122/02(02/06/12) Este año se cumple el 70 aniversario de una Obra Maestra, una de las más grandes comedias de todos los tiempos, un hito en el Séptimo Arte, una de esas veces en que la armonía de todos los elementos roza la perfección, es el trabajo más conocido de Ernst Lubitsch que paradójicamente en su momento fue un fracaso taquillero, una vez más el gusto de la masa no es proporcional a lo que ve. Tiene un arranque demoledor, poco antes del comienzo de la WWII vemos a Hitler pasear por las calles de Varsovia, una voz en off nos lleva al motivo de esto, todo surge de una representación teatral, una sátira sobre el nazismo interpretada por la compañía donde las estrellas son el matrimonio María (gran Carole Lombard) y Joseph Tura (gran Jack Benny), durante una función de Hamlet se ve interrumpida por el comienzo de la invasión alemana de Polonia, pasamos a la dura ocupación y como un grupo de resistencia compuesto por la compañía de teatro intentará sabotear los planes de un espía traidor que llega de Londres. El guión es una obra de relojería donde todas las piezas encajan de modo milimétrico para que el humor brote en cada momento de forma prodigiosa, parte de una idea original de Ernst Lubitsch y Melchior Lengvel (‘Ninotchka’) que guioniza Edwin Justus Mayer (‘Medianoche’), en pocos trazos nos han descrito a todos los personajes, donde los secundarios tienen mucha importancia, teniendo todos su minuto de gloria, las escenas fluyen una tras otra de modo vertiginoso, la acción es un continuo río que no para y donde el caudal de ingenio es sublime, y con la eterna muletilla cuando hablamos del realizador alemán, ‘El Toque Lubitsch’, lo cual quiere decir elegancia, sofisticación, dobles sentidos en referencias sexuales , los running gags (Los del monólogo Ser o no Ser o el de <Así que Campo de Concentración Erdhardt?>) y el saber estirar un gag sin abusar. Es probablemente la mayor burla que se le hizo al nazismo, el reírse de ellos, la ironía y el cinismo corrosivo que manan de las situaciones y los diálogos es hilarante, como los toman por idiotas militaristas de obediencia ciega, como bufonean con su intolerancia y tiranía, a esto hay que sumar la valentía de Lubitsch pues se le criticó por entender que banalizaba algo tan serio, además de hacer este ataque en pleno conflicto, cuando la guerra la ganaban los alemanes. (Continua sin spoilers)