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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
7
Western Oklahoma, 1906. Henry, un granjero viudo padre de un hijo, acoge a un hombre herido de bala que ha aparecido junto a una bolsa con dinero. Cuando unos pistoleros llegan a la granja buscando al hombre, Henry deberá decidir en quién confiar. (FILMAFFINITY)
16 de marzo de 2022
14 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
85/18(15/03/22) Buen western escrito y dirigido por Potsy Ponciroli, no reinventa nada, utiliza muchos elementos ya vistos, recordando en su argumento a “Sin perdón” de Eastwood, a la cinta de Cronenberg “Una historia de violencia”, a la hawksiana “Rio Bravo” por lo del intento de invasión de unos malos, e incluso hay un homenaje al clásico plano desde dentro de una casa con la puerta abierta haciendo de marco, claramente tomada de “The Searchers”. Pero dejando un grato sabor de cinéfilo en lo bien que aprovecha sus parcos recursos. Todo transcurre alrededor de una humilde granja en medio de la nada de un prado de Oklahoma en 1906 (en realidad es Tennessee), con una historia muy simple, sobre unos apacibles granjeros de principios de SXX que por azar se ven involucrados en la violencia, un padre e hijo granjeros que recogen a un herido y por este son asediados por un grupo de villanos violentos. A partir de aquí se teje un film que trata temas tangenciales a parte del sempiterno de Bien vs Mal, como son las complicadas relaciones padre-hijo (sobre todo si este está en la edad adolescente), como es el peso del pasado, como las ansias de redención, o como el sacrificio por un buen mayor.

Teniendo entre sus aciertos a su excelente protagonista Tim Blake Nelson (también productor ejecutivo del film), cuyo último gran papel fue precisamente encarnado a un pistolero del oeste como Buster Scruggs, rol que dio título al film de los Coen, pero aquí dando vida a un tipo totalmente diferente, introvertido, lacónico, mugriento, encovado, desaliñado, cansado y a la vez transmitiendo todo un mundo interior latente, con esa mirada gélida y seca, con enorme expresividad en su lenguaje corporal que termina aflorando en el rush final, fruto también de un giro sorpresa que atomiza las sensaciones de épica del film. Manteniendo una relación con su hijo que es todo menos maniquea, cargada de tensión, de dureza, y con ello sabemos que en realidad lo quiere proteger de sus propios errores, así como tremendamente realista en los tiroteos, gran actuación; Para todo buen western se requiere un antagonista que de lustre al enfrentamiento clásico, y aquí Stephen Dorff sabe dotar de sutilidad a su personaje, sin caer en la caricatura plana, tiene carácter dentro de su perfidia mostrada al inicio (como patea la herida de un tío tirado en el suelo), mantiene duelos dialécticos estupendos con Nelson, notable.

Comienza con un pistolero (Kent Shelton) perseguido por un trío de aparentes ayudantes del sheriff, el cabecilla Ketchum (Stephen Dorff) y sus secuaces Stilwell (Max Arciniega), mexicano que hace de rastreador, y Dugan (Richard Speight Jr.), matón de pocas pulgas. Ketchum tortura a la presa herida para le diga lo que quiere oír antes de ahorcarlo, así se entera que otro pistolero, un tal Curry (correcto Scott Haze), se llevó el botín de un asalto a un banco y se dirige hacia territorios indígenas. Es Henry (Tim Blake Nelson), granjero viudo desde hace una década que vive junto a su hijo adolescente, Wyatt (buen Gavin Lewis), quien se tropieza con el baleado Curry luego de hallar su caballo ensangrentado, por ello lleva al hombre, su revólver y el bolso con los billetes a su humilde rancho en una jugada que le ganará el interés insistente de Ketchum y el resto, quienes sospechan que tiene al fugitivo y eventualmente toman de rehén al cuñado de Henry, Al (el cantante country Trace Adkins).

La narración resulta serena pero sin pausa, dando tiempo a aposentarte en las situaciones, valga de prueba cuando Old Henry sale en busca del dueño del caballo, como la cámara es detallista en cada movimiento del protagonista, como lo seguimos como a un detective tras las pruebas que le van llevando de un lado a otro, y cuando encuentra el objetivo (Scott Haze) y algo más, duda si dejarlo todo y no meterse en problemas y al final se lo repiensa, muy buen modo de mostrar sin palabras parte de la personalidad de Old Henry. Con lo que sabemos que los villanos del principio aparecerán en la puetra de Old Henry. Para luego sumirnos en una tensión constante sin saber bien quien dice la verdad y quién miente, donde la trama escaparate del asedio de los malos se une a la del padre intentando hacer que su hijo se aleje de la violencia, esto n o lo entiende su rebelde Wyatt. Ello mientras intuimos que este granjero Old Henry esconde fantasmas en el armario, que sabemos tarde o temprano explotaran (tipo expeditivo y sin contemplaciones que hecha el cuerpo de un muerto a los cerdos para se lo coman) en un duelo final. Un relato lineal, diáfano, con buenos momentos de acción, con tensión dramática bien trabajada, una historia de supervivencia entre carroñeros. Para llegar a un clímax satisfactorio, sin artificios, una balacera que rezuma veracidad, y con un estimable epílogo.

Destacable es en la puesta en escena la cinematografía de John Matysiakva, filmando en colores apagados grisáceos las praderas de Watertown (Tennessee), con bellos planos generales con cielos nublados, otorgando carácter pictórico a muchas tomas, así como parece haber rodado con luz natural los semioscuros interiores, con suaves movimientos de cámara, dejando que la historia fluya con naturalidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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