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Voto de TOM REGAN:
6
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Aventuras. Drama
El héroe griego Darío (Rory Calhoun), que se encuentra en Rodas disfrutando de unos días de descanso, verá perturbado su sosiego debido a una revuelta de esclavos que luchan contra la opresión del perverso tirano de la isla, que buscará la alianza de los fenicios para aplastar la rebelión. (FILMAFFINITY)
15 de octubre de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
238/09(11/10/17) Superproducción italiana rodada en exteriores españoles, un interesante péplum que despertó mi interés por ser la primera realización del romano Sergio Leone (el creador del spagueti-western), aunque ya había trabajado en labores de ayudante de dirección en producciones (péplum también) como “Quo Vadis” (1951), “Los últimos días de Pompeya” (1959) o “Ben-Hur” (1959), siendo además su única realización no musicada por su amigo Ennio Morricone. Un (pésimo) guión escrito por Leone junto a seis personas (Luciano Chitarrini, Ennio De Concini, Carlo Gualtieri, Luciano Martino, Ageo Savioli, Cesare Seccia y Duccio Tessari), historia de un héroe militar griego que se convierte en parte de un grupo rebelde de soldados para derrocar a un rey tirano en el año de 280 aC. Un revoltijo de ideas que producen caos y confusión en una trama previsible que sigue al final el típico molde del género que se puso de moda en los 50, con actuaciones nefastas, un desarrollo arrítmico, con un vestuario que haría las delicias del día del orgullo gay, con unas situaciones ultra-forzadas, pero con sus defectos un pasarratos con momentos de buen cine (todo lo referente al Coloso, y el clímax final que no quiero spoilear) que en algún caso auguraban que quizás había un gran director tras la cámara. Relato ficticio de la isla de Rodas durante su período Clásico a finales del siglo III antes de ser controlado por los romanos, utilizando el Coloso de Rodas como telón de fondo. Leone dirigió una que aceptable cinta épica, con una labor desequilibrada, no es todavía dueño del ritmo, y se ciñe mayormente a hacer un producto artificioso. Cuando el director estadounidense reusó dirigirla, el proyecto cayó en manos del nobel en la materia Sergio Leone (a sus 32 años), entonces el problema fue que el destinado a ser el protagonista, John Derek, acusó a Leone de inexperto y por quería echarlo, al final, Leone se quedó, apoyado por la mayoría de los actores en la película, y Derek dimitió, siendo su sustituto Rory Calhoun. Fue una película muy exitosa, dando a Leone la oportunidad de embarcarse en una revolución en un género americano por excelencia, el resto es historia (que selo pregunten a Clint Eastwood).
El coloso de Rodas era una gran estatua del dios griego Helios, realizada por el escultor Cares de Lindos en la isla de Rodas (Grecia) en 292 a. C. y destruida por un terremoto en 226 a. C. Es considerada una de las Siete maravillas del mundo antiguo. Todo lo que se conoce sobre esta estatua se debe a las noticias que dejaron los escritores antiguos Plinio el Viejo, Polibio y Estrabón, y a las crónicas bizantinas de Constantino VII Porfirogéneta, Miguel el Sirio y Filón.La estatua (hecha con placas de bronce sobre un armazón de hierro) representaba al dios griego del sol, Helios. Según Plinio el Viejo, medía unos 32 m: La base, de mármol blanco, medía 40 codos (15 metros).[cita requerida] Habría pesado unas 70 toneladas. Destacable por el periodo que aborda: El tiempo después de la muerte de Alexander el grande (323 AC) pero antes del levantamiento del imperio romano (27 AC), conocido como la era helenística. La mayoría de las epopeyas de espada y sandalia de los años 1950 y 1960 se establecieron en cualquiera de la Grecia clásica o incluso antes (Hércules, Ulises, El gigante de maratón) o la posterior época romana (Ben Hur, El Magnífico Gladiador, Quo Vadis).
Leone deja patente en varios momentos el potencial visual que en años posteriores expandiría por el spagueti-western en Almería, con peleas entre decenas de extras, con las impresionantes secuencias en el Coloso, con las luchas en el exterior sobre los brazos del mencionado Coloso, y con el clímax muy a lo “Los últimos días de Pompeya”, donde una catástrofe natural es metida con calzador como especie de castigo divino. Siendo el hilo conductor el clásico héroe nihilista que se ve envuelto en una revolución y al final debe tomar parte (por los supuestos con los buenos), siendo este nuestros inocentes en el escenario político-social, esto es desarrollado sin demasiado pulso narrativo, muy en sintonía con algo preestablecido, ello en una primera parte de presentación de personajes y situación. En un mejunje de intrigas palaciegas estridente, donde analizarlo seriamente es tarea de premio Nobel, un Tirano (que no se sabe porque es malo-malísimo, simplemente porque lo dicta el guión), que intenta ser derrocado por un grupo de rebeldes que no se sabe cuáles son sus motivaciones de buenos-buenísimos), a su vez el Tirano es víctima de una conspiración para derrocarlo, no se sabe con qué intenciones más allá del “quítate pá ponerme yo”, un mejunje de recursos deux machine triviales. En la segunda parte es donde la acción se desencadena en una escena tras otra, con torturas, batallas, asedios, catástrofes naturales, donde la pantalla ancha es bien aprovechada por el romano.
La puesta en escena resulta buena, rodándose en exteriores al aire libre de España (en el puerto de Laredo-Cantabria, el Golfo de Vizcaya, Manzanares el Real y el paraje natural de Ciudad Encantada en Cuenca) y en los romanos Studios Cinecitta, con diseño de producción de Ramiro Gómez (“Los últimos días de Pompeya” o “Pánico en el Transiberiano”), con ampulosos decorados, cargados de cartón piedra, con templos espectaculares, con plazas exuberantes, y sobre todo con la grandiosa estatua del Coloso de Rodas, esto en conjunción con los efectos especiales creados por Erasmo Bacciucchi y Vittorio Galiano, muy buenos para la época, tanto en la gloriosa figura como en la catástrofe natural (eso sí, con cierta sensación de fingimiento en algún momento que se brilla el catón piedra rebotando cual pelota)… (sigue en spoiler)
El coloso de Rodas era una gran estatua del dios griego Helios, realizada por el escultor Cares de Lindos en la isla de Rodas (Grecia) en 292 a. C. y destruida por un terremoto en 226 a. C. Es considerada una de las Siete maravillas del mundo antiguo. Todo lo que se conoce sobre esta estatua se debe a las noticias que dejaron los escritores antiguos Plinio el Viejo, Polibio y Estrabón, y a las crónicas bizantinas de Constantino VII Porfirogéneta, Miguel el Sirio y Filón.La estatua (hecha con placas de bronce sobre un armazón de hierro) representaba al dios griego del sol, Helios. Según Plinio el Viejo, medía unos 32 m: La base, de mármol blanco, medía 40 codos (15 metros).[cita requerida] Habría pesado unas 70 toneladas. Destacable por el periodo que aborda: El tiempo después de la muerte de Alexander el grande (323 AC) pero antes del levantamiento del imperio romano (27 AC), conocido como la era helenística. La mayoría de las epopeyas de espada y sandalia de los años 1950 y 1960 se establecieron en cualquiera de la Grecia clásica o incluso antes (Hércules, Ulises, El gigante de maratón) o la posterior época romana (Ben Hur, El Magnífico Gladiador, Quo Vadis).
Leone deja patente en varios momentos el potencial visual que en años posteriores expandiría por el spagueti-western en Almería, con peleas entre decenas de extras, con las impresionantes secuencias en el Coloso, con las luchas en el exterior sobre los brazos del mencionado Coloso, y con el clímax muy a lo “Los últimos días de Pompeya”, donde una catástrofe natural es metida con calzador como especie de castigo divino. Siendo el hilo conductor el clásico héroe nihilista que se ve envuelto en una revolución y al final debe tomar parte (por los supuestos con los buenos), siendo este nuestros inocentes en el escenario político-social, esto es desarrollado sin demasiado pulso narrativo, muy en sintonía con algo preestablecido, ello en una primera parte de presentación de personajes y situación. En un mejunje de intrigas palaciegas estridente, donde analizarlo seriamente es tarea de premio Nobel, un Tirano (que no se sabe porque es malo-malísimo, simplemente porque lo dicta el guión), que intenta ser derrocado por un grupo de rebeldes que no se sabe cuáles son sus motivaciones de buenos-buenísimos), a su vez el Tirano es víctima de una conspiración para derrocarlo, no se sabe con qué intenciones más allá del “quítate pá ponerme yo”, un mejunje de recursos deux machine triviales. En la segunda parte es donde la acción se desencadena en una escena tras otra, con torturas, batallas, asedios, catástrofes naturales, donde la pantalla ancha es bien aprovechada por el romano.
La puesta en escena resulta buena, rodándose en exteriores al aire libre de España (en el puerto de Laredo-Cantabria, el Golfo de Vizcaya, Manzanares el Real y el paraje natural de Ciudad Encantada en Cuenca) y en los romanos Studios Cinecitta, con diseño de producción de Ramiro Gómez (“Los últimos días de Pompeya” o “Pánico en el Transiberiano”), con ampulosos decorados, cargados de cartón piedra, con templos espectaculares, con plazas exuberantes, y sobre todo con la grandiosa estatua del Coloso de Rodas, esto en conjunción con los efectos especiales creados por Erasmo Bacciucchi y Vittorio Galiano, muy buenos para la época, tanto en la gloriosa figura como en la catástrofe natural (eso sí, con cierta sensación de fingimiento en algún momento que se brilla el catón piedra rebotando cual pelota)… (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
… El vestuario creado por diseñador vestuario Vittorio Rossi (“Los últimos días de Pompeya”), queda demasiado cromático, propio de una fiesta de disfraces (Queer). La fotografía en pantalla ancha es obra de Antonio L. Ballestros (“Los últimos días de Pompeya” “Historias de la radio”), fulgurante en su colorido, sabiendo moverse en las escenas de acción, exprimiendo con sentido lúdico la fiesta-bacanal. El score es obra de Angelo Francesco Lavagnino (“Todos a casa” o “Campanadas a medianoche”), se amolda de modo correcto a los tonos diferentes de la cinta.
En conjunto queda un producto típico péplum italiano de su tiempo, argumentalmente cojo, pero visualmente agradable, donde la requerida épica queda un tanto manufacturada y sin fuste. Con unos personajes plúmbeos, nulos de fondo, con unas actuaciones sin alma, sin matices, ejemplo máximo es el protagonista Rory Calhoun, galán estadounidense venido a menos, componiendo a un héroe sin carisma, desprovisto de dimensión humana, rol plano, y así el resto del elenco, del que para hacerles un favor mejor no calibrarlos.
Leone se atiene a un molde muy manejado en el péplum italiano: Un protagonista musculoso, guapo, heroico, valiente, noble, normalmente dividido entre dos causas; Una chica hermosa luciendo tipazo y si es posible buen escote con sexy canalillo, que es el interés amoroso del héroe, en este caso son dos, una buena y una femme-fatale; Un villano cruel y sanguinario donde el molde es el nerón de Peter Ustinov en “Quo Vadis” (1951), aquí el malo malísimo también se desdobla en dos, por un lado el tiránico rey (nunca sabremos en que oprime a la población, simplemente hay unos rebeldes porque lo dicta el guión), y otra malísimo que desde dentro intenta derrocar al sátrapa; Suele haber un anciano sabio de buenas intenciones que al final será traicionado; Suele haber una fiesta-bacanal-hedonista, donde no faltaran los bailes exóticos y los juegos con fuegos; Unos decorados grandiosos que cantan cartón-piedra de lejos, en producciones b estos son reciclados de otros cintas que se quedaron en los Cinecittá romanos; Suele haber escenas de batallas entre decenas de personajes; Hay un tramo en que seremos testigos del sadismo cuando los malos torturan a los bueno buenísimos (en este caso con inventos-gadgets divertidísimos, el ácido goteante o lacampana); Suele haber una escena de violencia brutal en un circo romano (en este caso un anacronismo, qué más da que la era del Imperio Romano no haya llegado aún) con leones; Un vestuario que dejaba mucho al air, en este film llama la atención que las piernas y pechos (depilados) que más se ven son de los hombres, con túnicas que parecen salidas de una peli porno-gay; Suele haber una catástrofe (incendio, volcán en erupción, diluvio universal, …) que se mezcla con el clímax final, especie de castigo divino por los pecados del Hombre, en donde el caos se apodera de la población, como bien he leído hay una viga que cae sobre un personaje clave.
Spoiler:
Lo del plan de los rebeldes para entrar en el Coloso supuestamente inexpugnable, sin saberse donde puede estar la puerta de entrada está bien, si no fuera porque luego el héroe entra por donde hay unas escaleras a la vista de todo el mundo, en el tobillo del Coloso hay una puerta a la vista de todo el mundo, sin tener que activar llave alguna, entra y sube hasta el corazón de la gran estatua, ello sin encontrarse a guardián alguno en la supuestamente inexpugnable fortaleza (ridículo).
En conjunto, sumado lo bueno y malo me da un film ameno, con poca perdurabilidad, pero con el aliciente de ser la primera dirección fílmica de Sergio Leone.
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2017/10/el-coloso-de-rodas.html
En conjunto queda un producto típico péplum italiano de su tiempo, argumentalmente cojo, pero visualmente agradable, donde la requerida épica queda un tanto manufacturada y sin fuste. Con unos personajes plúmbeos, nulos de fondo, con unas actuaciones sin alma, sin matices, ejemplo máximo es el protagonista Rory Calhoun, galán estadounidense venido a menos, componiendo a un héroe sin carisma, desprovisto de dimensión humana, rol plano, y así el resto del elenco, del que para hacerles un favor mejor no calibrarlos.
Leone se atiene a un molde muy manejado en el péplum italiano: Un protagonista musculoso, guapo, heroico, valiente, noble, normalmente dividido entre dos causas; Una chica hermosa luciendo tipazo y si es posible buen escote con sexy canalillo, que es el interés amoroso del héroe, en este caso son dos, una buena y una femme-fatale; Un villano cruel y sanguinario donde el molde es el nerón de Peter Ustinov en “Quo Vadis” (1951), aquí el malo malísimo también se desdobla en dos, por un lado el tiránico rey (nunca sabremos en que oprime a la población, simplemente hay unos rebeldes porque lo dicta el guión), y otra malísimo que desde dentro intenta derrocar al sátrapa; Suele haber un anciano sabio de buenas intenciones que al final será traicionado; Suele haber una fiesta-bacanal-hedonista, donde no faltaran los bailes exóticos y los juegos con fuegos; Unos decorados grandiosos que cantan cartón-piedra de lejos, en producciones b estos son reciclados de otros cintas que se quedaron en los Cinecittá romanos; Suele haber escenas de batallas entre decenas de personajes; Hay un tramo en que seremos testigos del sadismo cuando los malos torturan a los bueno buenísimos (en este caso con inventos-gadgets divertidísimos, el ácido goteante o lacampana); Suele haber una escena de violencia brutal en un circo romano (en este caso un anacronismo, qué más da que la era del Imperio Romano no haya llegado aún) con leones; Un vestuario que dejaba mucho al air, en este film llama la atención que las piernas y pechos (depilados) que más se ven son de los hombres, con túnicas que parecen salidas de una peli porno-gay; Suele haber una catástrofe (incendio, volcán en erupción, diluvio universal, …) que se mezcla con el clímax final, especie de castigo divino por los pecados del Hombre, en donde el caos se apodera de la población, como bien he leído hay una viga que cae sobre un personaje clave.
Spoiler:
Lo del plan de los rebeldes para entrar en el Coloso supuestamente inexpugnable, sin saberse donde puede estar la puerta de entrada está bien, si no fuera porque luego el héroe entra por donde hay unas escaleras a la vista de todo el mundo, en el tobillo del Coloso hay una puerta a la vista de todo el mundo, sin tener que activar llave alguna, entra y sube hasta el corazón de la gran estatua, ello sin encontrarse a guardián alguno en la supuestamente inexpugnable fortaleza (ridículo).
En conjunto, sumado lo bueno y malo me da un film ameno, con poca perdurabilidad, pero con el aliciente de ser la primera dirección fílmica de Sergio Leone.
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2017/10/el-coloso-de-rodas.html