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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Comedia. Thriller Comedia negra, ambientada en el siglo XIX, sobre unos profanadores de tumbas que se dedican al lucrativo negocio de proveer de cadáveres una escuela de medicina de Edimburgo. (FILMAFFINITY)
12 de junio de 2014
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
59/11(29/04/14) Tras 12 años sin estrenar un largometraje en cine el director americano John Landis vuelve con esta fallida incursión en el género de la comedia negra a la que se le detenta bastante desequilibrio. Se basa en las desventuras verídicas de un par de asesinos en serie en Edimburgo, dos desgraciados que se aprovechaban de mendigos, ancianos y retrasados para sus “hazañas”, ello en plena primera mitad del SXIX. Está producida por los otrora grandes Ealing Studios impulsora de grandes comedias oscuras como “8 Sentencias De Muerte”, “El Quinteto De La Muerte” u “Oro En Barras”, Landis al parecer aspiraba a reflejar este espíritu en su film pero está lejos de de estas maravillas, quería incluso hacer de sus protagonistas una especie de Laurel y Hardy, errático es lo mejor que se le puede decir.

El escenario es el Edimburgo entre finales de 1827 y finales de 1828, capital mundial de estudios en medicina, arranca con la narración en primera persona del verdugo de la ciudad, Angus (buen Bill Bailey), este relata con humor la rivalidad entre los doctores Robert Knox (buen Tom Wilkinson) y Alexander Monro (buen Tim Curry), como el primero experimenta con los cuerpos de los ahorcados, y el segundo prefiere hacerlo con los vivos, los dos pugnan por un Premio Real que el Rey otorgará a quien haga el mayor avance médico, Monro sabotea los estudios anatómicos de Knox impidiéndole que le lleguen más ejecutados. Saltamos a los protagonistas, William Burke (correcto Simon Pegg) y William Hare (gran Andy Serkis), dos pícaros emigrantes irlandeses que malviven con trapicheos, hasta que descubren un lucrativo negocio en la venta de cadáveres al Dr. Knox, comienzan con muertos naturales, pero su codicia, les hace caer en una espiral de asesinatos, Hare para montar una funeraria con su esposa, Lucky (correcta Jessica Haynes), y Burke por financiar a la mujer de la que se ha enamorado, Helen McDougal de nombre artístico Ginny Hawkins (buena Isla Fisher), en su proyecto de representar “Macbeth” con mujeres.

Los guionistas Piers Ashworth y Nick Moorcroft tardan poco en naufragar, pues la presentación con el verdugo en la plaza rebosante de gente para ver el ahorcamiento y lloviendo resulta muy atractiva y sugerente mensajera de probables buenos momentos, pero en cuanto se comienza a desarrollar el meollo el descalabro es evidente con una clara falta de recursos humorísticos caen por momentos en la zafiedad, en el humor burdo, donde el ingenio brilla por su ausencia, donde el nivel plano es el general, sin sobresaltos, ver a una mujer borracha con su cara sobre un estofado, pinchar a un muerto para comprobar que lo está o asfixiar a una viejecita no es ingenioso, es cuando menos burdo. Las ideas que manan del relato van de lo inane a lo aberrante, la subtrama de la rivalidad Knox-Monro resulta liviana y aporta nada, son escasos los momentos que te sacan de la atonía. Sus anhelos de ser una comedia cínica que explore la hipocresía moral, se queda en aguas de borrajas, por lo superficial que es tratado el tema. Con unos personajes tibiamente delineados con los que no empatizas, te da igual lo que les pase, protagonistas lineales que caen en lo bufonesco, asesinos sin dilemas morales, asesinan como si otro día en la oficina, además de errar exhibiendo a los dos asesinos como figuras cuasi-heroicas, no hay una pizca de complejidad.

Con todo hay algunos elementos destacables por los que si la ves no habrás perdido del todo el tiempo, como su referido inicio, del que brota una brillante puesta en escena, muy por encima de la calidad del producto, con un sobresaliente diseño de producción de Simon Elliott (“La Dama De Hierro” o “La Ladrona De Libros”), con una suntuosa recreación de la época y el lugar, con un muy cuidado vestuario y todo fotografiado con esmero por John Mathieson (“Gladiator”, “Hannibal” o “El Reino De Los Cielos”), sabiendo captar el tono oscuro de la historia. posee unos divertidos guiños a la mafia sobre el eufemismo de <pagar por protección>, o el conclave de gente crucial en la Historia, el inventor Nicéphore Niepce que crearía la fotografía , o la presencia del genio Charles Darwin como ayudante del Dr. Monro, o el estimulante montaje que sirve para paralelizar el Mal con los asesinatos y el Bien con los estudios del cuerpo humano, también es meritorio el uso que se hace de la shakesperiana “Macbeth”, para abordar de forma tangencial lo que les está ocurriendo a los protagonistas, aunque se queda en trivial. Los personajes más divertidos no son los protagonistas, debería ser delito con Simon Pegg y Andy Serkis, es la hilarante actuación de Ronnie Corbett como el jefe de policía, junto a sus dos palurdos ayudantes forman un jocoso grupo. Es destacable la cantidad de personas afamadas en el mundo del cine que aparecen en pantalla con cameos, Christopher Lee, el gurú de la stop-motion Ray Harryhausen (“Furia De Titanes”), el director de thrillers setenteros Michael Winner, o la familia Costa-Gavras en una foto final, además camea Max Landis, hijo del director, que guionizó la apreciable “Chronicle”. A esto se suma un elenco actoral tan impresionante como desaprovechado, Tom Wilkinson, Tim Curry, Hugh Bonnenville, y sus protagónicos, un apocado Simon Pegg y Andy Serkis que apunta alto y le cortan las alas.

Fallida comedia de un director que tampoco es que tenga grandes obras, aparte de dos comedias resultonas, “Desmadre A La Americana” y “Blues Brothers”. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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