Media votos
6,5
Votos
5.748
Críticas
5.249
Listas
10
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de TOM REGAN:
6
7,6
11.626
Drama
Un granjero californiano tiene dos hijos, Cal y Aron, de caracteres muy diferentes, pero ambos compiten por el cariño de su padre. La situación de Cal se complica cuando averigua que, en realidad, su madre no sólo no está muerta, sino que además regenta un local de alterne. (FILMAFFINITY)
6 de marzo de 2014
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
03(09/01/14) El controvertido realizador Elia Kazan convirtió en mito a James Dean con este arrugado film hecho a su medida. Kazan traspasa a la pantalla la popular novela del afamado escritor californiano John Steinbeck, y lo hace con un tremendismo y ultradramatismo sobreactuado que descoloca.
El guionista Paul Osborn (‘El Despertar’ o ‘Sayonara’) adapta libremente la obra homónimo de Steinbeck (la acción sucede en el Valle de Salinas donde el escritor creció), anula subtramas de la novela para focalizar la historia en las relaciones familiares de esta disfuncional familia, el libreto solo recoge el último tercio del libro, solo se dan unas pequeñas pinceladas de crítica a la guerra cuando se nota que hay mucho más en el libro, ejemplo es esta gran frase que dice Cal <Las guerras están hechas para los hombres de negocios>, pero esto solo se roza, así como se arremete contra el capitalismo desde la vertiente cristiana, por el afán de hacer dinero sin pensar en los daños colaterales que puedan causar. La cinta pone el acento en su marcado simbolismo bíblico, un drama familiar de enfrentamientos paterno-filiales donde reluce el egoísmo, el egocentrismo, la envidia, las frustraciones personales, las ganas de ser amado, la ira, el odio, la soledad, la maldad, la bondad, lo ambiguo de estos términos, el perdón, la redención, las ganas de libertad personal, el radicalismo religioso, para ello toma como núcleo una familia con indisimulados nombres bíblicos, Adam el padre y los dos hijos, Caleb y Aron, que bien pueden ser Caín y Abel, con ellos se hace una ambigua reflexión sobre que es el bien y que es el mal. El relato tiene su centro en Cal, el rebelde sin causa, a través de su temperamental y neurótico comportamiento se crítica el fanatismo religioso del padre que no intenta comprender que su hijo está falto de cariño paterno, a través de su madre se exalta el individualismo, las ganas de libertad, a través del hermano mayor se crítica el conformismo y la envidia, a través de Abra se alaba el espíritu de comprensión, de entendimiento del tormento, del cariño puro, y con Cal se alaba el inconformismo, la rebeldía, el amor paterno por encima del vacío que le hace el padre.
Es una cinta a la que el tiempo no ha hecho bien alguno, empezando por un desarrollo un tanto confuso, no se saben las motivaciones de cada personaje, cayendo en muchas ocasiones en el tremendismo dramático, ejemplo es la escena en que Cal es echado de la casa de su madre y se agarra angustiosamente a una tubería, se pasan de vueltas, máxime cuando luego vuelve a hablar con ella como si nada. Una de las claves del argumento es el choque entre Caín/Cal y Abel/Aron, pues resulta muy descompensado, apenas tienen ententes, Aron está desdibujado, falto de carácter, muy naif, la madre está infrautilizada, es un elemento desaprovechado que no se sabe realmente como es, se supone que se fue de con Adam por su estricto comportamiento y su salida es un burdel, muy confuso, para colmo desaparece de escena sin saberse que es de ella. Todo da como resultado un proceder de los protagonistas desproporcionado en muchos momentos, pasan de la calma a la locura sin pausa intermedia, son seres ultrasensibles que se sobrepasan en muchas situaciones. Asimismo hay secundarios que se nota habrían dado más de sí y lo dejan en esbozos, como el de Will Hamilton (buen Alber Dekker) el socio de Cal en los frijoles, o Sam (buen Burl Ives) como el Sheriff amigo de Adam, o Gustav (buen Harold Gordon) el alemán atacado por el comienzo de la Gran Guerra, se nota que todos estos personajes tenían más carne la novela aquí son meros trazos.
El ejemplo de esta intensidad radical mencionada es un James Dean hipermegahistriónico, Kazan le da pábulo para que sobreactúe de modo que roza la payasada, en su tiempo impactaría, hoy resulto por momentos grotesco, botón de muestra es cuando el padre rechaza el dinero de Cal, este se pone a lloriquear de modo pueril, la cámara de Elia está enamorado de él pero es un potro desbocado que se gusta demasiado a sí mismo como para dejar de gesticular, poner caritas, mirarse el ombligo. Se desparrama por la pantalla con sus ataques de contoneos corporales desproporcionados sacados de lo peor del Actor´s Studio, un derroche de tics que parecen intentar emular al gran Marlon Brando, y la cagó, de hecho Kazan pensó primero en éste pero por la edad (30 años) desistió, con 24 años Dean convenció al director, pasando a ser un icono para los jóvenes, solo había aparecido en un film sin acreditar, y de icono pasó a mito con su muerte el 30 de septiembre de 1955 en un accidente con su Porsche Spyder, James solo vio estrenado esta cinta de las tres que protagonizó, ‘Rebeldes Sin Causa’ y ‘Gigante’. Cuando Steinbeck conoció a James Dean comentó <Jesucristo, es Cal!>. Pero a mí me es pasado de revoluciones, rozando la caricatura, su melancolía, su angustia, su neurotismo, su rabia, su desorientación de crisis juvenil constante me solivianta, igual en el cine mudo habría quedado bien, aquí su teatralidad sobrepasa con mucho lo aceptable, se dice que improvisó mucho y este pudo ser el problema la falta de dirección de Elia dejándole venirse arriba. Sobre todo esto choca con la mesura y sobriedad de un gran actor como Raymond Massey, su química es penosa, tras las cámaras Raymond detestaba a Dean, pero era un mimado del director, llegando a parecer Dean una mala parodia del grandioso Brando. Julie Harris compone a la dulce Abra, la dota de empatía y ternura, está en medio de los dos hermanos, y poco a poco se siente atraída por el inconformismo de Cal, emite sentimientos limpios y nobles, muy buena su actuación. Jo Van Fleet es otro de los personajes desaprovechados, apenas aparece con el potencial que tiene su rol, lo dejan como un picote mal expuesto. (Continua en spoiler por falta de espacio)
El guionista Paul Osborn (‘El Despertar’ o ‘Sayonara’) adapta libremente la obra homónimo de Steinbeck (la acción sucede en el Valle de Salinas donde el escritor creció), anula subtramas de la novela para focalizar la historia en las relaciones familiares de esta disfuncional familia, el libreto solo recoge el último tercio del libro, solo se dan unas pequeñas pinceladas de crítica a la guerra cuando se nota que hay mucho más en el libro, ejemplo es esta gran frase que dice Cal <Las guerras están hechas para los hombres de negocios>, pero esto solo se roza, así como se arremete contra el capitalismo desde la vertiente cristiana, por el afán de hacer dinero sin pensar en los daños colaterales que puedan causar. La cinta pone el acento en su marcado simbolismo bíblico, un drama familiar de enfrentamientos paterno-filiales donde reluce el egoísmo, el egocentrismo, la envidia, las frustraciones personales, las ganas de ser amado, la ira, el odio, la soledad, la maldad, la bondad, lo ambiguo de estos términos, el perdón, la redención, las ganas de libertad personal, el radicalismo religioso, para ello toma como núcleo una familia con indisimulados nombres bíblicos, Adam el padre y los dos hijos, Caleb y Aron, que bien pueden ser Caín y Abel, con ellos se hace una ambigua reflexión sobre que es el bien y que es el mal. El relato tiene su centro en Cal, el rebelde sin causa, a través de su temperamental y neurótico comportamiento se crítica el fanatismo religioso del padre que no intenta comprender que su hijo está falto de cariño paterno, a través de su madre se exalta el individualismo, las ganas de libertad, a través del hermano mayor se crítica el conformismo y la envidia, a través de Abra se alaba el espíritu de comprensión, de entendimiento del tormento, del cariño puro, y con Cal se alaba el inconformismo, la rebeldía, el amor paterno por encima del vacío que le hace el padre.
Es una cinta a la que el tiempo no ha hecho bien alguno, empezando por un desarrollo un tanto confuso, no se saben las motivaciones de cada personaje, cayendo en muchas ocasiones en el tremendismo dramático, ejemplo es la escena en que Cal es echado de la casa de su madre y se agarra angustiosamente a una tubería, se pasan de vueltas, máxime cuando luego vuelve a hablar con ella como si nada. Una de las claves del argumento es el choque entre Caín/Cal y Abel/Aron, pues resulta muy descompensado, apenas tienen ententes, Aron está desdibujado, falto de carácter, muy naif, la madre está infrautilizada, es un elemento desaprovechado que no se sabe realmente como es, se supone que se fue de con Adam por su estricto comportamiento y su salida es un burdel, muy confuso, para colmo desaparece de escena sin saberse que es de ella. Todo da como resultado un proceder de los protagonistas desproporcionado en muchos momentos, pasan de la calma a la locura sin pausa intermedia, son seres ultrasensibles que se sobrepasan en muchas situaciones. Asimismo hay secundarios que se nota habrían dado más de sí y lo dejan en esbozos, como el de Will Hamilton (buen Alber Dekker) el socio de Cal en los frijoles, o Sam (buen Burl Ives) como el Sheriff amigo de Adam, o Gustav (buen Harold Gordon) el alemán atacado por el comienzo de la Gran Guerra, se nota que todos estos personajes tenían más carne la novela aquí son meros trazos.
El ejemplo de esta intensidad radical mencionada es un James Dean hipermegahistriónico, Kazan le da pábulo para que sobreactúe de modo que roza la payasada, en su tiempo impactaría, hoy resulto por momentos grotesco, botón de muestra es cuando el padre rechaza el dinero de Cal, este se pone a lloriquear de modo pueril, la cámara de Elia está enamorado de él pero es un potro desbocado que se gusta demasiado a sí mismo como para dejar de gesticular, poner caritas, mirarse el ombligo. Se desparrama por la pantalla con sus ataques de contoneos corporales desproporcionados sacados de lo peor del Actor´s Studio, un derroche de tics que parecen intentar emular al gran Marlon Brando, y la cagó, de hecho Kazan pensó primero en éste pero por la edad (30 años) desistió, con 24 años Dean convenció al director, pasando a ser un icono para los jóvenes, solo había aparecido en un film sin acreditar, y de icono pasó a mito con su muerte el 30 de septiembre de 1955 en un accidente con su Porsche Spyder, James solo vio estrenado esta cinta de las tres que protagonizó, ‘Rebeldes Sin Causa’ y ‘Gigante’. Cuando Steinbeck conoció a James Dean comentó <Jesucristo, es Cal!>. Pero a mí me es pasado de revoluciones, rozando la caricatura, su melancolía, su angustia, su neurotismo, su rabia, su desorientación de crisis juvenil constante me solivianta, igual en el cine mudo habría quedado bien, aquí su teatralidad sobrepasa con mucho lo aceptable, se dice que improvisó mucho y este pudo ser el problema la falta de dirección de Elia dejándole venirse arriba. Sobre todo esto choca con la mesura y sobriedad de un gran actor como Raymond Massey, su química es penosa, tras las cámaras Raymond detestaba a Dean, pero era un mimado del director, llegando a parecer Dean una mala parodia del grandioso Brando. Julie Harris compone a la dulce Abra, la dota de empatía y ternura, está en medio de los dos hermanos, y poco a poco se siente atraída por el inconformismo de Cal, emite sentimientos limpios y nobles, muy buena su actuación. Jo Van Fleet es otro de los personajes desaprovechados, apenas aparece con el potencial que tiene su rol, lo dejan como un picote mal expuesto. (Continua en spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La puesta en escena es de un exacerbado expresionismo, siendo un protagonista más la opresiva fotografía en Cinemascope de Ted McCord (‘El Tesoro De Sierra Madre’ o ‘Sonrisas Y Lágrimas’), filmado planos oblicuos, punto de vistas desfigurados, primeros abrasivos planos, sabiendo resaltar la belleza de los paisajes rurales californianos, y con un sentido alegórico cuasi-mágico reflejado en la mejor escena del film, cuando Cal tras discutir con su padre en su cumpleaños sale al jardín y se oculta tras un árbol, una especie de sauce llorón, solo se le ven los pies, Abra corre a consolarlo, aparece Aron que de espaldas a cámara arremete contra Cal para que no toque a su novia Abra, ella, se aleja de allí, Aron espeta a cal que es malo por naturaleza, entonces cal sale despacio de entre las ramas del árbol (árbol del bien y de mal, alegoría del manzano del Edén), y con tono cínico propone a Aron que lo acompañe a un lugar, Cal está entre las sombras, mientras Aron está a la luz, símbolo de las personalidades de uno y otro, muy bonita, a esto se suma la espléndida música de Leonard Rosenman (‘Rebelde sin Causa’, ‘La Ley Del hampa’ o ‘Barry Lyndon’), que remarca la profundidad dramática del relato, enfatizando muchos momentos de modo estremecedor.
En su irregularidad hay algunas buenas escenas como la ya comentada del jardín, o su misterioso comienzo con Cal siguiendo a hurtadillas a una mujer con velo, vemos que dos mujeres la miran y murmuran, llega a una casa, mira por la ventana y ve al muchacho debajo de un árbol (empieza el simbolismo religioso del árbol del pecado), sabe que la han seguido, pide a un tipo que hay en la casa que salga a averiguar quién es, el tipo lo acosa y él pide hablar con la mujer, a todo esto una enorme mujer negra sentada en el rellano de una casa se ríe de lo que ve, la perseguida observa entre la cortina la escena, al final Cal le dice al tipo que le diga a la mujer que la odia y se va, se sube a un tren de mercancías en marcha, poderoso arranque que te deja intrigado, o la escena en que Adam como acto de contricción pide a Cal que lea la Biblia y este lo hace pero en señal de rebeldía también lee el número de versículo, enfureciendo al padre, o cuando Cal se tumba para ver de cerca los frijoles crecer, señal del cariño que les tiene, o cuando va a pedirle cal dinero a Kate, y él se da cuenta que su padre no le quiere por qué se parece mucho a su madre en su aspiración de independencia.
Con una ambientación brillante y grandes momentos se alterna con otros muy inflados, pomposos, hiperintensos, con situaciones imprecisas que transmiten vaguedad estructural, a esto se suma un James Dean desatado. Pretende hacernos reflexionar sobre lo ambiguo del Bien y del mal, sobre sus raíces complejas, y de cómo amar a veces es aceptar que no se es como uno querría. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
El guionista se toma licencias sobre el libro, empezando por la tibia descripción que hacen de Kate, se justifica de dejarlo por la cerrazón del padre, persona que ayuda desinteresadamente a su hijo prestándole 5000 $, ni tan siquiera se dice nítidamente que lleva un prostíbulo, pues en la novela se remarca su maldad intrínseca, vendría a ser la Eva que salió del Edén por mala, de hecho en la obra de Steinbeck ella es castigada por sus ‘pecados’ y muere, no ocurre en la película.
En su irregularidad hay algunas buenas escenas como la ya comentada del jardín, o su misterioso comienzo con Cal siguiendo a hurtadillas a una mujer con velo, vemos que dos mujeres la miran y murmuran, llega a una casa, mira por la ventana y ve al muchacho debajo de un árbol (empieza el simbolismo religioso del árbol del pecado), sabe que la han seguido, pide a un tipo que hay en la casa que salga a averiguar quién es, el tipo lo acosa y él pide hablar con la mujer, a todo esto una enorme mujer negra sentada en el rellano de una casa se ríe de lo que ve, la perseguida observa entre la cortina la escena, al final Cal le dice al tipo que le diga a la mujer que la odia y se va, se sube a un tren de mercancías en marcha, poderoso arranque que te deja intrigado, o la escena en que Adam como acto de contricción pide a Cal que lea la Biblia y este lo hace pero en señal de rebeldía también lee el número de versículo, enfureciendo al padre, o cuando Cal se tumba para ver de cerca los frijoles crecer, señal del cariño que les tiene, o cuando va a pedirle cal dinero a Kate, y él se da cuenta que su padre no le quiere por qué se parece mucho a su madre en su aspiración de independencia.
Con una ambientación brillante y grandes momentos se alterna con otros muy inflados, pomposos, hiperintensos, con situaciones imprecisas que transmiten vaguedad estructural, a esto se suma un James Dean desatado. Pretende hacernos reflexionar sobre lo ambiguo del Bien y del mal, sobre sus raíces complejas, y de cómo amar a veces es aceptar que no se es como uno querría. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
El guionista se toma licencias sobre el libro, empezando por la tibia descripción que hacen de Kate, se justifica de dejarlo por la cerrazón del padre, persona que ayuda desinteresadamente a su hijo prestándole 5000 $, ni tan siquiera se dice nítidamente que lleva un prostíbulo, pues en la novela se remarca su maldad intrínseca, vendría a ser la Eva que salió del Edén por mala, de hecho en la obra de Steinbeck ella es castigada por sus ‘pecados’ y muere, no ocurre en la película.