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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Comedia Adam, un neo Nazi, es enviado en servicio de comunidad a la casa del párroco. Allí, el ministro Ivan da a Adam la tarea de cocinar un pastel de manzana con las manzanas del árbol que crece enfrente de la iglesia. Mientras tanto pájaros, gusanos y rayos atacan a las manzanas. Ivan cree que el demonio los está examinando. Adam cree que es Dios, porque quizá el malvado no existe del todo. (FILMAFFINITY)
1 de abril de 2020
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80/30/31/03/20) Extraña comedia negrísima danesa dirigida y escrita por Anders Thomas Jensen, en lo que es una alegoría bíblica bizarra, con momentos de humor oscuro tenebroso mezclado con violencia atávica, con situaciones malsanas, con personajes todos disfuncionales, ello en una especie de fábula de tintes filosóficos muy de la cuerda escandinava, como ya tiraron los clásicos nórdicos cineastas Dreyer o Bergman de por ejemplo del teólogo danés del SXIX Søren Kierkegaard, abordando la historia como una parábola inspirada notoriamente en Libro de Job del Antiguo Testamento (por si esto no estaba claro, está el running gag de la biblia que cuando cae al suelo se abre por este tramo). Todo enfocado desde un prisma distendido, con excesos para que nos llegue mejor su mensaje de que lo de poner la otra mejilla y aceptar tu mal destino no tiene por qué ser ‘bueno’. Ello con una ambientación muy bonita, empezando por ese Manzano situado junto a la Iglesia cual árbol de la tentación del Edén. La historia se centra en el antagonismo entre un reverendo (Ivan encarnado por un gran Mads Mikkelsen) de los que siempre pone la otra mejilla y frente a él, un neo-nazi ultra-violento (Jensen embestido por un excelente Ulrich Thomsen) que intentará doblegar el ‘buenismo enfermizo’ del predicador. Estableciendo un duelo donde fe se enfrenta al nihilismo, en una batalla de resonancias Bíblicas con epicentro existencial en el Manzano, y donde una tarta de manzana deriva en Demonio o Ángel. Llama la atención que en muchos casos el humor llega de clichés poco edificantes, como un musulmán filo-terrorista, un niño minusválido, una preñada borrachina, o hasta de un cáncer. Todo esto me da un cuento agradable de ver, con buenos picos, con tramos sorprendentes, con conversaciones vigorosas, pero también con valles en sus desproporciones, donde su moraleja queda atrofiada en su ambigüedad, y donde la falta de valentía o ideas hacen que su final resultae acomodaticio y poco atractivo, y con ello cercenando parte de su pretendida hondura emocional.

Adam (Ulrich Thomsen) es un neo nazi que es enviado a una iglesia en una zona rural para cumplir trabajo comunitario, en ella lo recibe el ministro Ivan (Mads Mikkelsen), un hombre pasivo, sacrificado en su trabajo, fiel sirviente de Dios y seguro de su misión de cambiar la vida de las personas.

Contienda entre el Bien y el Mal, dentro de un universo de personajes averiados, donde la filosofía cristiana se mancomuna a la deconstrucción de la compleja psicología humana, donde el co-protagonista Ivan es el epítome de la persona que solo ve el lado positivo de las cosas, incluso tergiversando lo Malo para adaptarlo a una realidad idealizada paralela. Y donde Jensen es el reflejo del pragmatismo más desencantado con el mundo que no puede aguantar tanto azúcar fariseo. En este enfrentamiento podemos como los dos contendientes van evolucionando, en una especie de odisea de redención, donde los gatos, gusanos, retratos de Hitler, una radio de furgoneta en la que siempre suena “How deep is your love” de los Bee Gees (en su letra traducida se oye ‘vivir en un mundo de tontos’) tiene importancia, todo impregnado de un halo simbólico-religioso

Existen varios momentos donde el exceso de violencia es mezclado con una mueca de sonrisa perturbadora, esto en varias ocasiones (palizas, tiroteos a gatos, tiroteos a personas, disparos en cerebros,…), esta brutalidad te hace abrir los ojos de par en par, pero a continuación la película trivializa esto con giros de claro caris fantasioso, siendo esto original.

Mads Mikkelsen encarna a una especie de moderno Quixote de personalidad delirante en su visión utópica de este mundo, donde el actor realiza una gran interpretación cargada de sutileza, serenidad, de ascetismo, con unos oijos que son el espejo de la inocencia pura, manteniendo una sensacional química con Thomsen; Ulrich precisamente borda su rol de bad-ass, de ultra violento, con una expresividad y mirada que deja ver su turbulento interior, con muy creíbles ataques de ira, muy bueno; Acompañan al tándem protagónico en la Iglesia unos seres marginales de la sociedad como Gunnar encarnado por Nicolas Bro, un cleptómano obeso y ocasional violador (una joyita), al que el actor sabe dar alma; Ali Kazim como Khalid es un afgano estereotipo de terrorista sádico aniñado en su comportamiento, el actor en un papel tópico le infunde simpatía; Paprika Steen como Sarah Svendsen, una joven díscola alcohólica, la actriz está algo desdibujada; Y está el pervertido (se ríe de haberse acostado con la mujer de Ivan) Dr. Kolberg, tipo que sabe darle un matiz divertido a cualquier dolencia por grave que sea. Encarnado por Ole Thestrup con una estupenda vis cómica.

La cinematografía de Sebastian Blenkov (“El caso Sloane”) dota de un halo cuasi-onírico a la historia, con un cromatismo fulgente cuando enfoca al Manzano, en contraste con los patinados blancos del resto, con contrapicados inquietantes, con elegantes fuera de plano, con excelentes travellings, con primeros planos muy expresivos; Esto adornado por la bella música de Jeppe Kaas (“Headhunters”), de resonancias mágicas que me recuerdan a Danny Elfman en una película de Tim Burton.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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