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Voto de TOM REGAN:
9
7,2
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Musical. Drama
Inglaterra, siglo XIX. Oliver Twist (Mark Lester) es un pobre niño que escapa de un orfanato y llega a Londres en busca de fortuna. Allí tiene la mala suerte de ser reclutado por un granuja llamado Fagin (Ron Moody), jefe de una banda de jóvenes ladronzuelos que roban a los transeúntes. Adaptación en formato musical de la famosa obra de Dickens. (FILMAFFINITY)
8 de mayo de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
95/17(26/04/18) Maravilloso clásico, un exuberante drama musical dirigido por Carol Reed, basado en el la obra teatral-musical homónima estrenada en 1960, con música y letras escritas por Lionel Bart, guión escrito por Vernon Harris (“La espía que me amó”), adaptando la novela de Charles Dickens, “Oliver Twist”. Film glorioso que aúna con equilibrio fascinante drama, crítica social, humor, aventura, y sobre todo un musical legendario, con canciones y coreografías memorables, dirigida con un ritmo vibrante, con un enorme vitalismo, con una construcción de personajes brillante, y con un elenco actoral cumbre. Un retrato feroz de un tiempo con una grieta de desigualdades sangrante entre la sociedad alta la clase privilegiada nadando en la grosera opulencia, visto a través de su hogares lujosos, sus vestimentas pomposas, o sus calles limpias, y su patio trasero donde se hacinaban las clases bajas, con sus mugrientos ambientes, sus viviendas ruinosas, sus mercados, sus decrépitas tabernas, sus ropas raídas, los “desechos humanos”, material El elenco actoral está sensacional, sabiendo todos aunar dotes emocionales, con canto y baile, y ello en una miscelánea arrolladora: empezando por un Mark Lester encarnando al protagonista Oliver, un querubín adorable, rubio y de ojos azules, emitiendo vulnerabilidad, dulzura, la voz para las canciones es doblada por la cantante californiana Kathe Jennifer Green; Pero la estrella es un Ron Moody colosal, extraordinario en su ambiguo Fagin, no caer en la caricatura de un villano caricaturesco, le infunde carisma, simpatía, dramatismo, le impregna sentimientos, hondura moral, matices, creando un icono, manteniendo una creíble relación paterno-filial con los chicos que tiene bajo su protección además sabe cantar con emoción y frescura (“You've Got to Pick a Pocket or Two” y “Reviewing the Situation”). El actor retomó el papel desarrolló en la producción teatral original de Londres. Peter Sellers, Dick Van Dyke y Peter O'Toole supuestamente rechazaran el papel. Como curiosidad decir que Doickens lo retrató de modo racista como un judío avariento y pérfido, lo que se dice un cliché vomitivo, eso sí, el guión suaviza bastante las aristas xenófobas del libro, para bien; Oliver Reed está racial y verosímil como el villano Bill Sikes, presencia física amenazadora, temible, rudo, machista, brutal encarnación. El productor John Woolf sugirió a Oliver Reed para el papel al director Reed, sin saber que los dos estaban relacionados, Carol es tío de Oliver; Shani Wallis como la tierna y manipulable Nancy, realiza una actuación estupenda, desprende bondad y encanto natural, pero dejando entrever una amor tóxico por Sikes, la a actriz además canta y baila de modo formidable (“It's a Fine Life”, “I'd Do Anything”, el estremecedor “As Long as He Needs Me”, o el ágil “Oom-Pah Pah”, saltando y bailando por entre mesas y sillas). Como elemento turbador queda su envenenado amor por el violento Sikes, un amor sumiso cuasi-masoquista (expresado en el mencionado “Siempre que me necesite”), un amor abusivo, de sometimiento absoluta, que deja patente una baja autoestima. Elizabeth Taylor rechazó el papel de Nancy, Julie Andrews fue considerada, el director tenía a Shirley Bassey en mente, pero su elección fue rechazada por los jefes de estudio de Hollywood consideraban el público no estaba preparado para una Nancy negra; Jack Wild como The Artful Dodger (Escurridizo) resulta extraordinario, con un carisma y energía radiantes, un fenomenal roba-escenas, mano derecha de Fagin con el que mantiene una química chispeante; Harry Secombe como el vil jefe del orfanato, Mr. Bumble, da vigor y temple maligno a su rol.
prescindible (los niños abandonados), donde la miseria campaba a sus anchas, donde el machismo imperaba, sacando lo peor de la Condición Humana, estos contrastes atomizados por la espléndida puesta en escena,
41° Premios de la Academia para “Oliver!”: Mejor Película para John Woolf (ganó); Mejor director Carol Reed (ganó); Mejor actor principal Ron Moody (Nominado); Mejor actor secundario Jack Wild (Nominado); Mejor guión adaptado, Vernon Harris (Nominado); Mejor fotografía Oswald Morris (Nominado); Mejor puntaje de adaptación musical John Green (ganó); Mejor dirección de arte John Box ; Set Decoración: Terence Marsh (Ganó); Mejor sonido BusterAmbler, John Cox , Jim Groom, Bob Jones y Tony Dawe (Ganó); Mejor diseño de vestuario Phyllis Dalton (Nominado); Mejor montaje de película Ralph Kemplen (Nominado); Premio Honorario de la Academia Onna White. “Oliver!” única película clasificada como G (desde el desarrollo del sistema de clasificación MPAA en 1968) para recibir un Oscar a Mejor Película (aunque algunos ganadores de la Mejor Película anterior a 1968 fueron calificados G cuando fueron relanzados en cines después de 1968), como además de ser la última película musical en ganar el Oscar a la Mejor Película del Año hasta Chicago treinta y cuatro años después, aunque otros han sido nominados: Hola, Dolly! , Fiddler on the Roof , Cabaret , All That Jazz , Beauty and the Beast, y Moulin Rouge. Oliver! También tuvo la distinción de ser la última película británica en ganar la Mejor Película hasta Carros de Fuego trece años más tarde.
Entre febrero de 1837 y abril de 1839 que, el escritor Charles Dickens (1812-1870), publicó por entregas su novela “Oliver Twist” en la revista mensual Bentley’s Miscellany, y el éxito fue tal que no tardarían en aparecer sus ediciones en libro y su traducción a decenas de idiomas. Oliver fue el primer niño protagonista en una historia que refleja sin reserva alguna los graves problemas de la sociedad (en este caso inglesa), donde su altiva bandera lucía raída por las infamias que se cometían a diario entre (y contra) las clases populares.
prescindible (los niños abandonados), donde la miseria campaba a sus anchas, donde el machismo imperaba, sacando lo peor de la Condición Humana, estos contrastes atomizados por la espléndida puesta en escena,
41° Premios de la Academia para “Oliver!”: Mejor Película para John Woolf (ganó); Mejor director Carol Reed (ganó); Mejor actor principal Ron Moody (Nominado); Mejor actor secundario Jack Wild (Nominado); Mejor guión adaptado, Vernon Harris (Nominado); Mejor fotografía Oswald Morris (Nominado); Mejor puntaje de adaptación musical John Green (ganó); Mejor dirección de arte John Box ; Set Decoración: Terence Marsh (Ganó); Mejor sonido BusterAmbler, John Cox , Jim Groom, Bob Jones y Tony Dawe (Ganó); Mejor diseño de vestuario Phyllis Dalton (Nominado); Mejor montaje de película Ralph Kemplen (Nominado); Premio Honorario de la Academia Onna White. “Oliver!” única película clasificada como G (desde el desarrollo del sistema de clasificación MPAA en 1968) para recibir un Oscar a Mejor Película (aunque algunos ganadores de la Mejor Película anterior a 1968 fueron calificados G cuando fueron relanzados en cines después de 1968), como además de ser la última película musical en ganar el Oscar a la Mejor Película del Año hasta Chicago treinta y cuatro años después, aunque otros han sido nominados: Hola, Dolly! , Fiddler on the Roof , Cabaret , All That Jazz , Beauty and the Beast, y Moulin Rouge. Oliver! También tuvo la distinción de ser la última película británica en ganar la Mejor Película hasta Carros de Fuego trece años más tarde.
Entre febrero de 1837 y abril de 1839 que, el escritor Charles Dickens (1812-1870), publicó por entregas su novela “Oliver Twist” en la revista mensual Bentley’s Miscellany, y el éxito fue tal que no tardarían en aparecer sus ediciones en libro y su traducción a decenas de idiomas. Oliver fue el primer niño protagonista en una historia que refleja sin reserva alguna los graves problemas de la sociedad (en este caso inglesa), donde su altiva bandera lucía raída por las infamias que se cometían a diario entre (y contra) las clases populares.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Puesta en escena antológica, un deshecho de imaginación victoriana puesta al servicio del mítico relato dickensiano, empezando por un impresionante diseño de producción de John Box (“Lawrence de Arabia”) filmando en los Sheperton Studios (U.K.), empezando por ese orfanato que parece una prisión tétrica, como ese Londres del SXIX, un alarde de músculo anímico, con sus comercios, calles, tabernas, barrios de lujo, barrios lúgubres, esas ciénaga putrefactas, o la exquisita plaza donde vive Mr. Brownlow, todo cuidado con mimo por el detalle, en una inmersión reforzada por el fenomenal vestuario creado por Phyllis Dalton (“Doctor Zhivago”); Todo esto atomizado por la excelsa fotografía de Oswald Morris (“Lolita”), sabiendo enfrentar los dos mundos que sobreviven en Londres, la miseria y la riqueza, con expresionismo gótico en el caso de lo primero, con luz tenue, semioscuridad, suciedad, sombras que anticipan peligros, contrapicados, sombría, contra la luminosidad solar de la clase alta, con una labor superlativa en las secuencias de coreografías, en una labor muy loable, con sutiles travellings, grúas, panorámicas que captan toda la grandeza de las sinergias de los extras, sublime trabajo; Como realzable es la edición de Ralph Kemplen (“La Reina de África””), modulando los tiempos de forma magistral, sabiendo serenarse; Pero si un musical debe ser grande es por sus números musicales, y aquí esto se consigue con matrícula de honor. La escasa música extradiegética es obra del no acreditado John Green (“West Side Story”), aunque lo que eleva al Olimpo del Séptimo Arte la cinta son los temas de Lionel Bart toda una galería de momentos fluidamente cantados, con letras inteligentes y chispeantes, descriptivas de los personajes como sirven para hacer avanzar la trama, y esto adornado por unas coreografías creadas por Oona White (“Vivir de ilusión”) espectaculares, toda una lección de cómo manejar a decenas y decenas de figurantes bailarines componiendo secuencias de una beldad sibarita, con secuencias seductoras, cautivadoras, magnéticas, tan hermosas como el mítico "Food Glorious Food", con su pegadiza melodía fluida, o el vitalista "Consider Yourself", interpretadas ambas por los coristas del Temple Choir en Londres, dirigidos por Sir George Thalben-Ball , o el alegre "You've Got To Pick A Pocket Or Two" interpretada por un radiante Ron Moody mientras entrena a su chicos como ganarse la vida, o la emocionante "Who Will Buy?", este toda una explosión de felicidad, un delirio de danzas sincronizadas por un deslumbrante plaza londinenses, con floristas, lecheros, guardia real, afiladores, todo un chute de entusiasmo, interpretado por Kathe Green (doblando a Oliver que está observando desde el balcón) y un coro, o el saleroso “Oom-Pah Pah” cantado por Shani Wallis, ello en un conjunto Homérico de momentos epidérmicos que se te meten la piel por su fuerza dramática.
Dos momentos recordables (aparte de los ya mencionados): El inicio en el orfanato, una cuasi-prisión donde los niños son tratados como criminales, en medio de una comida a Oliver se le ocurre la “osadía” de pedir repetir plato, esto provoca un terremoto; El epílogo me resulta muy bonito, alejado de azúcar, dedicándole el director la conclusión no a Oliver, si no a Fagin y su fiel “Escurridizo” donde los dos se marchan juntos hacia un nuevo horizonte.
En conjunto me queda un film imperecedero del género musical, obra que se mantiene fresca y radiante con el paso de las décadas. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2018/05/oliver.html
Dos momentos recordables (aparte de los ya mencionados): El inicio en el orfanato, una cuasi-prisión donde los niños son tratados como criminales, en medio de una comida a Oliver se le ocurre la “osadía” de pedir repetir plato, esto provoca un terremoto; El epílogo me resulta muy bonito, alejado de azúcar, dedicándole el director la conclusión no a Oliver, si no a Fagin y su fiel “Escurridizo” donde los dos se marchan juntos hacia un nuevo horizonte.
En conjunto me queda un film imperecedero del género musical, obra que se mantiene fresca y radiante con el paso de las décadas. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2018/05/oliver.html