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Voto de TOM REGAN:
7
7,0
6.384
Drama. Romance
A sus 43 años, Fúsi es un inadaptado, con sobrepeso, que nunca tuvo novia y cuyo único interés son las batallas de la Segunda Guerra Mundial, que reproduce en miniatura en el apartamento en el que vive con su madre. Un día recibe un cupón para acudir a una escuela de baile, donde conoce a Sjöfn, una mujer solitaria, como él, y con profundas heridas psicológicas. (FILMAFFINITY)
24 de mayo de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
102/16(22/05/17) Conmovedor film islandés dirigido y guionizado por Dagur Kári, un intimista y hondo relato que hace un emotivo retrato de la soledad, de los complejos de Peter Pan y de Edipo, ello siendo el lienzo sobre el que pivota todo un protagonista que despierta en el espectador una ternura y empatía incisivos, teniendo el protagonista un arco de desarrollo mostrado con tremendo cariño y frescura, respirándose autenticidad, cinta que emociona sin ser sensiblera o azucarada. Obra que maneja los contrastes como catarsis: Un grandullón con figura de gran oso que encierra un alma de niño; Un grandullón dócil, impasible, no se altera nunca, pacífico, y que sin embargo es aficionado al conflicto más violento de la humanidad, la Segunda Guerra Mundial; Su hobby es recrear la batalla de la WWII del Alamein que se produjo en el desierto de Egipto, lugar en contraposición con la gélida Islandia; La mujer con la que tiene relación es de gusto musical pasteloso, mientras él es un fan del heavy-metal; El protagonista trabaja en un aeropuerto de operario de equipajes y sin embargo nunca ha pisado un avión. Es un relato filmado con un gran gusto por el detalle, por describir con la cámara (con muchos silencios) los estados de ánimo, para transmitirnos el mundo cerrado y rutinario del protagonista, haciéndonos estar en comunión con sus anhelos y sueños. Todo esto maximizado por la extraordinaria actuación de Gunnar Jonsson, colosal en su rol de bonachón achuchable, un actor de comedia famoso en su helado país.
Fusi (Gunnar Jonsson) es un cuarentón que vive con su madre. Trabaja en el aeropuerto, donde es objeto de las bromas de sus compañeros. Fuera del trabajo, pasa el tiempo jugando con coches teledirigidos o recreando batallas de la Segunda Guerra Mundial con maquetas. Dado que nunca ha salido con ninguna chica, para su cumpleaños su madre (Margret Helga Johannsdottir) le regala un bono para unas clases de baile. Allí conoce a Sjöfn (Ilmur Kristjansdottir), una mujer dinámica, inestable y solitaria como él. Tendrán importancia en la historia personajes como el único amigo de Fusi, Rolf (Arnar Jonsson); El amante de su madre (Sigurjon Kjartansson); o la vecina de Fusi de ocho años (Franziska Una Dagsdóttir).
Kári hace un cuadro costumbrista de una Islandia melancólica, adusta, hosca, surcada por una atmósfera gris, helada como el clima, que se aisla compuesto cual muro entre los interiores y los exteriores, siendo esta la metáfora del protagonista, de cómo su mundo interior es cálido y afable, y el mundo del que le rodea está hecho de malos pensamientos, de prejuicios, de envidias, de degradación moral, de sospechas, es el transparente como los cristales que muchas veces mira, creando un halo alegórico de su limpia alma en contraste con el mundo real de una sociedad egoísta y pusilánime. Ejemplo de cómo el realizador con poética belleza nos expone estos dos universos (el del protagonista que es una isla en sí mismo y el resto), el modo hábil en que se abre la cinta: Vemos a Fusi trabajar en el aeropuerto, maneja un vehículo carga-equipajes, está en el interior ensimismado, ausente de lo que le rodea, acentuado por los cascos que lleva, apenas atisbamos su figura a través de los cristales con vaho, exhibiendo en unas cuantas imágenes mudas el director lo anodino y solitario del protagonista. Tras lo que hay un plano abierto en picado de la pista de aterrizaje vacía, surcada por el vehículo de Fúsi haciéndonos sentir aún más el aislamiento (reitero, cual isla) de nuestro singular héroe.
Film de ritmo sosegado, ello para hacernos sentir lo ordinario y patético ritmo cansino del protagonista, su estado de ánimo anclado en la nada, en una vida vivida por inercia, sin anhelos, ni desilusiones, marcando a fuego el estudio de personalidad que es la cinta, en un crescendo dramático sereno, pero punzante, hasta desembocar en un tramo final nada acomodaticio y valiente (spoiler). Un protagonista, Fusi, de una profunda ingenuidad, sin maldad alguna, noble, generoso, como “un ser humano maravilloso” es definido por Sjöfn, un tipo que cuando se conoce resulta entrañable, y muy querido, sobre todo cuando es atropellado (por sus compañeros de trabajo, por el padre que lo acusa de un escabroso delito, ...), solterón empedernido (virgen) que vive con su madre y el amante de esta, hombre obeso, convirtiéndose esto en una barrera para socializar, sintiéndose marginado, y aceptándolo él su marginación con estoicismo, sufre el complejo de Peter Pan (eterna niñez), sus aficiones primarias van desde jugar con coches teledirigidos, recrear con figuras escenarios de guerra, gusta de cenar (de modo rutinario todos los viernes) en un restaurante tailandés (siempre el mismo plato), y asiduo a llamar a una emisora de radio para le pongan temas heavy-metal, sufriendo en silencio las vejaciones de sus colegas de trabajo, aún así no guarda resquemor a ellos, es un incomprendido marcado por el prejuicio de su apariencia de raro; El deux machine, su catarsis y viaje del despertar se produce al conocer a una mujer que sufre de bipolaridad, tierna chica que consigue despertar en su turbulenta relación al gigantón, le abre un nuevo mundo, no solo en el amor, si no que desee vivir experiencias nuevas, un ser que remueve sus rituales automatismos, le hace desear cosas que antes ni pensaba, la maduración personal que le hace salir de su crisálida.
Fusi (Gunnar Jonsson) es un cuarentón que vive con su madre. Trabaja en el aeropuerto, donde es objeto de las bromas de sus compañeros. Fuera del trabajo, pasa el tiempo jugando con coches teledirigidos o recreando batallas de la Segunda Guerra Mundial con maquetas. Dado que nunca ha salido con ninguna chica, para su cumpleaños su madre (Margret Helga Johannsdottir) le regala un bono para unas clases de baile. Allí conoce a Sjöfn (Ilmur Kristjansdottir), una mujer dinámica, inestable y solitaria como él. Tendrán importancia en la historia personajes como el único amigo de Fusi, Rolf (Arnar Jonsson); El amante de su madre (Sigurjon Kjartansson); o la vecina de Fusi de ocho años (Franziska Una Dagsdóttir).
Kári hace un cuadro costumbrista de una Islandia melancólica, adusta, hosca, surcada por una atmósfera gris, helada como el clima, que se aisla compuesto cual muro entre los interiores y los exteriores, siendo esta la metáfora del protagonista, de cómo su mundo interior es cálido y afable, y el mundo del que le rodea está hecho de malos pensamientos, de prejuicios, de envidias, de degradación moral, de sospechas, es el transparente como los cristales que muchas veces mira, creando un halo alegórico de su limpia alma en contraste con el mundo real de una sociedad egoísta y pusilánime. Ejemplo de cómo el realizador con poética belleza nos expone estos dos universos (el del protagonista que es una isla en sí mismo y el resto), el modo hábil en que se abre la cinta: Vemos a Fusi trabajar en el aeropuerto, maneja un vehículo carga-equipajes, está en el interior ensimismado, ausente de lo que le rodea, acentuado por los cascos que lleva, apenas atisbamos su figura a través de los cristales con vaho, exhibiendo en unas cuantas imágenes mudas el director lo anodino y solitario del protagonista. Tras lo que hay un plano abierto en picado de la pista de aterrizaje vacía, surcada por el vehículo de Fúsi haciéndonos sentir aún más el aislamiento (reitero, cual isla) de nuestro singular héroe.
Film de ritmo sosegado, ello para hacernos sentir lo ordinario y patético ritmo cansino del protagonista, su estado de ánimo anclado en la nada, en una vida vivida por inercia, sin anhelos, ni desilusiones, marcando a fuego el estudio de personalidad que es la cinta, en un crescendo dramático sereno, pero punzante, hasta desembocar en un tramo final nada acomodaticio y valiente (spoiler). Un protagonista, Fusi, de una profunda ingenuidad, sin maldad alguna, noble, generoso, como “un ser humano maravilloso” es definido por Sjöfn, un tipo que cuando se conoce resulta entrañable, y muy querido, sobre todo cuando es atropellado (por sus compañeros de trabajo, por el padre que lo acusa de un escabroso delito, ...), solterón empedernido (virgen) que vive con su madre y el amante de esta, hombre obeso, convirtiéndose esto en una barrera para socializar, sintiéndose marginado, y aceptándolo él su marginación con estoicismo, sufre el complejo de Peter Pan (eterna niñez), sus aficiones primarias van desde jugar con coches teledirigidos, recrear con figuras escenarios de guerra, gusta de cenar (de modo rutinario todos los viernes) en un restaurante tailandés (siempre el mismo plato), y asiduo a llamar a una emisora de radio para le pongan temas heavy-metal, sufriendo en silencio las vejaciones de sus colegas de trabajo, aún así no guarda resquemor a ellos, es un incomprendido marcado por el prejuicio de su apariencia de raro; El deux machine, su catarsis y viaje del despertar se produce al conocer a una mujer que sufre de bipolaridad, tierna chica que consigue despertar en su turbulenta relación al gigantón, le abre un nuevo mundo, no solo en el amor, si no que desee vivir experiencias nuevas, un ser que remueve sus rituales automatismos, le hace desear cosas que antes ni pensaba, la maduración personal que le hace salir de su crisálida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Gunnar Jónsson hace auténtico a su introvertido Fusi, no te crees actúe, su mirada vacía del principio en evolución a la que tiene en el último plano, por el camino una odisea existencial, despertando empatía por su naturalidad, y la emotiva humanidad que desprende, sosteniendo todas las escenas con un poderío y estajonovismo, con mucha sutilidad y matices, desbordando realismo, un tipo afectuoso que nos cala. Ilmur Kristjánsdóttir como Sjöfn realiza una actuación complicada en su dicotomía psicológica, teniendo que mantener el tipo ante la gran interpretación del protagonista, pero lo consigue, teniendo una extraña química con él. El resto de secundarios, y es un defecto, se quedan muy en la superficie, a la madre le falta desarrollo, el amigo de Fusi es una figura muda sin alma, la niña Franziska Una Dagsdóttir estando bien, no pasa de simpática.
Cinta no apta a todos los paladares, pero los que entren ella degustaran una historia pequeñita, pero seductora, emocionante pero sin caer en el almíbar, repleto de sensibilidad (que no sensiblería), sin subrayados, pero con profundidad, sin acudir a la melancolía, pero resultando cálida, pudiendo parecer en su envoltorio una comedia romántica, yo la siento como un fresco humanista de nuestra sociedad que tiende a aislar al diferente, con lo que se ataca estos comportamientos hirientes, y por ende se ensalza la bondad, la inocencia, el altruismo y el amor puro, el que no espera algo a cambio.
Como bien he leído la canción que gusta a Sjöfn pienso no es elegida al azar, el tema de Dolly Parton “Islands in the Stream” (Islas en el Golfo), hablándonos de islas, lugares aislados y alejados del continente (continente metáfora de la sociedad), se puede entender como una alegoría de los que es Fusi, una Isla alejada de los demás, y Sjöfn será su billete para intentar cambiar y avanzar. Asimismo la cinta deja un comentario social (superficial) sobre la arrogancia y egoísmo de la juventud islandesa (los compañeros de trabajo de Fusi en el aeropuerto), en contraposición a los amables colegas de trabajo en el vertedero de basura.
La puesta en escena es fundamental para bañarnos en el estado de ánimo cuasi-lisérgico del protagonista, con un buen diseño de producción de Halfdan Pedersen (“Un buen corazón”), moviéndonos por un Reikyavik siempre de cielos grises, sin llegar a llover, si caso una ventisca, filtrado por la notable fotografía Rasmus Videbæk moviéndose en tomas suaves, con excelentes primeros planos del rostro impasible de Fusi, alejándose en otros momentos cuando este está con Sjöfn, como dejándoles espacio vital, y sentirnos voyeurs, jugando con los simbolismos de los cristales que separan física pero no visualmente, desarrollando parte del relato en silencios que hablan en imágenes, y sobre todo emitiendo gelidez ambiental. La música es obra del grupo de música electrónica “Slowblow”, del que es líder el realizador, con ya cuatro discos en su haber, sabiendo amoldarse en las secuencias sin diálogos (muchas) sirviendo al propósito de rutina, así como probando melodías románticas, deliciosa. Se suma el tema de Dolly Parton "Islands in the stream", con resonancias alegóricas (ya mencionado).
Spoiler:
Me ha gustado el arrojo del realizador y guionista al no acabar su obra con final pasteloso y facilón, y es que todos esperamos que cuando Fusi se sube al avión aparezca Sjöfn, le dé un abrazo y se besen, iniciando así sus idílicas vacaciones en Egipto, pero la vida real no es un cuento de hadas con final feliz; Al final es Fusi solo el que coge el vuelo al país de los faraones, pero su rostro ya no es el mismo del inicio, ahora sus ojos tienen ilusión por un nuevo amanecer.
En conjunto me queda una película que sin ser pretenciosa, si consigue emocionarme con detalles simples y recursos narrativos muy bien manejados, siendo fundamental el protagonista para proporcionarme hora y media de buen regusto. Fuerza y honor!!!
Cinta no apta a todos los paladares, pero los que entren ella degustaran una historia pequeñita, pero seductora, emocionante pero sin caer en el almíbar, repleto de sensibilidad (que no sensiblería), sin subrayados, pero con profundidad, sin acudir a la melancolía, pero resultando cálida, pudiendo parecer en su envoltorio una comedia romántica, yo la siento como un fresco humanista de nuestra sociedad que tiende a aislar al diferente, con lo que se ataca estos comportamientos hirientes, y por ende se ensalza la bondad, la inocencia, el altruismo y el amor puro, el que no espera algo a cambio.
Como bien he leído la canción que gusta a Sjöfn pienso no es elegida al azar, el tema de Dolly Parton “Islands in the Stream” (Islas en el Golfo), hablándonos de islas, lugares aislados y alejados del continente (continente metáfora de la sociedad), se puede entender como una alegoría de los que es Fusi, una Isla alejada de los demás, y Sjöfn será su billete para intentar cambiar y avanzar. Asimismo la cinta deja un comentario social (superficial) sobre la arrogancia y egoísmo de la juventud islandesa (los compañeros de trabajo de Fusi en el aeropuerto), en contraposición a los amables colegas de trabajo en el vertedero de basura.
La puesta en escena es fundamental para bañarnos en el estado de ánimo cuasi-lisérgico del protagonista, con un buen diseño de producción de Halfdan Pedersen (“Un buen corazón”), moviéndonos por un Reikyavik siempre de cielos grises, sin llegar a llover, si caso una ventisca, filtrado por la notable fotografía Rasmus Videbæk moviéndose en tomas suaves, con excelentes primeros planos del rostro impasible de Fusi, alejándose en otros momentos cuando este está con Sjöfn, como dejándoles espacio vital, y sentirnos voyeurs, jugando con los simbolismos de los cristales que separan física pero no visualmente, desarrollando parte del relato en silencios que hablan en imágenes, y sobre todo emitiendo gelidez ambiental. La música es obra del grupo de música electrónica “Slowblow”, del que es líder el realizador, con ya cuatro discos en su haber, sabiendo amoldarse en las secuencias sin diálogos (muchas) sirviendo al propósito de rutina, así como probando melodías románticas, deliciosa. Se suma el tema de Dolly Parton "Islands in the stream", con resonancias alegóricas (ya mencionado).
Spoiler:
Me ha gustado el arrojo del realizador y guionista al no acabar su obra con final pasteloso y facilón, y es que todos esperamos que cuando Fusi se sube al avión aparezca Sjöfn, le dé un abrazo y se besen, iniciando así sus idílicas vacaciones en Egipto, pero la vida real no es un cuento de hadas con final feliz; Al final es Fusi solo el que coge el vuelo al país de los faraones, pero su rostro ya no es el mismo del inicio, ahora sus ojos tienen ilusión por un nuevo amanecer.
En conjunto me queda una película que sin ser pretenciosa, si consigue emocionarme con detalles simples y recursos narrativos muy bien manejados, siendo fundamental el protagonista para proporcionarme hora y media de buen regusto. Fuerza y honor!!!