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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Drama Charles Horman (John Shea), un joven e idealista periodista norteamericano, desaparece de su domicilio en Santiago de Chile tras el golpe de Estado del general Augusto Pinochet (11-9-1973). Su mujer (Sissy Spacek) y su padre (Jack Lemmon), que se traslada allí desde los Estados Unidos, intentan averiguar su paradero y vivirán una auténtica odisea recorriendo las instituciones diplomáticas norteamericanas y tropezando con infinitas trabas burocráticas. (FILMAFFINITY) [+]
12 de septiembre de 2022
10 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
299/12(09/09/22) No sé si sobrevalorado o envejecido film, pero visto tras 40 años de su estreno (12/02/1982), me ha sido partidista, sesgando información. Común en el director agit-prop griego Costa-Gavras, combativo realizador de izquierdas, adapta un guión suyo co-escrito junto a Donald E. Stewart, y John Nichols (no fue acreditado), basándose en el libro “The Execution of Charles Horman: An American Sacrifice” (1978) de Thomas Hauser, reflejando la desaparición del periodista estadounidense Charles Horman, a raíz del golpe de Estado chileno de 1973 respaldado por Estados Unidos, y la posterior búsqueda del padre venido de USA junto a su nuera. Ello en el contexto prebélico del derrocamiento del presidente comunista elegido democráticamente Salvador Allende. En lo que es un claro ataque del director contra la connivencia USA con el golpe de estado de Pinochet.

Con la llegada al país andino de Ed (Lemmon) nos embarcamos en una trama cuasi-detectivesca, donde nos iremos cruzando con personajes ambiguos, con mucho que esconder y poca información que dar. Donde se intentará reconstruir los ´últimos días del ‘desaparecido’, mediante testimonios de gente que lo conocía y con al que se cruzó, desde esa Terry Simon (buena Melanie Mayron), amiga del matrimonio Horman que queda varada junto a Charles al vacacionar en Viña del Mar, y allí se cruzan con personal militar estadounidense, Andrew Babcock (Richard Bradford), dándose a entender estos estaban ayudando a preparar el golpe de estado. Tenemos al ladino Ray Tower (Charles Cioffi), capitán de la marina implicado en el alzamiento, caricaturizado como un depredador sexual un tanto *peculiar por el comportamiento de sus ‘presas’. Una visión serpentil de los funcionarios USA, tipos entre viscosos y profesionales de la mentira, paternalistas, aunque la clave para todo esto la da un sentido soliloquio que le sueltan a Ed: "Estamos aquí para defender los intereses norteamericanos. Muchas empresas de nuestro país viven en esta tierra.”. Y acaban por hacer un perverso símil sobre lo que hizo Charles y meterse con la mafia de Nueva York. También los chilenos burócratas son enfocados como villanos entre arrogantes y sádicos; Tenemos el tramo ‘Rashomon’ en que a través de varios testigos vemos como detuvieron a Charles en su vivienda, con cada uno variando la historia y con ello Costa-Gvras jugando con el espectador y su percepción, cuando en realidad las diferencias de las versiones no tienen importancia alguna, es más una nota de humor que algo crucial.

Protagonizada por una sensacional Jack Lemmon como el angustiado padre, y una gran Sissy Spacek como la ajada esposa del desparecido. El guion potencia el enfoque sobre el padre en su asfixiante búsqueda del hijo, el laberinto burocrático en que sumerge de un lado a otro, una odisea pesadillesca que lo llevan de un lado a otro sin respuestas, con esto vemos el arco de desarrollo de Ed (el padre encarnado por Lemmon), su cambio de postura de alguien que se queja de la postura política de su hijo, y luego, conforme conoce la situación va tomando conciencia social, en un claro ejemplo de lo que el director quiere que haga el espectador, lo quiere llevar desde su desconocimiento a sentirse empatizado por este padre.

Pero esto me resulta manipulador, pues nunca nos enfrentamos al contexto político, nunca sabemos por el film que ideas defendían los derrocados, ni cuales los que perpetran el violento golpe de estado. Solo vemos a trazos grueso la brutalidad de los vencedores, el infierno que Costa-Gavras nos escenifica, maravillosamente exhibido este horror cotidiano urbano. Esto es el conflicto, no son las ideas políticas, por lo que el director juega con las cartas marcadas, no confronta estilos de vida, solo quiere empatizarnos con la situación a través de la opresión de los que ganaron la batalla. Nos hablan de que no tiene ‘el desaparecido’ filiación política, pero tiene un poster en su casa del Che, ya marca sus putrefactas ideas sin es admirador de este psicópata homófobo y experto en intromisión en otros países (algo de lo que la película parece se queja que hace USA). También tenemos un video doméstico donde el ‘desaparecido’ cuenta a groso modo sus ideales, comentando durante una hedonista barbacoa que si alguien tiene dos coches y otro ninguno lo ‘lógico’ es que le den al que no tiene uno, y que, si alguien tiene dos casas, lo ‘normal’ es que le de una al que no tiene, menuda bazofia e inmundicia comunista, un ataque a la propiedad privada, principio básico de toda sociedad libre. Y sobre todo viniendo de él, que tiene muchos ideales dignos, pero a la hora de la verdad vive de lo que el millonario padre le va pasando mensualmente, será hipócrita y demagogo!

Como bien comenta el padre es fácil tener grandes ideas rebeldes cuando te apoya el dinero de papaíto por detrás. Para que nos caiga bien nos hablan de un Charles (el desaparecido) que gusta de leer ‘El Principito’ y que quiere escribir historia para niños, pero nos enteramos este ‘lumbreras’ es un escritor que no ha escrito una novela y que trabaja para un periódico de izquierdas del que no cobra, o sea, vive como un parásito de su padre, y encima va a dar lecciones de cómo vivir a otro país, menuda escoria, siento cero simpatías por este tipejo. Se nos quiere hacer ver que era neutral Charles y a la vez que era comunista, estar a las sopas y a las tajas.

Aunque no se diga en la película, eso sería ser objetivo (Costa-Gavras no lo intenta), el régimen que cayó eran comunistas comandados por el aspirante a tirano castrista Allende, comenzó a privatizar empresas, se atacó a la Iglesia Católica, no hizo caso a la Corte Suprema que denunció a Allende por sus violaciones de garantías constitucionales en mayo y la Asamblea haciendo lo mismo en agosto, esto como caldo de cultivo que explotó con el general Pinochet al frente, con lo que pasamos Guatemala a Guatepeor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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