, brujas, Dioses Marinos, que se entrelazaran con secretos maternos de Bronagh (que ya le habló a Ben de estos seres), sumergiéndonos en una aventura iniciática con un grato sabor, con personajes delineados en sus caracteres de modo brillante. Todo un mundo celta esperando a que alguien que este entre los dos universos los haga conectar con una simple melodía de caracola, La Canción del Mar. Esto enaltecido en su conmovedor clímax final, coronado por un estremecedor epílogo (spoiler).

A destacar que para hacer más metafóricos estos dos mundo en comunión, el Racional y el supuestamente de Fantasía, hay varios protagonistas tiene una doble función oral con roles entre estos dos lados: Brendan Gleeson con Conor & Mac Lir, Fionnula Flanagan con Granny & Macha, Jon Kenny (el amigo de Conor y encargado del ferry) Ferry Dan & The Great Seanachaí.